El ag¨®nico rescate de un beb¨¦ de 24 meses en el muelle
Una menor, hospitalizada y en estado cr¨ªtico, protagoniza uno de los de desembarcos m¨¢s duros vividos en Arguinegu¨ªn, en una semana de repunte tr¨¢gico de pateras
Pasaban las 19.00 del martes y la enfermera Paula Atochero llegaba a casa despu¨¦s de una jornada de 10 horas de trabajo en la Cruz Roja. Tras una ducha, lograba sentarse, por fin, en el sof¨¢. Pero el tel¨¦fono no tard¨® en sonar. Una de las cuatro pateras con rumbo a Gran Canaria que Salvamento Mar¨ªtimo buscaba desde hac¨ªa d¨ªas estaba de camino. Sus ocupantes, alertaba su interlocutor, ven¨ªan en muy mal estado. Con las mismas, volvi¨® a vestirse el uniforme y sali¨® escopetada. Por el camino llam¨® a Miguel Vela, amigo y enfermero voluntario de Cruz Roja, que se sum¨® sin pensarlo.
Tras llegar a la base de operaciones de la organizaci¨®n, decidieron adelantarse para ir montando el peque?o hospital de campa?a que ahora, con la llegada de cada embarcaci¨®n, se despliega en el muelle de Arguinegu¨ªn. En el coche repasaron la log¨ªstica, pero los planes se fueron al traste. Al entrar en el aparcamiento del puerto vieron que la gran embarcaci¨®n naranja de rescate ya estaba all¨ª. Uno de los marineros les hac¨ªa aspavientos. Corrieron.
Nada m¨¢s llegar, el marinero les entreg¨® a una beb¨¦ inconsciente. ¡°Cuando la vi, lo primero que me pregunt¨¦ fue ¡®?por qu¨¦?, ?c¨®mo puede ser tan injusta la vida?¡¯¡±, recuerda Vela. Los enfermeros a¨²n estaban solos y tuvieron que pedir a los fot¨®grafos que hac¨ªan guardia en el muelle que llamasen al 112 para que la ambulancia medicalizada volase. ¡°La tumbamos en el suelo, nos pusimos los guantes que llev¨¢bamos en los bolsillos, le cortamos la ropa y empezamos a reanimarla¡±, recuerda Atochero.
El tiempo parec¨ªa no correr y la ni?a segu¨ªa sin reaccionar. Vela mir¨® a su compa?era e intent¨® reconfortarla. ¡°Tranquila. Vamos a seguir¡±, le dijo. Fueron dos o tres minutos eternos hasta que la peque?a, de 24 meses y procedente de Mal¨ª, respir¨®. La madre, a¨²n en la embarcaci¨®n acompa?ada de otra hija peque?a, observ¨® la escena desde la distancia. La beb¨¦ fue inmediatamente trasladada al hospital donde se mantiene en la Unidad de Medicina Intensiva agarr¨¢ndose a un fino hilo de vida. Otro ni?o de esa misma embarcaci¨®n se encuentra tambi¨¦n en estado cr¨ªtico.
Cuando la ambulancia se march¨® con con el beb¨¦, no dio tiempo a sentir alivio. El servicio no hab¨ªa hecho m¨¢s que comenzar. ¡°Fue una asistencia muy complicada¡±, mantiene el coordinador de Cruz Roja, Jos¨¦ Antonio Rodr¨ªguez. ¡°Todos se volcaron en trabajar. Hasta los polic¨ªas y los guardias civiles se pusieron a montar las carpas y ayudar a sacar a la gente de la salvamar¡±, a?ade. Quedaban otras 50 personas por desembarcar despu¨¦s de varios d¨ªas de traves¨ªa bebiendo agua del mar. Ven¨ªan empapados.
Otros ocho ni?os
Los marineros de Salvamento Mar¨ªtimo comenzaron a sacar a otros ocho ni?os con niveles de consciencia muy bajos. Entre ellos hab¨ªa dos hermanos de 13 y 5 a?os que aseguraron que viajaron solos porque a su madre la subieron en otra patera, seg¨²n adelant¨® Efe. Algunos s¨ª lloraban, lo que, en mitad de aquel caos, era un respiro; estaban vivos. Entonces, Vela tuvo que subirse a la salvamar para identificar los casos m¨¢s urgentes.
¡°Me encontr¨¦ un drama. No ve¨ªa nada. Mucha gente mala, muchos ni?os, muchas mujeres y muchos hombres. Es una situaci¨®n cr¨ªtica porque todos te piden ayuda¡±, relata. Hab¨ªa cuadros severos de hipotermia, deshidrataci¨®n y ¨²lceras, heridas doloros¨ªsimas que provoca la mezcla del combustible con el agua salada.
El drama no acab¨® con el desembarco y la primera atenci¨®n. Los que no fueron hospitalizados tuvieron que ser ayudados por los polic¨ªas a subirse al autob¨²s que les llevar¨ªa al centro de detenci¨®n donde pasan las primeras 72 horas. A pesar de la dureza de algunos viajes, no existe otro lugar para la custodia de personas que llegan en tan mal estado. No fue f¨¢cil conducirles a las carpas de Barranco Seco. ¡°Casi no pod¨ªan andar, les dol¨ªa todo, estaban machacados¡±, relatan fuentes policiales.
Atochero y Vela han concedido varias entrevistas desde el rescate, pero confiesan que les incomoda. ¡°Nosotros no somos la noticia, solo somos testigos. La noticia es c¨®mo en el siglo XXI sigue habiendo gente que tiene que huir as¨ª de sus pa¨ªses¡±, mantiene el enfermero.
Esta patera, cuya asistencia termin¨® a las cuatro de la ma?ana del mi¨¦rcoles, fue solo la primera de una serie que va a marcar una semana tr¨¢gica en el archipi¨¦lago. Hasta este jueves, otras tres barquillas hab¨ªan llegado a Gran Canaria y otra a Lanzarote, en un repunte que empieza a perfilarse tras un mes de febrero en relativa calma. En dos d¨ªas, se rescataban 167 personas, que se suman a las 2.580 llegadas hasta el 15 de marzo, seg¨²n Interior. Los n¨²meros est¨¢n muy lejos de los del ¨²ltimo trimestre del a?o pasado ¡ªcon picos de m¨¢s de 8.000 desembarcos en un solo mes¡ª, pero a¨²n suponen el doble de los registrados en el mismo periodo de 2020.
Estos primeros meses del a?o, adem¨¢s, est¨¢n marcados en rojo por su letalidad. Las llamadas ¡°ventanas de buen tiempo¡± son escasas y en viajes tan largos el estado del mar puede cambiar completamente desde que la patera sale de la costa, con el mar en calma, hasta que logra aproximarse a las islas.
La peligrosidad se ha visto en estas ¨²ltimas embarcaciones que han venido, adem¨¢s, cargadas de mujeres y ni?os, un cambio de tendencia que a¨²n est¨¢ por descifrar. De las 167 personas, muchas fueron derivadas malheridas a custodia policial y fue necesario ingresar a 12 ni?os y 5 adultos, seg¨²n el ¨²ltimo parte adelantado por Efe. Dos ni?os, entre ellos la peque?a de Mal¨ª, y dos adultos est¨¢n entre la vida y la muerte. Este a?o ya suma al menos 18 fallecidos.
En una de las pateras, sus ocupantes contaron haber tirado al mar el cad¨¢ver de uno de ellos. En otra, rescatada en la madrugada de este jueves, falleci¨® uno de los 47 migrantes que iban a bordo. Su mujer, embarazada, le acompa?aba, seg¨²n relata la enfermera Atochero, que tambi¨¦n estaba al frente en esa asistencia.
El m¨¦dico del Servicio Canario de Salud Juan Toral tambi¨¦n estaba de guardia en el Centro de Salud de Maspalomas cuando recibi¨® el aviso de la ¨²ltima patera. A ¨¦l solo le llaman cuando el asunto es grave. Acudi¨® a Arguinegu¨ªn, atendi¨® a los reci¨¦n llegados y vio el cad¨¢ver. En mitad del silencio provocado por la conmoci¨®n colectiva, la mujer pidi¨® con entereza poder despedirse de su marido, relata el sanitario. ¡°La guardia de ayer fue muy dura. Se te revuelve el est¨®mago cuando ves adem¨¢s 11 ni?os ah¨ª mojados y descalzos¡±, describe el m¨¦dico. ¡°Llevamos meses viendo bulos y m¨¢s bulos y se nos olvida que esta es la realidad, gente meti¨¦ndose en un trozo de madera para huir de sus pa¨ªses¡±.
Los hoteles, vac¨ªos de migrantes antes de final de mes
El ministro de Inclusi¨®n, Seguridad Social y Migraciones, Jos¨¦ Luis Escriv¨¢, anunci¨® el jueves a la Comisi¨®n de Inmigraci¨®n del Senado que antes de que acabe el mes se trasladaran a los seis campamentos dispuestos los ¨²ltimos 1.800 migrantes que quedan alojados en establecimientos tur¨ªsticos. A finales de noviembre, el ministro anunci¨® la apertura antes de que finalizase el a?o de seis instalaciones en Gran Canaria, Tenerife y Fuerteventura, con capacidad para casi 7.000 plazas. El jueves, con m¨¢s de tres meses de retraso, se abri¨® el ¨²ltimo de estos centros en Las Palmas de Gran Canaria, una nave cedida por Bankia en un pol¨ªgono industrial. Actualmente, los campamentos albergan a 3.494 personas.
Las condiciones de vida en estos centros ha provocado las cr¨ªticas de pol¨ªticos locales, vecinos y organizaciones humanitarias. Decenas de migrantes han rehusado entrar en ellos y han preferido vivir en la calle o depender de la caridad. Escriv¨¢ subray¨® durante su comparecencia que los nuevos campamentos desplegados en Canarias cuentan con "los mejores est¨¢ndares". El ministro, a su vez, recalc¨® que desde que se han abierto las fronteras "los retornos se est¨¢n produciendo", aunque "no al ritmo¡± que le gustar¨ªa al Gobierno.
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