S¨¢nchez e Iglesias acusan al PP de transfuguismo y de comprar votos

¡°Se?or Casado, ya veo que estamos en campa?a, el mitin de los mi¨¦rcoles¡±. El presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, ha comenzado as¨ª su respuesta a la pregunta, en teor¨ªa sobre su valoraci¨®n de un a?o de la pandemia, que le hab¨ªa formulado el l¨ªder de la oposici¨®n, Pablo Casado, en la sesi¨®n de control del Congreso. La cuesti¨®n, obviamente, se transform¨® en una cadena de reproches por ¡°la arrogancia, incompetencia e inestabilidad¡± que Casado achac¨® a S¨¢nchez y que deriv¨® en un duro cruce de acusaciones sobre ¡°el juego de tronos¡± en que, seg¨²n el l¨ªder del PP, parece haberse convertido la pol¨ªtica espa?ola desde que fracas¨® la semana pasada la moci¨®n de censura en Murcia. S¨¢nchez, y m¨¢s tarde el vicepresidente Pablo Iglesias, atacaron al PP por sus ¡°malas artes¡±, ¡°el transfuguismo¡± y ¡°la compra de votos¡±.

El l¨ªder del PP vari¨® el guion de su pregunta gen¨¦rica sobre el virus para atacar al Ejecutivo ¡°por la inestabilidad pol¨ªtica¡± que observa en el pa¨ªs y por la mala gesti¨®n en general que atribuy¨® al Gobierno. ¡°Se les est¨¢ yendo el pa¨ªs de las manos¡±, le solt¨® Casado a S¨¢nchez y acus¨® al PSOE de utilizar las instituciones como ¡°un juego de tronos¡± y los calific¨® como ¡°aprendices de brujo¡± para conspirar y cambiar los gobiernos de regiones como Murcia, Madrid y Castilla y Le¨®n mientras en Espa?a proliferan ¡°las colas del hambre¡± o se acumulan 100.000 muertos por la pandemia y 100.000 empresas cerradas por la crisis econ¨®mica provocada por el virus.Aunque la pregunta era para el presidente, el dirigente popular aprovech¨® para denunciar el que considera pobre legado del vicepresidente Iglesias: ¡°Volver a Vallecas en coche oficial¡±. Casado fue el primero de los numerosos l¨ªderes pol¨ªticos nacionales que mencion¨® la fecha del 4 de mayo, la convocatoria electoral en Madrid, para vaticinar que ese d¨ªa ser¨¢ ¡°la primera etapa de la uni¨®n del centroderecha en Espa?a¡± en torno a un PP que pretende representar al pa¨ªs tranquilo y alejado del populismo: ¡°El 4-M ganar¨¢ en Madrid la libertad¡±.

El presidente S¨¢nchez estaba prevenido sobre el previsible contenido real de las cuestiones que querr¨ªa plantear Casado y no obvi¨® el cruce dial¨¦ctico de campa?a en su respuesta: ¡°Ustedes representan la continuidad en las malas artes, la falta de respeto, el transfuguismo y la corrupci¨®n, ustedes representan el cambio a la ultraderecha. No se cambien de sede, ah¨®rrense la mudanza, representan lo peor del PP¡±.

¡°?Vete al m¨¦dico!¡±

El clima ya preelectoral ante el 4-M se apreci¨®, acto seguido, cuando el l¨ªder de M¨¢s Pa¨ªs, ??igo Errej¨®n, pregunt¨® al presidente si ha contemplado ya el Gobierno un plan para abordar la salud mental de los espa?oles como consecuencia de la pandemia. Hubo risas desde las bancadas de la derecha en el hemiciclo. Una vez que termin¨® su intervenci¨®n, el diputado Carmelo Romero, representante del PP de Huelva, le grit¨®: ¡°?Vete al m¨¦dico!¡±. La situaci¨®n molest¨® a Errej¨®n, que fue muy aplaudido desde los sillones de los partidos de la izquierda. Poco despu¨¦s, el diputado del PP se disculp¨® por su comportamiento. ¡°Ha sido una frase desafortunada¡±, ha escrito en su perfil de Twitter. Errej¨®n, cuyo partido en Madrid ha rechazado presentarse en coalici¨®n con Unidas Podemos y con Pablo Iglesias, precis¨® que podr¨ªa parecer que estas jornadas convulsas requer¨ªan preguntas de mayor actualidad, ¡°pero no de mayor importancia¡±. El presidente agradeci¨® esa ¡°empat¨ªa¡±.Pero el debate real del Congreso estaba con el 4-M. Lo retom¨® inmediatamente la portavoz del PP, Cuca Gamarra, con un tono y estilo ya totalmente alejado de la moderaci¨®n y similar al de su cuestionada antecesora, Cayetana ?lvarez de Toledo, como le reproch¨® la vicepresidenta primera, Carmen Calvo. Gamarra recurri¨® de nuevo al s¨ªmil de la pol¨ªtica nacional con la serie Juego de tronos, habl¨® de las conspiraciones, de las peleas de sillones, de la ¡°traici¨®n a lo pactado a golpe de despacho¡±, que fue como etiquet¨® ¡°la moci¨®n chapucera y la conspiraci¨®n de pacotilla¡± que se intent¨® la semana pasada en Murcia y que est¨¢ este mi¨¦rcoles en pleno debate.

El tono ¡°simplista¡± que Calvo afe¨® a Gamarra fue el mismo que utiliz¨® Teodoro Garc¨ªa Egea, secretario general del PP, en su pregunta al vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, cuando, aparentemente, se interes¨® por el balance de su gesti¨®n durante estos 14 meses en el Gobierno. Egea se dirigi¨® primero al presidente S¨¢nchez para renegar de que lo ocurrido en Murcia se pueda tildar de transfuguismo algo que, seg¨²n su opini¨®n, ¡°toda Espa?a lo llama dignidad¡±. El n¨²mero dos del PP tir¨® de iron¨ªa para lamentar lo poco que hab¨ªa durado Iglesias en la vicepresidencia del Gobierno: ¡°Si lo que quer¨ªa era ir a la oposici¨®n, no pod¨ªa elegir mejor candidatura, Madrid¡±.

No era previsible que el vicepresidente Iglesias, al que se tiene por un gran agitador, contemplase dejar ah¨ª una r¨¦plica m¨¢s, sin confrontaci¨®n directa. Y no sucedi¨®. El l¨ªder de Unidas Podemos acus¨® al PP directamente de ¡°comprar diputados de Ciudadanos¡± y atac¨® a Egea: ¡°Me pregunto si la pasta la ha puesto usted o se la ha dado alg¨²n constructor¡±. El diputado popular habl¨® entonces de ¡°dignidad¡± y de ¡°principios¡± y le atiz¨® a Iglesias con sus disputas y las de su partido en los juzgados y augur¨®: ¡°El 5-M solo le va a quedar a usted sentarse a rodear la Asamblea de Madrid¡±.

Iglesias acab¨® la sesi¨®n y esta primera jornada de la precampa?a electoral madrile?a en el Congreso con un recuerdo y homenaje a los comunistas que pelearon para traer de vuelta la democracia a Espa?a ahora que los populares han recurrido al eslogan ¡°comunismo o libertad¡± para polarizar a¨²n m¨¢s los debates y la elecci¨®n en la Comunidad de Madrid: ¡°Hablan de comunismo o libertad y en Espa?a los comunistas se jugaron la vida y la libertad por traer la democracia mientras el PP lo montaron nueve ministros de la dictadura. Ustedes no le llegan a la suela del zapato a los comunistas espa?oles¡±, concluy¨®.