Un Gobierno en permanente equilibrismo
Nacido por sorpresa, el Ejecutivo logra salvar sus diferencias internas y la ofensiva de la derecha, a la espera de prolongar su vida si es capaz de aprobar los Presupuestos
El ejercicio de equilibrismo se adivinaba casi temerario: el primer Gobierno de coalici¨®n de la democracia, un maridaje entre tecn¨®cratas ortodoxos y activistas del 15-M forjado a toda prisa, con un precario apoyo parlamentario, al albur de los cambios de humor del independentismo catal¨¢n. Y a¨²n estaba por llegar el m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa. Solo dos meses despu¨¦s del estreno del Ejecutivo, una pandemia devastadora arrojaba al pa¨ªs a la peor crisis desde la Guerra Civil. Un examen frente al que las vicisitudes narradas por Pedro S¨¢nchez en su ...
El ejercicio de equilibrismo se adivinaba casi temerario: el primer Gobierno de coalici¨®n de la democracia, un maridaje entre tecn¨®cratas ortodoxos y activistas del 15-M forjado a toda prisa, con un precario apoyo parlamentario, al albur de los cambios de humor del independentismo catal¨¢n. Y a¨²n estaba por llegar el m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa. Solo dos meses despu¨¦s del estreno del Ejecutivo, una pandemia devastadora arrojaba al pa¨ªs a la peor crisis desde la Guerra Civil. Un examen frente al que las vicisitudes narradas por Pedro S¨¢nchez en su Manual de supervivencia parecen ahora batallitas anecd¨®ticas. Estos han sido los principales hitos desde las elecciones celebradas hace hoy un a?o:
Y de repente, un Gobierno. Entre los comicios de abril y los de noviembre, discurri¨® una interminable partida de ajedrez. S¨¢nchez apostaba a mejorar sus resultados y perdi¨®. Pablo Iglesias admit¨ªa un posible retroceso en las urnas, pero sosten¨ªa que el PSOE seguir¨ªa necesit¨¢ndole para gobernar. Y as¨ª fue. Entre las somnolencias de la ma?ana que sigui¨® a la noche electoral del 10-N, S¨¢nchez ya le estaba llamando para pactar. Otras 24 horas despu¨¦s, se dieron un abrazo y firmaron el acuerdo. Fue tan precipitado que hasta se olvidaron del bol¨ªgrafo para rubricarlo. ¡°Hubo que darles un Bic cutre¡±, recuerda uno de los presentes. El programa tardar¨ªa semanas en cerrarse, hasta las v¨ªsperas de la investidura. El Congreso reeleg¨ªa a S¨¢nchez el 7 de enero, con solo dos votos de diferencia ¡ª167 a 165¡ª y la abstenci¨®n decisiva de ERC y EH Bildu.
La comunista y los empresarios. El Gobierno dio un golpe de efecto a las dos semanas de estrenarse. Los empresarios se avinieron a firmar con el Ejecutivo y los sindicatos un incremento del 5% del salario m¨ªnimo. Fue el comienzo de una improbable amistad entre la patronal y una comunista de carn¨¦, la ministra de Trabajo, Yolanda D¨ªaz, que se ha prolongado despu¨¦s con los ERTE para socorrer a empresas en apuros. No se acabaron ah¨ª las paradojas. Un ministro de la parte socialista, el titular de Inclusi¨®n y Seguridad Social, Jos¨¦ Luis Escriv¨¢, al que en Unidas Podemos desde?aban como ¡°neoliberal¡±, sac¨® adelante una iniciativa largamente reclamada por los de Iglesias, el ingreso m¨ªnimo vital, aprobado en el Congreso sin votos en contra.
El apocalipsis. La OMS pronunci¨® la ominosa palabra a finales de febrero: pandemia. Las im¨¢genes de ciudades desiertas ya no ven¨ªan solo de Oriente, estaban aqu¨ª, a la vuelta de la esquina, en el norte de Italia. Pero en el Gobierno a¨²n no hab¨ªa un criterio com¨²n sobre la naturaleza del peligro. El 8 de marzo, siete ministros se echaron a las calles de Madrid, junto a decenas de miles de personas, para levantar la bandera feminista. Seis d¨ªas despu¨¦s, en La Moncloa ten¨ªa lugar uno de los m¨¢s maratonianos Consejos de Ministros que se recuerdan. Siete horas de debates, en los que afloraron las diferencias entre los socios, aunque con una conclusi¨®n inevitable: Espa?a se encerraba en casa. Hasta el 21 de junio, el pa¨ªs vivi¨® bajo una sensaci¨®n apocal¨ªptica y la expresi¨®n ¡°estado de alarma¡± entr¨® en el lenguaje cotidiano. S¨¢nchez asumi¨® el papel de comandante en jefe, con vibrantes discursos a la naci¨®n de tintes churchillianos. Durante unos d¨ªas, hasta se vivi¨® la ficci¨®n de una tregua pol¨ªtica, disipada r¨¢pidamente. La derecha se lanz¨® en tromba a culpar al Gobierno de imprevisi¨®n e incompetencia, con un eco de cacerolas en la calle.
Un julio euf¨®rico. ¡°Hemos derrotado al virus y controlado la pandemia¡±, proclam¨® S¨¢nchez el 5 de julio. El Gobierno viv¨ªa d¨ªas euf¨®ricos, la curva se hab¨ªa aplanado y en Europa los halcones de la austeridad eran derrotados. El 21 de julio, S¨¢nchez fue recibido en La Moncloa con una gran ovaci¨®n de sus ministros. Se tra¨ªa de Bruselas 140.000 millones para la recuperaci¨®n. El principal sobresalto del verano no fue el virus, sino la salida de Espa?a del rey em¨¦rito, que hizo vivir a la coalici¨®n uno de sus momentos m¨¢s tormentosos, culminado en el Consejo de Ministros del 4 de agosto. All¨ª, Iglesias y sus ministros reprocharon amargamente al jefe del Ejecutivo que hubiese negociado a sus espaldas con la Casa del Rey. S¨¢nchez prometi¨® que no volver¨ªa a suceder, aunque dej¨® claro que para el PSOE la Monarqu¨ªa es parte inseparable del pacto constitucional.
Todo el poder para las autonom¨ªas. El verano fue un espejismo. Con el rebrote del virus en septiembre, el Gobierno se vio inmerso en una refriega con la Comunidad de Madrid, reacia a tomar medidas, y le impuso el estado de alarma. Pero desde junio, el Ejecutivo hab¨ªa dado un giro total. Escaldado por los apuros vividos para lograr apoyo en el Congreso a sus medidas excepcionales, decidi¨® traspasar la papeleta a las comunidades aut¨®nomas. Y as¨ª qued¨® consagrado el 24 de octubre, con el nuevo estado de alarma, vigente hasta el 9 de mayo, que da todo el poder para tomar medidas a los gobiernos regionales.
Adi¨®s a la foto de Col¨®n. Octubre acab¨® con otra relevante novedad: la ruptura definitiva de la foto de Col¨®n, tras el estruendoso portazo de Pablo Casado a la moci¨®n de censura de Vox. El PP recupera perfil propio, aunque a costa de arrostrar los embates desde su derecha. El Gobierno sigue sobre el alambre, pero vivo y con un Presupuesto que esta semana superar¨¢ holgadamente su primer tr¨¢mite en el Congreso. Si logra culminar la jugada, habr¨¢ equilibrista para rato.