Juan Carlos I quiere volver a La Zarzuela pero asume que no ser¨¢ por ahora
El rey em¨¦rito se adapta a su rutina de expatriado de lujo en una isla exclusiva del golfo P¨¦rsico
Es probable que el rey em¨¦rito lea este art¨ªculo. La lectura de la prensa espa?ola es una de las actividades a las que dedica buena parte de las largas y tediosas horas de su retiro dorado en Abu Dabi. Devora los peri¨®dicos, sobre todo si hablan de ¨¦l, aunque casi siempre le ponga de mal humor lo que lee, porque los hechos que cuentan son falsos, sostiene; o, al menos, ¨¦l no los recuerda as¨ª.
Quienes se preocupan por la situaci¨®n de Juan Carlos I aseguran que se ha hecho a la rutina de expatriado de lujo y, aunque ...
Es probable que el rey em¨¦rito lea este art¨ªculo. La lectura de la prensa espa?ola es una de las actividades a las que dedica buena parte de las largas y tediosas horas de su retiro dorado en Abu Dabi. Devora los peri¨®dicos, sobre todo si hablan de ¨¦l, aunque casi siempre le ponga de mal humor lo que lee, porque los hechos que cuentan son falsos, sostiene; o, al menos, ¨¦l no los recuerda as¨ª.
Quienes se preocupan por la situaci¨®n de Juan Carlos I aseguran que se ha hecho a la rutina de expatriado de lujo y, aunque la monoton¨ªa y la nostalgia hacen a veces mella en su ¨¢nimo, ya no tiene la perentoria urgencia de hace algunos meses, cuando parec¨ªa dispuesto a tomar el primer avi¨®n y plantarse en Barajas, aunque eso pusiera en aprietos a su hijo Felipe VI.
Desde que sali¨® de Espa?a el martes har¨¢ un a?o, Juan Carlos I vive en la isla de Zaya Nurai, a 15 minutos en barco de la capital de Emiratos ?rabes Unidos. Es un refugio exclusivo para potentados, con un complejo hotelero de cinco estrellas y 11 grandes mansiones, donde restaurantes y locales de ocio no tienen horario, sino que abren cuando su selecta clientela desea disfrutarlos. La mansi¨®n donde se hospeda el rey em¨¦rito ¡ªdescubierta por Telecinco¡ª tiene 1.050 metros cuadrados de vivienda y 4.100 de parcela, con seis dormitorios, siete cuartos de ba?o, piscina y acceso a una playa privada. En el porche trasero de la casa, sobre un fondo de palmeras, se fotografi¨® en febrero don Juan Carlos con el pr¨ªncipe heredero de Abu Dabi y hombre fuerte de Emiratos, Mohamed bin Zayeb (MBZ); y tambi¨¦n, en otra instant¨¢nea, con la piloto de carreras emirat¨ª Amna al Qubaisi y su familia.
El rey em¨¦rito hace dos horas de gimnasia y rehabilitaci¨®n cada ma?ana y, por las tardes, recibe visitas de mandatarios locales o de occidentales residentes en el pa¨ªs, como el espa?ol Bernardino Le¨®n, a quien las autoridades emirat¨ªes encargaron dirigir su escuela diplom¨¢tica, tras haber mediado en el conflicto de Libia.
Desde Espa?a lo visitan casi todos los meses sus hijas Elena y Cristina. A veces pasan unos d¨ªas juntas, otras se relevan. En uno de esos viajes se pusieron la vacuna china contra la covid, cuando en Espa?a solo se estaba inmunizando a los grupos de mayor riesgo, lo que puso de nuevo en la picota a la Familia Real. Tambi¨¦n ha acudido el exjefe del servicio secreto, el CNI, el general F¨¦lix Sanz, y pocos m¨¢s, ya que las restricciones impuestas por la pandemia y la escasez de vuelos directos resultan disuasorios.
La soledad, aseguran quienes le han tratado estos meses, es su mayor enemigo. Nunca ha sido demasiado aficionado a la lectura. Mata las horas viendo pel¨ªculas en el cine privado de la casa y, sobre todo, hablando por tel¨¦fono con algunos de los contactos de su abultada agenda.
La paradisiaca isla donde vive se ha convertido en una jaula de oro. Apenas sale de all¨ª, m¨¢s que para ir a cenar a Abu Dabi. Tambi¨¦n ha hecho alg¨²n breve viaje a los reinos vecinos del Golfo, a cuyos jeques y pr¨ªncipes sigue tratando de hermanos, pero sin abandonar la pen¨ªnsula Ar¨¢biga. Tiene la movilidad muy limitada, pero ¨¦l se resiste a usar silla de ruedas, como hac¨ªa su hermana la infanta Pilar, por razones de imagen. Para caminar, adem¨¢s de bast¨®n, necesita el apoyo de dos acompa?antes. Una fotograf¨ªa difundida en enero le mostraba caminando por el puerto deportivo de Abu Dabi tomado del brazo de dos hombres.
Eran dos de los cuatro guardias civiles que le sirven de escolta y a los que el Ministerio del Interior paga dietas y gastos de desplazamiento. Adem¨¢s, cuenta con tres ayudantes de campo, los mismos que ten¨ªa en Espa?a, que se turnan para desplazarse al Golfo, de forma que siempre hay uno a su lado. Forman parte del personal de la Casa del Rey, pero todos sus gastos los costea Patrimonio Nacional. Por eso, aunque Juan Carlos I sea hu¨¦sped del emir, su estancia en el Golfo cuesta decenas de miles de euros mensuales a las arcas p¨²blicas y nadie sabe cu¨¢nto tiempo va a prolongarse.
El rey em¨¦rito querr¨ªa ponerle fin ma?ana mismo, aseguran fuentes de su entorno. Eso s¨ª: quiere volver al palacio de la Zarzuela, porque fue all¨ª donde vivi¨® durante 57 a?os y nadie le ha echado de su casa, sino que ha sido ¨¦l quien se ha ido voluntariamente, subraya. Esta exigencia complica la situaci¨®n, reconocen fuentes gubernamentales. O tal vez la facilita, porque resulta inviable y evita abordar el problema de fondo: que no puede volver, ni a La Zarzuela ni a Espa?a, mientras sigan abiertas las investigaciones en curso en la Fiscal¨ªa y la Agencia Tributaria.
Hace mucho tiempo que se han sobrepasado los plazos que se pronosticaron para concluir ambas investigaciones, pero, lejos de cerrarse, parecen enmara?arse cada vez m¨¢s, con nuevas e insospechadas ramificaciones. En el entorno del rey em¨¦rito creen que Agencia Tributaria y Fiscal¨ªa se miran de reojo y ninguna quiere ser la primera en cerrar su investigaci¨®n por temor a que un hallazgo de la otra la pille con el pie cambiado. El ¨²nico consuelo es que, como lleva m¨¢s de la mitad del a?o fuera de Espa?a, se ha convertido en residente fiscal en el extranjero y Hacienda no podr¨¢ pedirle cuentas por sus ingresos de 2021.
Juan Carlos I goza de buena salud, pese a sus achaques. En Emiratos solo ha sido hospitalizado para someterle a chequeos rutinarios y permanecer en observaci¨®n tras vacunarse. Pero en agosto de 2019, hace ahora dos a?os, fue operado a coraz¨®n abierto para ponerle tres bypass y se ha barajado la posibilidad de implantarle un marcapasos. Con 83 a?os, el riesgo de una dolencia imprevista no puede descartarse. Y ni en Zarzuela ni en Moncloa parece existir un plan sobre qu¨¦ hacer con el rey em¨¦rito, m¨¢s all¨¢ de ganar tiempo. Un tiempo que se va agotando.