Una Constituci¨®n que nos protege
Estos 43 a?os de vigencia son la mejor garant¨ªa de un futuro que debemos mirar con optimismo y esperanza
La conmemoraci¨®n del aniversario de la Constituci¨®n invita a mirar de manera retrospectiva a aquellos a?os en que Espa?a transit¨® de la dictadura a la democracia. Y tambi¨¦n llama a analizar los acontecimientos de las d¨¦cadas recientes.
Esa reflexi¨®n nos reafirma en la idea de que la aprobaci¨®n de la Carta Magna fue un ¨¦xito hist¨®rico. Un ¨¦xito de pa¨ªs.
La transici¨®n hacia la democracia fue un proceso de di¨¢logo y encuentro entre diferentes con un resultado admirable. Una conquista pac¨ªfica de derechos y libertades cuyo germen de cambio se hab¨ªa ido incubando en la sociedad espa?ola incluso durante la dictadura. El ¡°esp¨ªritu de la Transici¨®n¡± fue el sello fundacional de nuestra democracia como modelo de convivencia plural, con reglas de juego consensuadas. Todos cedieron en aquel camino, con el fin de conseguir un bien superior: convivir en paz y en democracia.
Aprobar la Constituci¨®n fue el inicio del disfrute de las libertades y el progreso social en nuestro pa¨ªs. Un ¨¦xito liderado por una generaci¨®n que supo estar a la altura de la necesidad hist¨®rica de poner fin a la fatalidad del desencuentro entre espa?oles. Que identific¨® las inquietudes de la mayor¨ªa, que deseaba un cambio que no fuese ni cosm¨¦tico ni traum¨¢tico. Que fue capaz de fraguar acuerdos en el proceso constituyente.
Se abr¨ªa la posibilidad de que cristalizase una Espa?a moderna, dispuesta a la concordia y a la progresiva expansi¨®n y consolidaci¨®n del Estado social y democr¨¢tico de Derecho.
A lo largo de estos 43 a?os, Espa?a se ha convertido en una democracia plena, en una sociedad avanzada. No hay periodo hist¨®rico comparable en avances sociales a los que hemos conseguido durante este casi medio siglo. De hecho, no existe en el mundo un pa¨ªs que haya logrado tanto en tan poco tiempo. Un ¨¦xito por el que hemos de mostrar un leg¨ªtimo y justificado orgullo de pa¨ªs. La Espa?a constitucional es, sin duda, la mejor Espa?a conocida.
Hay muchos motivos para conmemorar cada 6 de diciembre la vigencia de nuestra Constituci¨®n. Un texto pionero que otorgaba relevancia a los derechos sociales y declaraba que Espa?a se constitu¨ªa en ¡°Estado social¡±.
La norma de 1978 mandata el mantenimiento del Estado de bienestar, que sustenta el dise?o y la orientaci¨®n de las pol¨ªticas p¨²blicas: derecho a la vivienda; derecho al trabajo y a una remuneraci¨®n suficiente; pensiones y servicios adecuados para nuestros mayores; acceso a la educaci¨®n para el pleno desarrollo de la personalidad; un r¨¦gimen p¨²blico de Seguridad Social; protecci¨®n de la infancia y la juventud, entre otros muchos. Su car¨¢cter inequ¨ªvocamente social se expresa en la previsi¨®n que llama a una distribuci¨®n m¨¢s justa de la renta; y tambi¨¦n en la que establece la subordinaci¨®n al inter¨¦s general de toda la riqueza. Incorpora adem¨¢s un concepto tan avanzado para aquel tiempo como el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado y, si bien es verdad que el t¨¦rmino utilizado para hacer referencia a las personas con discapacidad resulta hoy inaceptable ¡ªdesde el Gobierno hemos impulsado una reforma del art¨ªculo 49 que sustituya el t¨¦rmino ¡°disminuidos¡± por personas con discapacidad¡ª, s¨ª podemos resaltar la vocaci¨®n social de este art¨ªculo en cuanto que busca garantizar la atenci¨®n a las personas con discapacidad.
Las obligaciones de protecci¨®n y cumplimiento de los derechos sociales siguen plenamente vigentes, y esta es una caracter¨ªstica esencial que hemos de destacar hoy. Ahora que estamos saliendo de una grave crisis sanitaria, social y econ¨®mica e iniciamos una recuperaci¨®n que va a ser potente y va a ser justa, es decir, que ha de llegar a todas las personas, a todos los territorios y a todos los sectores de actividad. Por eso, la Carta Magna nos inspira y nos gu¨ªa cuando consideramos prioritario el fortalecimiento de lo p¨²blico; cuando adoptamos decisiones como subir el salario m¨ªnimo, dignificar las pensiones, instaurar el ingreso m¨ªnimo vital, promover la primera ley de vivienda estatal, multiplicar las becas, avanzar en igualdad de g¨¦nero¡ No es posible defender la Constituci¨®n sin defender los derechos sociales. Sin comprometerse con el mantenimiento del Estado del bienestar. La Constituci¨®n nos obliga a construir una Espa?a m¨¢s social, una Espa?a mejor.
Nada hay m¨¢s s¨®lido que una Constituci¨®n que fundamenta y ampara los derechos sociales, ni mandato m¨¢s vigente que la protecci¨®n de aquellos conciudadanos que se enfrentan a dificultades, que son los que necesitan de lo p¨²blico.
Hoy la ciudadan¨ªa nos pide a los gobiernos que les protejamos frente a la adversidad. Que lo p¨²blico sea su red de seguridad, tanto en las dificultades individuales (por ejemplo, el desempleo o la enfermedad) como en las colectivas (una pandemia o una cat¨¢strofe natural). Esa red de seguridad solo puede ser p¨²blica y es nuestro Estado del bienestar. Poner en valor lo p¨²blico como garant¨ªa de protecci¨®n de la ciudadan¨ªa es apostar por reforzar el Estado del bienestar y es ese Estado del bienestar el que consagr¨® nuestra Constituci¨®n hace 43 a?os.
Sigamos cuidando, por tanto, de nuestra Carta Magna. Para que siga siendo la base desde la que ampliar derechos y libertades en el proceso de transformaci¨®n y modernizaci¨®n en que estamos inmersos. Estos 43 a?os de vigencia son la mejor garant¨ªa de un futuro que debemos mirar con optimismo y esperanza. Nos espera una Espa?a mejor.
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