Forcejeo entre el BOE y lo simb¨®lico
S¨¢nchez necesita a Iglesias, pero quiere contar con In¨¦s Arrimadas. Las aceptaciones y las renuncias van en todas las direcciones
El recuento de las elecciones de hace un a?o a¨²n no hab¨ªa finalizado pero el candidato socialista, Pedro S¨¢nchez, ya ten¨ªa la decisi¨®n tomada: promover¨ªa un Gobierno de coalici¨®n con Unidas Podemos y Pablo Iglesias ser¨ªa uno de los cuatro vicepresidentes. La repetici¨®n electoral hab¨ªa debilitado a la izquierda, sobre todo a Unidas Podemos, y el PSOE se dejaba tres esca?os por el camino. S¨¢nchez asum¨ªa desdecirse sobre sus muchos temores y resquemores hacia Unidas Podemos y abrazar a Pablo Iglesias. Ninguno de los dos imaginaba que sus planes, juntos y por separado, quedar¨ªan condicionados dram¨¢ticamente por la covid-19. No obstante, el forcejo pol¨ªtico ha estado y est¨¢ presente por las discrepancias sobre el alcance de las medidas sociales, econ¨®micas, y tambi¨¦n las simb¨®licas y su plasmaci¨®n en el BOE. As¨ª ser¨¢ hasta la disoluci¨®n de las Cortes.
Los supuestos planes de Unidas Podemos de ir hacia una rep¨²blica, adoptar medidas de corte estatista y ¡°tomar las instituciones¡±, como denuncia la oposici¨®n, no les son ajenos a la parte socialista del Gobierno y menos a Pedro S¨¢nchez. En fuentes gubernamentales se reconoce que Unidas Podemos ha tratado de sacar cabeza con propuestas llamativas, algunas pactadas con el PSOE para el Gobierno de coalici¨®n y otras sobrevenidas por la pandemia. Pero el PSOE alzar¨¢ un dique, con su fuerza parlamentaria, para que las reformas en Espa?a vayan en la direcci¨®n socialdem¨®crata homologada en la Uni¨®n Europea. Ni un titubeo al respecto, remachan en el PSOE.
El choque con el equipo econ¨®mico socialista, en cambio, es inevitable y personalizado en la vicepresidenta tercera y ministra de Econom¨ªa, Nadia Calvi?o. Sus noes son moneda com¨²n, y con ella est¨¢ la ministra de Hacienda, Mar¨ªa Jes¨²s Montero. La tensi¨®n no ceja con el ministro de Seguridad Social y Migraciones, Jos¨¦ Luis Escriv¨¢, cada vez m¨¢s apreciado por el presidente del Gobierno. Aunque la lealtad y amistad de la ministra de Trabajo, Yolanda D¨ªaz, con Pablo Iglesias es muy s¨®lida tambi¨¦n es cierto el aprecio del equipo socialista, y del propio presidente, hacia ella. Los acuerdos con patronal y sindicatos la convierten en una pieza clave del Gobierno de coalici¨®n, donde cada iniciativa supone la subida al calvario. La pol¨ªtica de la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, est¨¢ en consonancia absoluta con La Moncloa. Los desacuerdos sobre el ingreso m¨ªnimo vital, la regulaci¨®n de los alquileres y la bronca p¨²blica por el atasco en las prestaciones de la Seguridad Social han jalonado las ¨²ltimas semanas con la previsi¨®n de que tampoco ser¨¢ f¨¢cil la tramitaci¨®n de los Presupuestos. Hay ya mucho pactado porque Unidas Podemos consigui¨® que antes de empezar a hablar con otros grupos deb¨ªa haber discusi¨®n y acuerdo entre los dos partidos del Gobierno. Ciudadanos y Podemos empiezan a aceptar que no pueden negarse mutuamente la existencia. S¨¢nchez necesita a Iglesias, pero quiere contar con In¨¦s Arrimadas. Las aceptaciones y las renuncias van en todas las direcciones. No puede evitar Pedro S¨¢nchez que cada vez que se abra una investigaci¨®n por un presunto delito de Juan Carlos I o su entorno familiar, Unidas Podemos refuerce su mensaje contra la Monarqu¨ªa.
Los partidos de la coalici¨®n hacen buen balance de este a?o. Su voluntad es de permanencia hasta el final de la legislatura, aunque tengan que adaptarse a las circunstancias. El PSOE pensaba que las normas fuertes, las pol¨ªticas de Estado, iban a ser todas suyas y las discusiones sobre cuestiones simb¨®licas no pasar¨ªan del debate pol¨ªtico. En buena medida as¨ª es hasta ahora, pero no al cien por cien. Unidas Podemos tambi¨¦n quiere dejar su huella en el BOE y, sobre todo, que se sepa.
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