El incendio de Sierra Bermeja sigue vivo en el subsuelo un mes despu¨¦s
Los bomberos forestales no dan por extinguido el fuego que calcin¨® 10.000 hect¨¢reas
Invisible a los ojos, parte del subsuelo de Sierra Bermeja, al norte de Estepona (M¨¢laga), sigue en combusti¨®n, devorando lentamente turba y ra¨ªces. Un mes despu¨¦s del gran incendio forestal en el que muri¨® un bombero y que calcin¨® 10.000 hect¨¢reas de este paraje natural, a¨²n no ha podido darse por extinguido. A¨²n permanecen all¨ª 25 agentes con dos veh¨ªculos autobomba y ayuda a¨¦rea. Su obsesi¨®n es localizar puntos calientes en las entra?as de la tierra y enfriarlos para evitar que el fuego emerja. Mientras acecha, latente, sus consecuencias durar¨¢n mucho m¨¢s para una monta?a que tardar¨¢ d¨¦cadas en regenerarse. Las m¨¢s de 3.000 personas que fueron desalojadas aspiran ¨²nicamente a que la situaci¨®n no se repita. ¡°Nos sentimos totalmente abandonados¡±, afirma Fernando Serrano, vecino de Genalguacil, que cree que con la debida prevenci¨®n la magnitud del incendio habr¨ªa sido mucho menor. Mientras, las administraciones apenas han materializado sus promesas de ayuda, y la Guardia Civil prosigue una b¨²squeda, bajo secreto judicial, para dar con quien prendi¨® la mecha.
El fuego comenz¨® a las 21.35 del 8 de septiembre, y ardi¨® en la superficie durante seis d¨ªas. Solo la lluvia puso freno a la cat¨¢strofe ecol¨®gica. Los 1.100 efectivos desplazados a esa zona de orograf¨ªa endiablada se vieron impotentes para dominar un fuego de sexta generaci¨®n que adquiri¨® una din¨¢mica propia, en la que los piroc¨²mulos ¡ªnubes de fuego¡ª lanzaban pavesas al monte de manera incontrolada. Falleci¨® un bombero y otros dos resultaron heridos. Tambi¨¦n se accident¨® un helic¨®ptero del Infoca en el que viajaban 19 personas que resultaron ilesas. Era el tercer fuego que afectaba a la zona solo en 2021 en un paraje donde, seg¨²n un estudio de la Universidad de Granada, los grandes incendios forestales ¡ªde m¨¢s de 500 hect¨¢reas¡ª se producen cada 4,27 a?os debido el acuciante abandono del monte. Sin aprovechamiento forestal, con escaso mantenimiento preventivo, hasta los propios bomberos se quejaron. ¡°No pod¨ªamos llegar a algunos sitios porque los veh¨ªculos no pod¨ªan pasar por las pistas forestales, en muy mal estado, como los cortafuegos¡±, cuenta un agente que particip¨® en el control del incendio.
Un paseo por Sierra Bermeja ofrece estos d¨ªas un paisaje fantasmag¨®rico. Pinos y alcornoques centenarios han quedado reducidos a carb¨®n. Lo m¨¢s llamativo es el silencio. El petirrojo o el zorzal charlo no asoman el pico por ninguna parte. Apenas sobreviven insectos refugiados bajo las piedras tiznadas. Alguna cabra mont¨¦s asoma en busca de los peque?os brotes de gram¨ªneas, con ra¨ªces resistentes y las primeras en brotar. Junto a la cuneta de una carretera ahora cubierta por una alfombra de pinocha alguien fabric¨® dos montoncitos de pi?as y hojarasca separados por pocos metros. Accion¨® luego un mechero y su gesto bast¨® para poner patas arriba toda una comarca.
La investigaci¨®n apunta a que el fuego fue intencionado. Tras las filtraciones de los primeros d¨ªas, el trabajo que realiza el Seprona de la Guardia Civil es ahora secreto por mandato judicial. Fuentes del instituto armado destacan, eso s¨ª, la dificultad de hallar pistas. Tienen esperanza en la triangulaci¨®n de torres de telefon¨ªa para localizar un m¨®vil en la zona, en las c¨¢maras de las carreteras o residentes con informaci¨®n. Una de las hip¨®tesis, de hecho, fue un enfrentamiento vecinal, pero tambi¨¦n se baraj¨® la participaci¨®n de narcotraficantes.
¡°Lo peor es que ya est¨¢ casi todo el bosque muerto¡±, dice Joaqu¨ªn R¨ªos, de 21 a?os, mientras desayuna en el mes¨®n La Posada, junto a la carretera de Jubrique. Recuerda el desalojo de su pueblo en plena madrugada, la acogida de sus vecinos de Algatoc¨ªn, la obligaci¨®n posterior de abandonar tambi¨¦n ese municipio para cobijarse en Ronda. Dos noches y tres d¨ªas fuera de casa sin saber qu¨¦ encontrar¨ªan al volver. ¡°La sensaci¨®n es muy extra?a al ver el paisaje negro¡±, dice su amiga Marina Ruiz, de 26 a?os. Peor lo lleva Ana Bel¨¦n Mena. Su familia tiene 13 hect¨¢reas de casta?os en J¨²zcar, de las que nueve quedaron calcinadas. Unos 600 casta?os muertos que plant¨® su padre hace tres d¨¦cadas. ¡°No hay cosecha este a?o, pero tampoco los pr¨®ximos¡±, dice la mujer, de 33 a?os, que espera que las administraciones echen una mano.
Los ayuntamientos, en plena batalla contra la despoblaci¨®n, apenas tienen recursos para hacer frente a las p¨¦rdidas. La diputaci¨®n provincial fue la primera en enviar a sus t¨¦cnicos para valorar la situaci¨®n. Se ha comprometido a repartir ocho millones de euros, especialmente para infraestructuras. Las tuber¨ªas de J¨²zcar se derritieron y el municipio debe ahora tirar de un manantial cuyas aguas est¨¢n cargadas de cal y no se pueden beber. ¡°Hay que ver tambi¨¦n c¨®mo se ayuda a los particulares¡±, dice su alcalde, Francisco Lozano. Dice que siempre ha pensado que, antes o despu¨¦s, el monte arder¨ªa.
Responsabilidad
¡°Lo que m¨¢s me preocupa es la falta de autocr¨ªtica, y la sensaci¨®n de que no se har¨¢ nada que evite que pueda repetirse¡±, explica Miguel ?ngel Herrera, alcalde de Genalguacil. ¡°?C¨®mo se valora, adem¨¢s, la desaparici¨®n de un chaparral con 300 a?os?¡±, se pregunta el regidor. Dispara directamente a la Junta de Andaluc¨ªa, a la que pide que asuma responsabilidades ante la gesti¨®n del incendio. En el pueblo, sus vecinos se quejan de que ve¨ªan por televisi¨®n c¨®mo los helic¨®pteros apagaban las llamas cerca de Estepona, pero desde sus ventanas no ve¨ªan ninguno mientras su monte ard¨ªa.
La administraci¨®n auton¨®mica ha prometido 4,5 millones para construir un nuevo Centro de Defensa Forestal en la zona y un programa para fomentar la recuperaci¨®n ambiental y econ¨®mica, cuyo plan forestal est¨¢ caducado desde 2015. El subdelegado del Gobierno, Javier Salas, ha instado a la Junta ¡°a que no eluda su responsabilidad¡± ya que la pr¨¢ctica totalidad de los da?os son en monte p¨²blico y explotaciones agr¨ªcolas, ¡°que son de su competencia¡±. El Consejo de Ministros declar¨® el ¨¢rea afectada como zona catastr¨®fica, pero estas ayudas se centran especialmente en servicios esenciales ¡ªcarreteras, abastecimiento, instalaciones municipales¡ª y est¨¢ pendiente de publicar una convocatoria de ayudas. Los vecinos esperan, impacientes, mientras reparan lo que pueden y miran con desolaci¨®n a su alrededor con el miedo de que se avive una pesadilla con forma de fuego.
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