Un ¡°fondo buitre¡± sobrevuela el nido okupa de Valladolid
Una empresa especuladora compra la deuda de un hotel abandonado, sede de un centro social alternativo
El mural, de fondo rojo, adorna una de las paredes del viejo hotel Marqu¨¦s de la Ensenada, en Valladolid. ubicado sobre una antigua f¨¢brica de harinas sobre la desembocadura del canal de Castilla en el r¨ªo Pisuerga. El establecimiento, de cinco estrellas, quebr¨® en 2017, y su due?o, Rafael Mart¨ªnez, se desentendi¨® de una deuda de 3,3 millones de euros con proveedores y empleados. La vieja f¨¢brica, declarada Bien de Inter¨¦s Cultural, comenz¨® a deteriorarse, pasto del gamberrismo y el menudeo de droga. Y probablemente habr¨ªa sucumbido al abandono si no fuera porque hace tres a?os, lo okuparon unos activistas locales, que fundaron el centro social autogestionado La Molinera. Estos comenzaron a rehabilitar el inmueble para ofrecer talleres y cobijo a otros colectivos. El proyecto encara ahora una amenaza: un juez ha ordenado a los okupas desalojar la f¨¢brica despu¨¦s de que un ¡°fondo buitre¡±, como lo denominan los habitantes del antiguo hotel, haya adquirido la deuda del antiguo hotel. El mural se vuelve inquietantemente real.
El aviso yace en una carpeta con m¨¢s documentaci¨®n, una gota de papel en el oc¨¦ano de la biblioteca. Tras los libros, pintadas reivindicativas con frases de la escritora Virginia Woolf o una consigna del fil¨®sofo Paulo Freire: ¡°Todo acto educativo es un acto pol¨ªtico¡±. Estas mesas acogen un c¨®nclave entre el historiador Jorge Lebrero, de 33 a?os; el trabajador del metal Yeray Mu?oz, de 34; Roc¨ªo Mielgo, auxiliar de hospital p¨²blico, de 52; Irene San Pablo, trabajadora social de 29; e ??igo Diego, empleado de marketing de 34; cinco de las ¡°decenas y decenas¡± de personas que conforman este nido ¡°del com¨²n de la ciudad¡±. Cinco gargantas y una voz: ¡°El dinero no trae legitimidad¡±. El grupo explica que el fondo de inversi¨®n especulativo Kelona Invest ha adquirido los 3,3 millones de euros de deuda del due?o fugado del hotel, que debe miles de euros a proveedores y plantilla del establecimiento. Una suma, critica Mu?oz, que no aparece en la adquisici¨®n del pasivo por parte de una entidad que seg¨²n el Registro Mercantil se dedica a la ¡°compraventa de bienes inmobiliarios¡± y que en 2017, fecha de sus ¨²ltimos datos actualizados, arroj¨® un balance negativo de 257.000 euros. Los activistas denuncian que uno de sus grandes apoderados es Hipoges Iberia, otra financiera La empresa no ha respondido al contacto de EL PA?S.
Un recorrido por este otrora lustroso hotel, pregonado como el ¨²nico cinco estrellas de Valladolid, sirve para conocer su historia y los estragos del abandono. San Pablo avisa de que ¡°esto no es una pe?a o un local¡± y Lebrero explica la postura b¨¢sica: ¡°Nadie viene a aprovecharse sino a aportar dinero, tiempo, energ¨ªa o conocimiento¡±. Solo as¨ª lograron limpiar, tras meses de esfuerzo, los destrozos ocasionados por botellones o saqueadores de este edificio bajo el que brama el agua de ese hist¨®rico canal. Poca broma los accidentes que podr¨ªan propiciar esas viejas maquinarias que nadie pudo llevarse. A su lado, un suelo de cristal sobre el caudal de la desembocadura con grietas de golpes. Las actividades se realizan en varias salas de la planta baja y algunas de la superior para evitar partes peligrosas. Las instalaciones se iluminan mediante placas solares que adquirieron tras una campa?a de micromecenazgo. El agua la obtienen de la lluvia. Mu?oz loa al ¡°com¨²n¡± como art¨ªfice del centro social, que cuenta con un gimnasio coronado por una bandera con la efigie del Che Guevara y su ic¨®nico ¡°Hasta la victoria siempre¡±. El lema del revolucionario cubano encaja con la ubicaci¨®n de La Molinera, junto al barrio de La Victoria, cuyos vecinos les agradecen haber expulsado la delincuencia. ¡°?Un camarero, el primer d¨ªa de okupaci¨®n, nos trajo el desayuno!¡±, aplaude a¨²n Diego.
El equipo critica que las instituciones olvidaran este patrimonio hist¨®rico: ¡°Las administraciones deben tener implicaci¨®n subsidiaria¡±. ¡°?La Junta de Castilla y Le¨®n o el Ayuntamiento no tienen nada que decir contra un fondo buitre?¡±, cuestionan. Manuel Saravia, teniente de alcalde y concejal de Urbanismo, matiza que el Consistorio act¨²a cuando recibe denuncias de la propiedad o de la ciudadan¨ªa, pero al no haber quejas no han intervenido m¨¢s all¨¢ de cuando lo precintaron por un incendio, que se declar¨® antes de la llegada de los activistas. El edil expone que el gobierno local ¡°no puede sustituir a la propiedad¡± y que los okupantes no se han dirigido a ellos. Reconoce adem¨¢s ¡°el valor cultural¡± del edificio. Saravia, quien se abre a contemplar la adquisici¨®n ¡°a un precio razonable, sin especulaci¨®n¡±, admite que tiene informaci¨®n de que las partes m¨¢s sensibles de la f¨¢brica se encuentran m¨¢s cuidadas desde que La Molinera comenz¨® a fraguarse.
Los reunidos destacan que su feudo ¡°no es una alternativa habitacional¡±, pero prefieren no aclarar si hay quien duerme regularmente en el lugar. Lo innegable es que lo protegen ¡°de d¨ªa y de noche para asegurar la naturaleza del proyecto¡±. Sin ¨¦l, se?ala Mielgo, no habr¨ªa donde citar a colectivos feministas que se juntan en salas bautizadas en honor a la activista pucelana Doris Benegas. El hotel acoge talleres de actividades variadas: desde el de boxeo, adonde se dirigen varios chavales que entran en el inmueble y saludan, hasta cursos de preparaci¨®n de sushi, bailes o asesoramiento jur¨ªdico. La Molinera, sostienen, pelear¨¢ en los juzgados para conservar su ¡°legitimidad¡±. La asamblea censura que los ¡°patriotas de bandera¡± se oponen a que la gente local administre tal patrimonio en vez de permitir la especulaci¨®n for¨¢nea: ¡°No es cuesti¨®n de palabras sino de hechos¡±. Para mostrar la ¡°presi¨®n social¡± han convocado una ¡°gran movilizaci¨®n¡± el 11 de diciembre para demostrar el apoyo que reciben. ¡°Luego ya veremos c¨®mo est¨¢n las piezas en el tablero¡±, deslizan. La partida ha comenzado con jaque. Ahora les toca mover.
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