Milans del Bosch: ¡°Armada me dijo: ¡®No puedo parar a Tejero. Esto se hace¡±
EL PA?S reconstruye la preparaci¨®n y ejecuci¨®n del golpe con los documentos e interrogatorios del sumario del 23-F
Casi 13.000 folios tratan de explicar las 18 horas en las que Espa?a contuvo la respiraci¨®n esperando a un supuesto elefante blanco. Las p¨¢ginas del sumario de la causa abierta por el Consejo Supremo de Justicia Militar tras el intento de golpe de Estado de 1981, al que ha tenido acceso EL PA?S, permiten o¨ªr a los protagonistas desde dentro del hemiciclo y reconstruir el 23-F desde las reuniones preparatorias. ¡°El general Armada me dijo que no ten¨ªa que haber derramamiento de sangre bajo ning¨²n concepto. Que una vez que entr¨¢ramos, el grito deb¨ªa ser ¡®?Viva el Rey! ?Viva Espa?a!¡¯ y que en todo momento deb¨ªa hacer saber a los diputados que est¨¢bamos a las ¨®rdenes del Rey¡±, declar¨® el teniente coronel Antonio Tejero en los primeros interrogatorios. ¡°?bamos a estar solos durante dos horas. Entonces llegar¨ªa la autoridad militar competente¡±, a?ade en su declaraci¨®n. Pero el golpe blando se torci¨® y se alarg¨®. La instrucci¨®n judicial revela por qu¨¦.
Los antecedentes
El 25 de febrero de 1981, en Alcal¨¢ de Henares, el teniente coronel Antonio Tejero, de 48 a?os, responde a las preguntas de la justicia militar. No es la primera vez. Ya ha sido condenado a siete meses de prisi¨®n por conspiraci¨®n para la rebeli¨®n (por su participaci¨®n en otro plan de golpe de Estado en 1978 con la Operaci¨®n Galaxia), y en uno de los interrogatorios por el 23-F explicar¨¢ que desde que abandon¨® la c¨¢rcel, en mayo de 1980, procuraba ¡°mantener contacto con militares con una preocupaci¨®n parecida¡±, como el teniente general Jaime Milans del Bosch. Este mantiene a su vez conversaciones similares con el general Alfonso Armada, ¡°y por ellas¡±, insiste una y otra vez en los interrogatorios, ¡°supon¨ªa que era con conocimiento de su Majestad¡±. Armada llevaba desde 1955 junto a don Juan Carlos, del que hab¨ªa sido preceptor, y culpaba a Adolfo Su¨¢rez de su relevo como secretario del Monarca.
¡°El Rey est¨¢ harto de Su¨¢rez¡±
El 10 de enero de 1981 se re¨²nen en Valencia. ¡°Armada¡±, relata Milans, ¡°dijo que el Rey estaba ya harto de Su¨¢rez y que estaba viendo la posibilidad de cambiarlo como presidente. Que no encontraban ninguno id¨®neo. Que el Rey se inclinaba por un gobierno de civiles y la Reina, al parecer, por uno de militares. Que hablaron tambi¨¦n de la posibilidad de que hubiera alguna acci¨®n violenta, a lo que el Rey hab¨ªa dicho, exactamente, que ¡®habr¨ªa que ver la forma de reconducirla¡±. Preguntado por el fiscal por si en su reuni¨®n con Armada se habl¨® de la ocupaci¨®n del Congreso, Milans contesta que s¨ª, pero que hab¨ªa soluciones menos violentas, esto es, que Armada presidiera un nuevo Gobierno.
Tejero afirma en los interrogatorios que apenas unos d¨ªas antes del golpe se reuni¨® con Armada en un piso de Madrid. ¡°Sale vestido de gris, creo, elegante. Me pregunta si toda la operaci¨®n est¨¢ a punto. Yo le digo que s¨ª, que est¨¢ dispuesto para tomar el Congreso el lunes sobre las 18.15 o 18.30. Me responde que a las 18.10, que en estas operaciones cuentan hasta los segundos. Me dice que el Rey estaba plenamente convencido de la necesidad de esta acci¨®n, pero que no obstante, como es algo voluble, su puesto de mando, el del general Armada, estar¨ªa a partir de la hora de la toma del Congreso en La Zarzuela, junto al Rey [no fue as¨ª y cuando pidi¨® ir, se le neg¨® el permiso]. Me abraz¨® dese¨¢ndome suerte y me recalc¨® varias veces que esto era en defensa de la democracia¡±.
Milans, por su parte, afirma ante la justicia militar que, tras la dimisi¨®n de Su¨¢rez, cuando el Rey dio ¡°el nombre seguro de Calvo- Sotelo como presidente del Gobierno y el de Oliart como ministro de Defensa¡±, le pareci¨® ¡°una buena soluci¨®n¡±, pero que Armada le dijo: ¡°No he podido parar a Tejero, esto se hace¡±.
¡°Por respeto a Guti¨¦rrez Mellado, los guardias retroced¨ªan¡±
A las 18.24 del 23-F, Tejero irrumpe en el Congreso. ¡°Como hab¨ªa revuelo entre los diputados dispar¨¦ al aire un tiro, acompa?ado, como hab¨ªa ordenado, por una r¨¢faga al techo de los dos guardias encargados de ejecutarla. Mand¨¦ alto el fuego y entonces fue cuando dije: ¡®Estoy a las ¨®rdenes del Rey y del general Milans del Bosch¡¯. Ante la actitud del teniente general Guti¨¦rrez Mellado, al enfrentarse con gran nerviosismo y observar que los guardias civiles, por respeto a su autoridad, retroced¨ªan¡±, prosigue Tejero, ¡°baj¨¦ del estrado y agarrando al teniente general, intent¨¦ mediante una zancadilla tirarle al suelo, para evitar que la fuerza que me secundaba perdiera la moral¡±.
Lleva meses preparando el asalto. ¡°Hice innumerables fotograf¨ªas de todas las esquinas del Parlamento, consegu¨ª informaci¨®n de todas las medidas de seguridad y protecci¨®n, y una vez finalizado el proyecto se lo coment¨¦ al teniente general Milans, que me cit¨® el d¨ªa 18 de enero [de 1981]¡±. Le hab¨ªan insistido en que el ¡°factor sorpresa¡± era ¡°fundamental¡± y por eso Tejero hab¨ªa comprado en diciembre seis autobuses de 50 plazas cada uno as¨ª como gabardinas en el Rastro para trasladar a 288 guardias civiles sin llamar la atenci¨®n. Asegura que la adquisici¨®n, ¡°por unos tres millones de pesetas¡±, se financia con el dinero en met¨¢lico procedente de la herencia de una t¨ªa de su mujer, y que ¡°por si no alcanzaba¡±, ¨¦l hab¨ªa solicitado cuatro pagas por adelantado ¡°con la confianza¡± de que se le iba a devolver una vez triunfara el golpe. Al abogado al que encarga las gestiones, para las cuales dice que falsifica la firma de su esposa, le asegura que los autobuses son para una familia vasca que quiere invertir ¡°para librarse del impuesto revolucionario¡±. El abogado le advierte que los autocares son ¡°de tercera mano¡±, pero que ¡°andar, andan¡±.
Antes del asalto ha explicado a Milans, quien se describe como ¡°mon¨¢rquico visceral¡±, que ¨¦l no lo es. Que sobre todo le preocupa ¡°la blandura contra el terrorismo¡±. Ante el instructor asegura que le prometen ¡°congelar el marxismo¡± y por eso, dice, cuando Armada entra en el Congreso tras pronunciar la contrase?a ¡°duque de Ahumada¡± y le propone su plan, se siente ¡°traicionado¡±.
Un avi¨®n para huir al extranjero
Para entonces, Jos¨¦ Gabeiras, jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito, ya ha sido informado de que ¡°la actuaci¨®n del general Armada [que tiene al lado] no est¨¢ clara¡± ¨Cser¨¢ el que le comunique su arresto a las 15.00 del 25 de febrero-. Ante el juez militar, Gabeiras asegura que se autoriz¨® a las 23.40 a Armada a reunirse con Tejero ¡°con el ¨²nico prop¨®sito de negociar su entrega, prometi¨¦ndole un avi¨®n para salir al extranjero con su familia¡± y ¡°con la prohibici¨®n absoluta de expresar su oferta de presidir el Gobierno¡±. En una declaraci¨®n que lleva impreso un sello de ¡°secreto¡±, un general asegura que Armada les dijo: ¡®Ya sab¨¦is que no soy amigo de blandenguer¨ªas, pero en este caso creo que deber¨ªa ofrecerse un avi¨®n a Tejero para evitar mayores males a los diputados¡±. Tejero rechaz¨® la oferta. Seg¨²n Armada, dijo que en los aviones se mareaba.
Armada y Tejero discuten ¡°hora y media¡± en el Congreso. El primero pide a Tejero, seg¨²n la declaraci¨®n de este, que le deje hablar con los diputados para explicarles su plan de Gobierno. Pero el teniente coronel quiere conocerlo de antemano. Le pregunta si va a ser de militares, si va a ¡°ilegalizar el marxismo¡±, modificar la Constituci¨®n en lo referido a las comunidades aut¨®nomas, y qu¨¦ medidas piensa tomar contra el terrorismo. Armada le contesta, seg¨²n su relato, que el Partido Comunista seguir¨¢ siendo legal, que intentar¨¢ traerse a Milans como jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito m¨¢s adelante y que las medidas contra el terrorismo ¡°ya se ver¨ªan¡±. Tejero dice que para eso no ha asaltado el Congreso y le impide entrar en el hemiciclo. Cita varios nombres del supuesto Gobierno que propone Armada, y en el que figuran entre otros, Felipe Gonz¨¢lez, Enrique M¨²gica y Jordi Sol¨¦ Tura.
¡°Aguanta, Antonio¡±
Tejero habla entonces con el ultraderechista Juan Garc¨ªa Carr¨¦s, que ser¨¢ el ¨²nico civil condenado por el 23-F. La transcripci¨®n est¨¢ incluida en el sumario:
Garc¨ªa Carr¨¦s: ?C¨®mo ha ido esa conversaci¨®n? ?Alfonso tambi¨¦n?
Tejero: ¡°S¨ª, quer¨ªa hacer una chapuza el t¨ªo. Quer¨ªa¡ (ininteligible) Carrillo y el ministro no s¨¦ qu¨¦.
Garc¨ªa Carr¨¦s: No cuelgues, eh.
Tejero: No cuelgo, estoy pasando un rato cabr¨®n.
G.C: Villaviciosa y Pav¨ªa va a salir. Aguanta.
Tejero: ?Pero c¨®mo que aguante? ?T¨² te crees que aqu¨ª no aguantamos? ?Leche! ?C¨®mo vamos a salir con lo mal que se est¨¢ fuera ahora de noche con el fr¨ªo que hace? Pues claro que aguantamos hasta que vengan los regimientos.
G.C. La victoria es para Espa?a, ¨¢nimo, ¨¢nimo y ¨¢nimo. Los hombres de honor sabr¨¢n corresponder todo esto.
Tejero: Juanillo, no me hagas propaganda, co?o.
Carr¨¦s le informa de que su mujer est¨¢ muy preocupada. ¡°?Qu¨¦ le pasa a mi ni?a?¡±, pregunta de repente el teniente coronel. Se la pone a trav¨¦s de otro tel¨¦fono. ¡°No, hombre no, no va a haber sangre, hija m¨ªa. No te preocupes. ?Qu¨¦ te quiero muy poco?¡± Y se r¨ªe.
El jefe del Estado Mayor recuerda que Armada regres¨® a las 2.40 para contar su fracaso con Tejero. ¡°No ha logrado convencerle a pesar de ofrecerle todo tipo de garant¨ªas, llegando a manifestar que estaba dispuesto a morir en el Congreso convirti¨¦ndolo en un santuario de la Cabeza¡± [en alusi¨®n al episodio de nueve meses de asedio de tropas republicanas a guardias civiles durante la Guerra Civil al santuario de la Virgen de la Cabeza, en Ja¨¦n], afirma ante el juez instructor.
Milans intenta tambi¨¦n convencerle por tel¨¦fono, pero este le dice que aquello es ¡°un pasteleo¡±. Para entonces ya ha hablado con el Rey ¨Clo har¨¢ tres veces esa noche-, quien le ha ordenado que retire a las tropas y el bando de guerra. Cuando el instructor le pregunta si no advirti¨® que su bando era ¡°an¨¢logo al del general Mola en julio de 1936¡±, el teniente general dice: ¡°No lo pens¨¦ as¨ª. Los bandos militares se parecen mucho, pues naturalmente existe una unidad de doctrina, m¨¢xime si se han le¨ªdo muchos documentos de ese tipo y quedan en la memoria¡±.
La rendici¨®n
A las 10.40 del 24 de febrero, Tejero telefonea al segundo jefe de Estado Mayor de la III Regi¨®n para comunicarle que est¨¢ dispuesto a entregarse y que quiere ver a Armada. En el sumario se incluye el papel donde anotan las condiciones: ¡°No responsabilidades de teniente para abajo. Ning¨²n fot¨®grafo. Los oficiales que se sancionen ir¨¢n a prisiones militares¡±.
Armada niega haberse reunido con Tejero para hablar del golpe. Para comprobar su coartada son interrogados desde su hija hasta la asistenta, y personas con las que coincid¨ªa en misa. Admite que en el Congreso intent¨® plantearle ¡°una propuesta arriesgada, pero constitucional¡± y que siempre ¡°a t¨ªtulo personal¡±. Tambi¨¦n reconoce contactos previos con pol¨ªticos, como Enrique M¨²gica (PSOE) ¨Cante el juez instructor, citado como testigo, el pol¨ªtico admiti¨® una reuni¨®n en octubre de 1980, de tres horas y media con Armada, de la que inform¨® a Felipe Gonz¨¢lez y en la que asegur¨® que no se hab¨ªa hablado de un nuevo Gobierno-. Preguntado, finalmente, por si era ¨¦l el famoso elefante blanco, Armada contesta: ¡°Me da la risa¡±.
El Consejo Supremo de Justicia Militar conden¨® a 22 de los 33 procesados, absolviendo por falta de pruebas, entre otros al comandante Jos¨¦ Luis Cortina, del Cesid, que seg¨²n Tejero, le cit¨® antes del golpe present¨¢ndose como ¡°el hombre de confianza de Armada¡± para desearle suerte y comunicarle que ya estaban preparados ¡°numerosos decretos leyes que entrar¨ªan en vigor despu¨¦s de la operaci¨®n¡±. Milans y Tejero recibieron penas de 30 a?os por rebeli¨®n militar y Armada, seis por conspiraci¨®n para la rebeli¨®n. Pero el Supremo elev¨® un a?o despu¨¦s considerablemente las condenas. En el caso de Armada, al que acus¨® de un ¡°doble juego¡± y de ser ¡°el principal beneficiario¡± de la rebeli¨®n, hasta los 30 a?os. Tambi¨¦n conden¨® a ocho tenientes de la Guardia Civil que hab¨ªan sido absueltos. La sentencia establece que ¡°el impulso regio no fue m¨¢s que una fabulaci¨®n de los principales rebeldes, que les sirvi¨® para la ejecuci¨®n de sus planes, sumando voluntades, disipando recelos y d¨¢ndole apariencia de legitimidad a lo que s¨®lo era un delito de rebeli¨®n militar¡±.
Milans sali¨® de la c¨¢rcel en 1990. Tejero, en 1996, Armada fue indultado y qued¨® en libertad en 1988. El Supremo aleg¨®, entre otros, motivos de salud. El Rey firm¨® la propuesta de la medida de gracia el d¨ªa antes de Nochebuena. Armada falleci¨® en diciembre de 2013, a los 93 a?os.
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