467 kil¨®metros de camiones y flores
La nacional 122, una de las m¨¢s peligrosas de Espa?a, recorre Castilla y Le¨®n desde Portugal sin que la autov¨ªa prometida, construida solo a tramos, llegue para aliviar los problemas
467 kilometros de camiones y flores
Carreteras secundarias La vida al margen de la autov¨ªa
Ir al contenidoCamiones y ramos de flores. Curvas y ancianos que cruzan la carretera que divide su pueblo. Pavimentos da?ados y casas abandonadas. La nacional 122, nacida al oeste de Arag¨®n y que desemboca en la frontera zamorana con Portugal, o al rev¨¦s, ofrece estampas pr¨¢cticamente id¨¦nticas a lo largo de sus 467 kil¨®metros. Recorre horizontalmente la meseta norte, casi en paralelo al Duero, y como el r¨ªo, parece inamovible. En 1993 la Junta de Castilla y Le¨®n consider¨® ¡°prioritario¡± convertirla en un eje entre lusos, espa?oles y el resto de Europa. La realidad y la escasa implicaci¨®n de los Gobiernos centrales han demostrado que tan prioritario no era. Apenas hay autov¨ªa, la A-11, en un 35% de esta calzada que surca Soria, el sur de Burgos, Valladolid y Zamora. Uno de cada tres usuarios son veh¨ªculos pesados, seg¨²n el Ministerio de Transportes, una cifra mayor en algunas partes. Soria y Zamora, por donde serpentea buena parte de la nacional, son las provincias con mayor media de fallecidos en accidentes por mill¨®n de habitantes en Espa?a. Esta nacional tiene mucho que ver en ello, como si la asfixiante despoblaci¨®n no fuese suficiente castigo. En muchos momentos del trayecto, solo unos segundos separan un adelantamiento de una tragedia. Transportes ha registrado 567 defunciones en 30 a?os. M¨¢s de una por cada kil¨®metro de la N-122, donde la vida y la muerte coexisten pegadas a la brea.
Alca?ices Los camiones como condena
Domingo Rivas, 39 a?os, conduce su cami¨®n por la comarca de Aliste, cerca de la frontera de Zamora con Portugal, donde casi nadie se ha librado de ¡°sustos¡±. Unas flores de pl¨¢stico yacen donde un veh¨ªculo pesado arroll¨® a un vecino de Alca?ices (1.000 habitantes), la cabecera comarcal. Las matr¨ªculas lusas se cuentan por decenas porque Portugal apost¨® por convertir el t¨²nel de Marao, de seis kil¨®metros, en una c¨®moda v¨ªa hacia Europa. El peaje: tragarse la infernal nacional zamorana, plagada de animales, curvas, cambios de rasante e incorporaciones de nula visibilidad. Los dos estupendos carriles en cada direcci¨®n de la carretera portuguesa contrastan con el embudo espa?ol, angosto y descuidado. Los Presupuestos de 2021 recogen solo 400.000 euros entre cuatro tramos zamoranos, actuaciones en ¡°fase de proyecto¡± para esta parte de lo que Transportes cataloga como un ¡°eje vertebrador¡± de la pen¨ªnsula.
La desgracia casi acab¨® con Domingo Rivas padre, que lleva 12 de sus 71 a?os aferrado a una cachava. El 27 de enero de 2007 un turismo que circulaba a 225 kil¨®metros por hora se estamp¨® contra su furgoneta. Pas¨® dos a?os en una camilla y lo operaron 17 veces; casi le amputan la pierna izquierda. El hombre, de afilado sarcasmo, muestra ¡°la pierna de Frankenstein¡±: una pantorrilla izquierda morada, con piel seca y profundas hendiduras, una extremidad compensada con una vena de la pierna derecha, donde una larga huella acredita el milagro del bistur¨ª. El cirujano Pedro Cavadas, especialista en misiones casi imposibles, obr¨® el milagro y ahora Rivas, de Matellanes (90 habitantes), usa su coche sin temor: ¡°Si hay un infierno, ya lo he pasado¡±. ¡°La carretera es tan buena que no nos ha matado¡±, ironiza sobre la construcci¨®n de la ut¨®pica autov¨ªa.
Zamora Los hermanos que se llev¨® la carretera
Llov¨ªa el 29 de octubre de 1992. Los hermanos Juan, Berna y Paqui Ferrero viajaban en un Ford Escort desde su pueblo, Almaraz de Duero (400 habitantes), hacia Zamora. ?l ten¨ªa 25 a?os; ellas, 20 y 21. Acud¨ªan al bar que regentaban. Hasta que en el diluvio irrumpi¨® un coche. Han pasado 28 a?os y Paqui Ferrero sigue suspirando al relatar c¨®mo murieron sus hermanos. Su madre falleci¨® exactamente 13 a?os despu¨¦s. Nunca super¨® la pena. Ferrero habla con firmeza en la estaci¨®n de trenes de Zamora. Tard¨® en vencer al dolor. ¡°Se acab¨® el sufrir¡±, pens¨®, y luch¨® para recuperar la energ¨ªa. Luce un tatuaje que rememora a Juan y a Berna. Ahora tiene un hijo de nueve a?os que juega mientras su madre vuelve al pasado. Qued¨® ¡°destrozada¡± tanto en lo emocional como en lo f¨ªsico: una pr¨®tesis sustituye a su pierna izquierda. Ocho a?os despu¨¦s del desastre fue capaz de volver a conducir.
La zamorana sonr¨ªe al mencionar a sus hermanos. Lo importante es que fueron felices. ¡°La vida es como es¡±, sostiene, para escapar del ¡°?y si¡?¡±. Aunque cree que quiz¨¢ con una buena infraestructura, pese a la tormenta, todo hubiera sido distinto. El trauma que no ha superado es el de pasar por el lugar del accidente. Da rodeos solo para esquivarlo o cierra los ojos si otra persona conduce y no hay m¨¢s remedio que ir por all¨ª. En su agenda abundan conocidos con v¨ªctimas cercanas en la N-122.
Sard¨®n de Duero El negocio de la N-122
Un chucho atraviesa la carretera varias veces, jugando con el destino. Tiene suerte y el carrusel de camiones y coches que transita por Sard¨®n de Duero (Valladolid, 580 habitantes) prosigue sin incidentes. Un creciente horizonte de vi?as aparece rumbo a Ribera de Duero, emblema del vino. Los caldos m¨¢s cotizados proceden de uvas apenas separadas del asfalto por unos metros. La N-122 encauza un importante movimiento econ¨®mico. La autov¨ªa llega desde Zamora capital hasta Tudela de Duero, donde vuelve a ser carretera convencional. Las obras entre Olivares de Duero y Tudela, y entre Quintanilla de Arriba y Olivares se han iniciado recientemente e incluyen 177 millones para 35 nuevos kil¨®metros.
La A-11 estuvo cerca de abrir una cicatriz entre esos vi?edos, pero la presi¨®n de las bodegas desvi¨® el trazado para resguardar a sus mimad¨ªsimas cepas. Jos¨¦ Antonio S¨¢nchez, de 65 a?os, regenta La Puerta de la Ribera, un hotel rural en Sard¨®n, donde dispensa algunas botellas de precio intimidante entre riberas m¨¢s modestos. ¡°Primero pensaba que la autov¨ªa no ser¨ªa buena¡±, afirma, pero entiende que la clientela son trabajadores cercanos o gente que viene espec¨ªficamente. Quien quiera ir a Sard¨®n ir¨¢ igualmente, sospecha, aunque el tr¨¢fico mayoritario se desv¨ªe. ¡°Esto es la milla de oro del vino, con o sin autov¨ªa¡±. El debate salpica al bar del centro social. Sara Madrigal y Miguel Almenar temen que el pueblo pierda vida sin la actividad que genera la nacional y pronuncian una duda constante a lo largo de la N-122: ¡°No sabemos si lo veremos¡±. El vaticinio de Santiago Saiz, productor de quesos que dispensaba el hotel Ritz, no fall¨® hace 25 a?os: ¡°Me jubilar¨¦ y no lo ver¨¦¡±.
Nava de Roa Ancianos y ovejas
En Burgos aparecen carteles azules que claman por la A-11 en tierras donde la niebla puede ser dens¨ªsima. El esqueleto de un cami¨®n calcinado yace junto a un restaurante desangelado: El Empecinado. Al rato aparece Nava de Roa (220 habitantes) con Eusebio Alonso frente al bar. Luce, a sus 94 a?os, bast¨®n, boina, un vino en una mano, un cigarro en la otra y la vacuna contra el coronavirus puesta hace unos minutos. ¡°La carretera est¨¢ de pena¡±, exclama Alonso, que la tiene que cruzar, sin sem¨¢foro ni paso de peatones, para tirar la basura o hacer vida diaria. Los conductores ¡°van a una velocidad de tres pares de cojones¡±, critica, cristalino.
Las ovejas del pastor Vivencio Abad pacen unos kil¨®metros m¨¢s adelante. El bramido sordo del tr¨¢fico resquebraja el ambiente buc¨®lico de cencerros, ladridos y la voz de un hombre de 56 a?os apoyado en su cayado. Sus 300 animales y los perros tienen que cruzar la carretera para acceder a los pastos y m¨¢s de una vez ha lamentado atropellos. ¡°Hace unos a?os me mataron a 20 ovejas¡±, se?ala el burgal¨¦s, que envuelve su tel¨¦fono en un calcet¨ªn que arroja a su morral.
Torreblacos A 40 por el Temeroso
El nombre hace honor al puerto. El Temeroso, Soria, es una parte elevada de la N-122 donde los abundantes camiones corren el riesgo de volcar, algo com¨²n en este entorno sinuoso y de pendiente acusada. Un carril desdoblado permite adelantar a un tractor que circula a 40 kil¨®metros por hora desafiando la paciencia. Los agricultores como Restituto Nafr¨ªa, de 59 a?os, reclaman una alternativa para descongestionar de tr¨¢fico las v¨ªas secundarias.
Nafr¨ªa vive en Torreblacos (20 habitantes) y esgrime que ¡°la carretera es mala para todos¡±. Se r¨ªe de quienes ¡°no han visto nunca un tractor¡± y se arriman sin comprender sus limitaciones. Sus enormes neum¨¢ticos ruedan por la N-122 igual de despacio que el desarrollo de la autov¨ªa. Los sorianos tambi¨¦n carecen de hospitales punteros y sus tratamientos oncol¨®gicos complejos los reciben en Valladolid, a m¨¢s de dos horas en ambulancia. Una de las conductoras, que solicita anonimato, lamenta los baches donde el veh¨ªculo rebota mientras tiene que afanarse por adelantar hasta a cuatro camiones a la vez. Los frenazos constantes de los veh¨ªculos implican que haya que ¡°esquivarlos para no com¨¦rtelos¡±.
En los 467 kil¨®metros de carretera se han registrado en 30 a?os 567 defunciones
El hartazgo es rotundo, explica Juan Antonio Palomar, portavoz de la plataforma Soria ?Ya!: ¡°Est¨¢bamos mejor conectados en tiempos de los romanos¡±. No bromea. Algo m¨¢s adelante hay un tramo conocido como ¡°la calzada¡± porque por all¨ª pasaba una calzada romana que ¡°permiti¨® una r¨¢pida y c¨®moda comunicaci¨®n¡± entre el Ebro, la meseta norte y el noroeste peninsular. Infraestructuras milenarias envidiadas hoy, m¨¢s a¨²n cuando, como admite Transportes, el proyecto ¡°primitivo¡± de la autov¨ªa pasaba sobre este hist¨®rico trazado e imposibilitaba ¡°su futura promoci¨®n¡±.
El director de la obra, Isaac Moreno, es un especialista en calzadas romanas y firme defensor del plan de crear un centro de interpretaci¨®n de la v¨ªa, de unos seis kil¨®metros. ¡°Lo mejor hubiera sido hacerlo antes¡±, aprecia, por tel¨¦fono, sobre los bruscos cambios de planes. ?Por qu¨¦ no se tuvo en cuenta la calzada antes de los primeros estudios? ¡°Si mi abuela tuviera barba, ser¨ªa mi abuelo¡±, se resigna Moreno. ¡°Yo qu¨¦ s¨¦ qu¨¦ pas¨®, el problema estaba de antes¡±.
Villaciervos Las dudas del ingeniero de caminos
La brea prosigue hacia Soria ciudad y divide Villaciervos (80 habitantes), donde transita junto a un viejo front¨®n. Auxibio L¨®pez, de 77 a?os, se asoma al ver forasteros husmeando. Lleva una bata para protegerse de las virutas de madera de enebro que manipula en un taller. Se presenta como ingeniero de caminos, perito de obras p¨²blicas, extrabajador del ministerio de ese nombre y exempleado de la Junta. Sabe lo que dice y comenta que si a los ¡°siete y siete¡± no ha visto avances, ojal¨¢ los vea a los ¡°ocho y ocho¡±, que cumplir¨¢ en 11 a?os. Hasta entonces, toca leer noticias como que han caducado declaraciones de impacto ambiental en tramos de la A-11 y hay que dilatar las obras.
Auxibio considera ¡°vergonzoso y horroroso¡± que no exista una ¡°vertebraci¨®n¡± entre Portugal y el este de Espa?a: ¡°?C¨®mo no va a haber una autov¨ªa?¡±. Anta?o, la chavalada pintaba circuitos y jugaba con corchos en el firme porque apenas hab¨ªa convoyes. Todo ha cambiado: sobran veh¨ªculos y faltan muchachos. Este ingeniero jubilado franquea el paso a una casona donde exhibe con orgullo sus tesoros: los f¨®siles. Las habitaciones huelen a madera, polvo y arena. Las reliquias cret¨¢cicas y jur¨¢sicas que localiza en sus paseos se acumulan en estantes y cajas. Ojal¨¢, pide, la ansiada autov¨ªa entierre los problemas de todo un territorio. Sus palabras, como el cacareado proyecto de la flamante autov¨ªa, se las lleva el viento en la vieja carretera.
- Cr¨¦ditos
- Coordinaci¨®n: Brenda Valverde
- Direcci¨®n de arte: Fernando Hern¨¢ndez
- Dise?o: Ruth Benito
- Maquetaci¨®n: Nelly Natal¨ª
- Edici¨®n Gr¨¢fica: Carlos Rosillo