La desaparici¨®n de Sonia Iglesias se queda sin respuestas tras 12 a?os de b¨²squeda
Un juzgado certifica la muerte de la mujer a la que se le perdi¨® el rastro en 2010 en Pontevedra, despu¨¦s de que el fallecimiento del principal sospechoso haya frustrado la investigaci¨®n
El Juzgado de Familia de Pontevedra ha declarado civilmente fallecida a Sonia Iglesias, desaparecida el 18 de agosto de 2010 en el centro de esta ciudad gallega donde fue vista por ¨²ltima vez. Su ¨²nico hijo, de 19 a?os, solicit¨® la certificaci¨®n de su muerte a finales de 2020, tres meses despu¨¦s de que falleciera su padre, imputado como principal sospechoso de la desaparici¨®n de su madre. El tr¨¢mite deja si respuestas un extra?o caso sobre el que los investigadores reconocen ¡°una enorme frustraci¨®n¡±.
El 1 de enero de 2021 es la fecha legal del fallecimiento de Sonia Iglesias Eir¨ªn que se recoge en un decreto emitido por el juzgado en mayo pasado, seg¨²n ha informado el Tribunal Superior de Galicia. El documento permitir¨¢ desbloquear los asuntos de car¨¢cter legal y administrativo de su hijo, como la herencia de sus padres o la parte de la pensi¨®n de orfandad que le corresponde de su madre, al haber trascurrido una d¨¦cada sin poder resolver la inc¨®gnita de su paradero.
Iglesias ten¨ªa 38 a?os y era empleada del grupo Inditex como encargada de la tienda de M¨¢ximo Dutti en la ciudad. La investigaci¨®n se archiv¨® provisionalmente en dos ocasiones por el juzgado de violencia de g¨¦nero, al no poder obtener ninguna prueba concluyente para acusar a su pareja, Julio Ara¨²jo, que present¨® la denuncia de su desaparici¨®n y con quien estaba en tr¨¢mites de separaci¨®n.
Un caso que en principio no prescribir¨¢ hasta agosto de 2030, pero que dif¨ªcilmente podr¨¢ resolverse ante el fallecimiento del ¨²nico imputado, lo que ha producido ¡°una enorme frustraci¨®n a los investigadores¡±, seg¨²n admite el fiscal jefe de Pontevedra. Para Juan Carlos Aladro, ¡°no se trata de un crimen perfecto, porque no hay sombras de dudas, pero es un caso muy complejo al no poder llegar tan lejos como pretend¨ªamos para obtener alguna prueba¡±, expone.
El m¨®vil que ha barajado la polic¨ªa fue el divorcio que recientemente le hab¨ªa planteado Iglesias a su marido por la relaci¨®n que esta hab¨ªa iniciado con un empresario espa?ol residente en Venezuela. Aquella ma?ana temprano, Julio Ara¨²jo llev¨® a su pareja hasta el centro de Pontevedra donde iba a ir al zapatero y a recoger las fotos de la primera comuni¨®n de su hijo que se hab¨ªa celebrado d¨ªas antes.
El hombre regres¨® a casa y luego baj¨® al bar que frecuentaba, seg¨²n corroboraron varios testigos. Sin embargo, son estas las horas clave del caso, cuando se cree que se ejecuta el supuesto crimen, y que se suceden entre las 9.30 y 12.30 de la ma?ana. En ese lapsus de tiempo, Ara¨²jo, de 62 a?os, que trabajaba en el negocio familiar de venta de muebles, recibi¨® dos llamadas en su domicilio que quedaron registradas por la polic¨ªa: una de su hermana y otra de una empleada de la tienda para preguntar por qu¨¦ su mujer no hab¨ªa ido a trabajar. Al d¨ªa siguiente, un hombre encontr¨® en una cuneta, cerca del monte Castrove, la cartera de Iglesias con la tarjeta sanitaria dentro. All¨ª comenzaron las batidas de la polic¨ªa, pero no llegaron a utilizar el georradar sobre el terreno por falta de indicios.
En 2018 se reabri¨® el caso y la polic¨ªa cit¨® a declarar a Ara¨²jo y a un hermano como supuesto c¨®mplice, pero no contestaron al interrogatorio que se realiz¨® en la comisar¨ªa. Agentes de la Polic¨ªa Cient¨ªfica regresaron a algunos escenarios ya inspeccionados a?os antes, como una finca y un pozo, y acudieron a otros lugares sorprendentes, como el pante¨®n de la familia Ara¨²jo. Pero el recinto alberga una treintena de sepulturas, lo que hizo inviable la posibilidad de explorar la hip¨®tesis de una posible incineraci¨®n del cuerpo de la mujer que llegaron a barajar los investigadores.
Tampoco este ins¨®lito rastreo permiti¨® encontrar restos biol¨®gicos de la mujer y las diligencias volvieron a archivarse hasta hoy. Para el abogado de Ara¨²jo, estas pesquisas fueron ¡°desconcertantes¡± y siempre ha defendido que su cliente no tuvo tiempo material para deshacerse del cuerpo, y que el supuesto crimen tuvo que ser ejecutado por, al menos, dos personas. Jes¨²s Santal¨® ha lamentado que la polic¨ªa no investigara al hombre residente en Venezuela que iba a ver a Iglesias a la tienda donde trabajaba, seg¨²n varios testigos.
El tel¨¦fono de prepago que ella utilizaba para comunicarse con su supuesta nueva pareja y que guardaba en su taquilla permiti¨® a la polic¨ªa contactar con ¨¦l. El hombre declar¨® que se encontraba en Santo Domingo (Rep¨²blica Dominicana), y que habl¨® con Iglesias dos d¨ªas antes de su desaparici¨®n para decirle que estaba con su expareja con la que intentaba reanudar la relaci¨®n.
Sin un punto y final al caso de Sonia Iglesias, la tragedia ha marcado la ni?ez y adolescencia de su hijo Alejandro Ara¨²jo, que ten¨ªa ocho a?os cuando perdi¨® a su madre. Pese a todo, el chico ha seguido conviviendo con su progenitor en la casa familiar y le ha acompa?ado en su larga enfermedad, aquejado de un c¨¢ncer, hasta su muerte en septiembre pasado.
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