Imputados 12 polic¨ªas por entrar con otra ¡®patada en la puerta¡¯ en un piso de Madrid durante el estado de alarma
El juez, que interrogar¨¢ a los agentes en octubre, tambi¨¦n investiga a cinco ocupantes de la casa por un delito de atentado a la autoridad
La decisi¨®n de la polic¨ªa de derribar sin autorizaci¨®n judicial, el pasado 21 de marzo, la puerta de un piso de la calle Lagasca de Madrid para poner fin a una fiesta que contraven¨ªa el estado de alarma no es la ¨²nica actuaci¨®n policial de estas caracter¨ªsticas realizada durante las restricciones por la pandemia que ha acabado en los juzgados. Un magistrado ha citado a declarar como imputados, para el pr¨®ximo octubre, a los 12 polic¨ªas que, en la madrugada del 9 de diciembre, entraron tambi¨¦n sin orden judicial en otra vivienda de la capital a la que hab¨ªan acudido alertados por un vecino que aseguraba o¨ªr gritos, seg¨²n documentos judiciales a los que ha tenido acceso EL PA?S y confirman fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
Los cinco ocupantes de la casa, que aseguraron estar celebrando el cumplea?os de uno de ellos, fueron detenidos por atentado a la autoridad tras ser acusados de impedir su identificaci¨®n y resistirse al arresto. Ellos, a su vez, han denunciado a los agentes por allanamiento de morada al considerar que no cometieron ning¨²n delito que justificara la entrada en el piso, seg¨²n detalla su abogada, Marina Fern¨¢ndez. La Fiscal¨ªa a¨²n no se ha pronunciado, seg¨²n fuentes del ministerio p¨²blico. Ambas denuncias cruzadas han ca¨ªdo en manos del titular del Juzgado de Instrucci¨®n 4 de Madrid, Marcelino Sexmero, quien precisamente tambi¨¦n instruye el suceso de la calle Lagasca. La imputaci¨®n de los 12 agentes se produce despu¨¦s de que, en junio, la Audiencia Provincial de Madrid archivara la causa abierta contra los nueve j¨®venes que fueron detenidos por el incidente de marzo y ordenara investigar a los seis polic¨ªas que actuaron entonces.
El suceso por el que ahora han sido imputados 12 agentes se produjo en el n¨²mero 14 de la calle Pan y Toros, en el madrile?o distrito de Villaverde. Seg¨²n recoge el atestado policial, un coche patrulla se desplaz¨® al inmueble tras recibirse la llamada de un vecino que denunciaba que en una de las viviendas se estaba produciendo ¡°una fuerte reyerta¡± y se escuchaban ¡°fuertes gritos de una mujer, as¨ª como a un ni?o peque?o llorando¡±. Los agentes aseguran en su informe que, mientras sub¨ªan al piso, pudieron escuchar ¡°un fuerte esc¨¢ndalo y golpes¡± que continuaron pese a que llamaron ¡°insistentemente a la puerta¡±.
El relato de los polic¨ªas y los ocupantes de la vivienda sobre lo que ocurri¨® a partir de ese momento es totalmente dispar. Los agentes aseguran que las personas que estaba en la casa se negaron a abrir la puerta y que, cuando finalmente uno la entreabri¨® ¡°escasos cent¨ªmetros¡±, se dirigi¨® a ellos con ¡°una actitud activa y chulesca, y poco colaboradora¡±. Seg¨²n el atestado, los agentes le informaron de que deb¨ªan ¡°comprobar la integridad de la mujer y el ni?o¡± que se encontraban en el piso, pese a lo cual los ocupantes se negaron a dejarles pasar mientras supuestamente les insultaban y amenazaban.
El atestado recoge que los insultos a trav¨¦s de la puerta entreabierta se prolongaron cerca de 20 minutos, hasta que los ocupantes empujaron ¡°fuertemente¡± para cerrarla y pillaron el pie del polic¨ªa que quer¨ªa impedirlo. Otro agente utiliz¨® entonces un spray de gas pimienta hacia el interior del piso para que cesara la presi¨®n y su compa?ero pudiera retirar el pie. Los polic¨ªas se?alan que, ante la situaci¨®n creada, contactaron con su superior, el cual les autoriz¨® a entrar en ¡°ante la posibilidad de que en dicha vivienda se haya producido un hecho violento con peligro para la integridad f¨ªsica de una mujer (la cual ped¨ªa auxilio por la ventana) y un menor de edad que estaba sollozando¡±. El art¨ªculo 553 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal permite la entrada de la polic¨ªa en un domicilio si hay constancia de que se est¨¢ cometiendo un delito flagrante.
En este sentido, los agentes recalcan que el ¡°gran estado de excitaci¨®n y violencia¡± de los hombres les hac¨ªa temer ¡°que algo grave pudiera haber sucedido en el interior de la vivienda¡±. El informe a?ade que los agentes de dos coches policiales que hab¨ªan acudido en apoyo hab¨ªan escuchado a una mujer gritar por el balc¨®n: ¡°Ayuda, ayuda, que me matan. Por favor, ayuda, polic¨ªa¡±. Es, a partir de ese momento, cuando los agentes intentaron derribar la puerta, aunque solo lograron desencajarla del marco. Finalmente, los ocupantes dieron acceso al interior de la vivienda donde, seg¨²n el atestado, opusieron resistencia ¡°de manera activa¡± a su detenci¨®n, lo que provoc¨® lesiones a los agentes.
El informe a?ade que el piso estaba ¡°totalmente revuelto y lleno de bebidas alcoh¨®licas¡± y que resultaba ¡°evidente¡± que ¡°el menor no se encontraba en la mejor situaci¨®n posible, compartiendo vivienda con cinco varones con evidentes s¨ªntomas de haber consumido sustancias estupefacientes a altas horas de la madrugada¡±. El informe va acompa?ado de fotograf¨ªas de botellas, latas de cerveza y vasos que los agentes encontraron en la cocina y el sal¨®n del domicilio. Horas despu¨¦s y tras pasar por comisar¨ªa, los cinco quedaban en libertad.
La versi¨®n que dan los arrestados es totalmente distinta. En la denuncia que presentaron afirman que en todo momento colaboraron y estuvieron dispuestos a identificarse, aunque admiten que, durante el di¨¢logo que mantuvieron con los agentes a trav¨¦s de la puerta entreabierta intentaron cerrarla para ir a recoger sus documentos de identidad, pero que no pudieron porque un agente puso un pie y una porra para impedirlo. Ellos aseguran que recriminaron a los agentes esta actitud porque ¡°no pod¨ªan acceder al interior de la vivienda sin una orden judicial¡±.
Es en ese momento, siempre seg¨²n los ocupantes, cuando los agentes los rociaron con gas pimienta. Afirman que lo hicieron en cuatro ocasiones pese a que alertaron a los polic¨ªas de que hab¨ªa un menor. Cuando finalmente la puerta fue derribada, los ocupantes denuncian que les golpearon. ¡°Todos ellos fueron objeto de golpes, porrazos, patadas y pu?etazos desde que salieron de la vivienda y hasta llegar a la comisar¨ªa¡±, contin¨²a la denuncia, que tambi¨¦n habla de insultos xen¨®fobos por su origen latino. La denuncia va acompa?ada de fotograf¨ªas de las supuestas lesiones sufridas, as¨ª como de los da?os en la puerta del piso.
Los detenidos, que declararon como imputados el 1 de julio, niegan haber cometido ning¨²n delito y rechazan el contenido del atestado, que aseguran pretende ¡°inflar artificialmente la infracci¨®n supuestamente cometida¡±, que reducen a los ruidos. En aquel momento estaba en vigor el segundo estado de alarma y las restricciones imped¨ªan las reuniones de m¨¢s de seis personas no conviventes en los domicilios. En un segundo escrito, presentado el 6 de julio para pedir que se archive la causa contra ellos, destacan que el atestado no refleja ning¨²n indicio del supuesto maltrato a la mujer y al ni?o que esgrimieron para entrar en el piso.
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