Ruido de ¡®whatsapps¡¯ en los cuartos de banderas
El objetivo de las cartas de militares retirados es presionar al Rey y su da?o colateral, la imagen de las Fuerzas Armadas
En los ¨²ltimos d¨ªas, una enmienda de Esquerra Republicana a los Presupuestos Generales del Estado (PGE) ha corrido como la p¨®lvora incendiando las redes sociales de los militares. La enmienda a la Secci¨®n 14 (Ministerio de Defensa) propon¨ªa dedicar 34.624 euros a la ¡°exhumaci¨®n de fosas¡±. La justificaci¨®n: ¡°El Ej¨¦rcito espa?ol, responsable en un buena parte de los asesinatos de republicanos que est¨¢n todav¨ªa hoy abandonados en cunetas, debe implicarse en la recuperaci¨®n de estos cuerpos¡±.
La propuesta no prosper¨® y a nadie importa c¨®mo se justifican las miles de enmiendas parciales a los PGE, pero en un ambiente caldeado y con la sensibilidad a flor de piel, muchos militares se sintieron ofendidos y cargaron contra el Gobierno, al que reprocharon no defender al Ej¨¦rcito cuando su socio parlamentario le acusaba de asesino. No fue una indignaci¨®n espont¨¢nea: alguien se preocup¨® de fotocopiar la enmienda de ERC (antes de que se publicara en el bolet¨ªn oficial) y hacerla circular, azuzando los ¨¢nimos.
Las Fuerzas Armadas espa?olas est¨¢n formadas por 120.000 militares, el 12% mujeres, sin contar a reservistas y retirados. En p¨²blico, est¨¢n obligados a guardar una exquisita neutralidad pol¨ªtica: en privado, los hay de todos los colores, aunque mayoritariamente se inclinan por el azul y el verde, como muestran los resultados electorales en los barrios donde predominan las antiguas viviendas militares, hoy en extinci¨®n.
En algunos temas son particularmente sensibles, como el pacto con Bildu o el acercamiento de presos de ETA (86 asesinados por la banda terrorista eran militares y 206 guardias civiles). Tambi¨¦n el cuestionamiento de la Monarqu¨ªa, por parte de los ministros de Unidas Podemos; o la eliminaci¨®n del espa?ol como lengua vehicular en la reforma de la ley educativa, pues la movilidad les obliga a cambiar de autonom¨ªa con hijos en edad escolar.
Su preocupaci¨®n por estos temas es compartida por parte de la sociedad, pero otros les ata?en directamente. La cesi¨®n al Ayuntamiento de San Sebasti¨¢n de los cuarteles de Loyola para conseguir el apoyo del PNV a los PGE cay¨® como una bomba. Hac¨ªa solo dos semanas, el 10 de noviembre, la secretaria de Estado de Defensa, Esperanza Casteleiro, hab¨ªa dicho en el Senado que los cuarteles eran de ¡°vital importancia¡± y que los emplazamientos alternativos no reun¨ªan condiciones adecuadas. Tras conocerse el pacto, Defensa se apresur¨® a aclarar que la permanencia del Ej¨¦rcito en la ciudad era ¡°innegociable¡± y en 48 horas anunci¨® su futura ubicaci¨®n, la antigua h¨ªpica militar, pero el mal estaba hecho.
La pertenencia a la misma promoci¨®n crea lazos indelebles entre los militares. De los a?os compartidos de juventud en las academias de Zaragoza, San Javier o Mar¨ªn nace una relaci¨®n entre la camarader¨ªa y la rivalidad. D¨¦cadas despu¨¦s, se siguen reuniendo en cenas o comidas (incluido el Rey, cuando se trata de la XLIV promoci¨®n de la Academia General Militar) y muchos se mantienen en contacto a trav¨¦s de grupos de WhatsApp. ¡°Si vieras los mensajes de mi promoci¨®n, alucinar¨ªas¡±, confiesa un general en activo, que por supuesto no los muestra.
La filtraci¨®n del chat que compart¨ªa la XIX promoci¨®n de la Academia General del Aire (AGA) ha causado estupor en la opini¨®n p¨²blica, convencida de que los militares se hab¨ªan adentrado hace a?os por la senda de la democracia y la modernizaci¨®n. E indignaci¨®n en muchos compa?eros de armas, que han visto irse por el sumidero el trabajo de muchos a?os para transformar la imagen de un Ej¨¦rcito heredero del bando que gan¨® la Guerra Civil en otro identificado con la sociedad espa?ola, sin distinguir ideas pol¨ªticas o territorios.
La lectura de los miles de mensajes de la ¡°la XIX del Aire¡± retrata a un club de jubilados cont¨¢ndose batallitas de juventud, trag¨¢ndose los bulos m¨¢s inveros¨ªmiles sobre la covid y vomitando insultos contra el ¡°Gobierno social-comunista¡±, como har¨ªan en torno a una partida de domin¨®. Solo que la cafeter¨ªa del casino militar se ha cambiado por los m¨®viles y la dosis de odio ha aumentado hasta niveles insoportables. Sorprende que no sea un sargento chusquero y cafre, en estado ebrio, sino ex altos mandos quienes escriban que ¡°no queda m¨¢s remedio que fusilar a 26 millones¡± de espa?oles (general Francisco Beca) o ¡°desviar un vuelo caliente [con armamento real] a la sede de esos hijos de puta¡±, por la Asamblea Nacional de Catalu?a (coronel Gonz¨¢lez Espinar).
La polarizaci¨®n pol¨ªtica ha elevado el diapas¨®n de los debates y la irrupci¨®n de un partido como Vox ha normalizado los insultos y las hip¨¦rboles ¨Dcon expresiones como ¡°Gobierno ileg¨ªtimo¡± o ¡°Gobierno criminal¡±¡ª incluso en un foro como el Congreso, donde sus miembros tienen tratamiento de se?or¨ªas. Tanto m¨¢s en la taberna digital que era el chat de militares retirados, cuyos asiduos no ocultaban su simpat¨ªa por Vox: Beca lo calificaba de ¡°¨²nica tabla de salvaci¨®n¡±; y Gonz¨¢lez Espinar propon¨ªa ¡°sumar fuerzas con Abascal¡± si no reaccionaba el PP. ¡°Por supuesto que es nuestra gente¡±, admiti¨® la diputada del partido ultra, Macarena Olona.
El Ministerio de Defensa opt¨® por mirar para otro lado cuando, el 10 de noviembre, 39 mandos de la XIX del Aire escribieron una carta al Rey en la que cargaban contra el Gobierno y le ofrec¨ªan su ¡°m¨¢s sincero apoyo y profunda lealtad¡±. Todos estaban retirados y no se les pod¨ªa aplicar el c¨®digo disciplinario castrense. Hab¨ªa un precedente: en el verano de 2018, cientos de militares rubricaron el manifiesto de desagravio a Franco, apolog¨ªa del dictador y justificaci¨®n del golpe de 1936. Defensa opt¨® entonces por expedientar a los militares en la reserva, pero no a los retirados.
La carta de ¡°la XIX del Aire¡± pas¨® desapercibida y solo se hicieron eco algunos digitales de extrema derecha. Sin embargo, la aparici¨®n de una nueva misiva al Rey, firmada el 25 de noviembre por 73 ex mandos de la XXIII promoci¨®n de la academia de Zaragoza (incluidos un teniente general, dos generales de divisi¨®n y cuatro de brigada) encendi¨® todas las alarmas: ya no se trataba de la ocurrencia de unos jubilados, sino de un movimiento concertado para presionar al Rey, arrog¨¢ndose la representaci¨®n del Ej¨¦rcito, aunque las misivas solo las rubricaban la mitad de las respectivas promociones.
Los promotores de la iniciativa intentaron repetir la operaci¨®n en la Armada, sin lograr apoyos suficientes en ninguna promoci¨®n de la Academia Naval. En un cambio de estrategia, elaboraron una ¡°declaraci¨®n¡± (no una carta al Rey) abierta a todos los retirados. Tuvieron un ¨¦xito modesto: de los casi 20.000 militares en esta situaci¨®n que tienen las Fuerzas Armadas, solo 271 aceptaron inicialmente firmar.
El manifiesto, publicado este s¨¢bado, acusa al Gobierno de poner ¡°en grave riesgo la unidad de Espa?a y el orden constitucional¡±, que asegura defender. La paradoja es que su principal impulsor es el general de divisi¨®n retirado Juan Chicharro, presidente de la Fundaci¨®n Francisco Franco, dedicada a ensalzar la figura del dictador y amenazada de ilegalizaci¨®n por la futura Ley de Memoria Democr¨¢tica. Lo suscriben dos tenientes generales (Jos¨¦ P¨¦rez Alam¨¢n y Jos¨¦ Antonio Jim¨¦nez), un almirante (Jos¨¦ Mar¨ªa Trevi?o), nueve generales de divisi¨®n, dos contralmirantes, dos generales auditores y 18 de brigada; entre otros oficiales jubilados.
La ministra de Defensa, Margarita Robles, aprovech¨® el martes su intervenci¨®n en el debate de Presupuestos para, desde la tribuna del Congreso, sede de la soberan¨ªa popular, acusar a los firmantes de las cartas de intentar ¡°implicar al jefe del Estado¡±, vulnerando la neutralidad de las Fuerzas Armadas. Se trataba de intentar cortar en seco una cadena de cartas al Rey con remitente castrense.
El esc¨¢ndalo generado por la filtraci¨®n del chat llev¨® a la ministra a elevar el tono y acusar a los implicados de ¡°cobard¨ªa¡±, de actuar ¡°embozados y amparados¡± por una condici¨®n de militar que ya no tienen, mientras el jefe de la c¨²pula militar, general del Aire Miguel ?ngel Villaroya, difund¨ªa un ins¨®lito comunicado para dejar claro que los abajo firmantes no representan a las Fuerzas Armadas. Defensa opt¨® por denunciar el caso a la Fiscal¨ªa, alegando que pueden haber cometido un delito de ¡°usurpaci¨®n de funciones¡± por poner junto a su antiguo empleo militar la letra R, que significa ¡°en la reserva¡±; en vez de la palabra retirado. No parece que la denuncia tenga mucho recorrido, seg¨²n fuentes jur¨ªdicas.
M¨¢s f¨¢cil habr¨ªa sido echarlos de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, a la que muchos firmantes pertenecen, que exige a sus miembros una ¡°conducta intachable¡±. Pero esta expulsi¨®n con deshonor no es ya viable porque, en agosto pasado, Defensa modific¨® el reglamento de la orden y a?adi¨® que solo se puede echar a un militar retirado si hay condena firme.
Defensa, que ha hecho catas para saber lo que piensan los militares ¨Dal estilo de los ¡°estados de opini¨®n¡± que se elevaban desde la unidades durante la Transici¨®n¨D, asegura que no hay riesgo de contagio al personal en activo; a pesar de que, debido a la endogamia del Ej¨¦rcito, algunos son hijos, sobrinos o nietos de quienes mandan cartas a La Zarzuela. M¨¢s all¨¢ de lo que piensen en su fuero interno, prima la disciplina. Nadie, aventuran quienes mejor conocen la instituci¨®n, se va a jugar la carrera sacando los pies del tiesto salvo, en todo caso, alguno ya en tiempo de descuento que busque su minuto de gloria.
Eso no significa que las cartas no sean preocupantes. M¨¢s all¨¢ de empa?ar la imagen de las Fuerzas Armada, a quien m¨¢s perjudican, aunque muchos firmantes no sean conscientes, es al Rey. Tras la iniciativa subyace una doctrina antidemocr¨¢tica hace tiempo superada: la autonom¨ªa militar. Seg¨²n esta, los ej¨¦rcitos dependen directamente del Monarca, como mando supremo, y no del Gobierno.
En las misivas, los firmantes no piden nada a Felipe VI. Solo le expresan su ¡°apoyo y lealtad¡±. ?Para qu¨¦? Para que se enfrente al Gobierno. En un art¨ªculo publicado el pasado d¨ªa 9 en El Faro de Ceuta, el excapit¨¢n Jos¨¦ Manuel Ad¨¢n, redactor de la carta que los 39 del Aire mandaron al Rey, pasa de la adhesi¨®n a la exigencia: emplaza al Jefe del Estado a no firmar un eventual indulto a los presos del proc¨¦s. Si le hiciera caso, Felipe VI se saldr¨ªa del marco constitucional. Si no lo hiciera, ¡°perder¨ªa toda credibilidad¡±, seg¨²n Ad¨¢n, al menos entre el sector al que este grupo de exmilitares pretende representar. Esa es la trampa.
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