Historias de amor, reencuentro y colas en la reapertura de la verja de Ceuta y Melilla
Parejas separadas por la frontera, familias que se ve¨ªan desde la valla... Las primeras personas en cruzar cuentan sus impresiones de una ¡°noche hist¨®rica¡±
Las fronteras abiertas. Las colas en marcha. El tr¨¢fico de ida y vuelta entre Ceuta y Melilla con Marruecos fluye. Dos a?os y dos meses despu¨¦s, las verjas que cerraban los pasos fronterizos se han abierto en una ¡°noche hist¨®rica¡±, como la calificaba la delegada melillense del Gobierno, Sabrina Moh. A pesar de que el tr¨¢nsito entre los dos pa¨ªses no ha tenido nada que ver con las cifras diarias de cruce de antes del cierre ¨Den esta primera fase de apertura, hasta el 31 de mayo, solo pueden pasar residentes en territorio Schengen¨D, en las dos ciudades espa?olas se viv¨ªa un ambiente festivo. El mismo que pod¨ªa apreciarse en las localidades marroqu¨ªes de los alrededores, cuyas econom¨ªas est¨¢n entrelazadas.
Ceuta: ¡°Hace m¨¢s de dos a?os que no ven a su padre¡±
Los primeros en entrar a pie fueron un marroqu¨ª, Mustafa Tanistas, que dijo ser concejal del Ayuntamiento de Tetu¨¢n, y un belga de origen marroqu¨ª, Abdelaziz Elharraq, que entr¨® grab¨¢ndose ¨¦l mismo entre la multitud. ¡°Hac¨ªa cuatro a?os que no ven¨ªa a visitar Ceuta¡±, explicaba. Y, como ellos, 1.378 personas en 474 coches han ido de Espa?a a Marruecos, mientras 567 personas y 228 veh¨ªculos han hecho el camino contrario, desde la apertura hasta las 12.30, seg¨²n la Delegaci¨®n del Gobierno.
Almudena Gonz¨¢lez quer¨ªa entrar a Marruecos con sus tres hijos para dejarlos con su exmarido y padre de los chicos, pero tuvieron que volver. Las autoridades marroqu¨ªes exigen en frontera las tres dosis de la vacuna contra la covid y ellos a¨²n van por la segunda. ¡°Un poquito enfadada¡±, Gonz¨¢lez iba con prisa a hacerse un test que permitiese sustituir la exigencia de la dosis que no tienen. ¡°Me ha dado pena porque mi hija se ha puesto a llorar. Hace m¨¢s de dos a?os que no ven a su padre¡±, explicaba.
Entre las primeras en cruzar estaba Fatima Abdelkader, de 60 a?os. Solo va a pasar una hora en Marruecos, pero est¨¢ feliz de reencontrarse con parte de su familia en Castillejos. A poca distancia de Fatima aguarda una historia de amor: la de Juan Manuel Aguiar, un marino mercante de 39 a?os que se volver¨¢ a ver con su mujer Sarah, profesora en Castillejos. En estos 26 meses de cierre solo se han visto una vez, cuando reabri¨® el espacio a¨¦reo en verano. ¡°Ha sido muy duro, y mira que por mi trabajo estoy acostumbrado a la distancia y el aislamiento¡±, cuenta Aguiar.
Melilla: ¡°Este es un momento de celebraci¨®n¡±
Lo que a medianoche empez¨® con alegr¨ªa en Melilla cambi¨® de tono en cuanto las esperas para cruzar la frontera comenzaron. Pese a que se hab¨ªa dise?ado un circuito para que fluyeran los veh¨ªculos, lo que no hubo manera de evitar fueron las retenciones provocadas por el sellado de los pasaportes a los melillenses, algo in¨¦dito. ¡°Esto no va a funcionar¡±, clamaba Mohamed, que hac¨ªa cola junto a su hijo Bilal tras superar el primer control de documentaci¨®n hispano-marroqu¨ª. ¡°Sellando el pasaporte es imposible. ?Y cuando sea la Operaci¨®n Paso del Estrecho, con mil coches en un d¨ªa?¡±, inquir¨ªa. Las cifras de las primeras siete horas eran escasas: 432 personas y 148 autom¨®viles pasaron de Melilla a Marruecos, mientras 320 personas y 127 coches recorr¨ªan el camino inverso. Bilal se empe?¨® en ver a su abuela la misma noche del lunes, asegura el padre. Hace m¨¢s de dos a?os que no ve¨ªa a Shumicha, la abuela que espera en casa, en Beni Enzar.
A la 1.30, quienes persist¨ªan en el cruce se desanimaban por la lentitud en el laber¨ªntico paso, con tres controles de las autoridades, para revisar pasaportes, pero tambi¨¦n la documentaci¨®n sanitaria para garantizar la vacunaci¨®n anticovid. Recorrer los aproximadamente 300 metros del paso supera la hora, con un flujo de personas ligero.
A partir de las 3.00, en el lado marroqu¨ª, en Beni Enzar, apenas pululaban quienes hab¨ªan intentado acceder a Espa?a y hab¨ªan sido rechazados. Como Mohamed Jabir, un joven marroqu¨ª de 20 a?os, a quien ha caducado el permiso de residencia en Espa?a. ¡°Yo estaba en el centro de menores¡±, explica, ¡°ahora la polic¨ªa marroqu¨ª no me deja pasar¡±. Mohamed exhibe los t¨ªtulos de formaci¨®n conseguidos mientras estudio bajo la tutela de Melilla.Entr¨® de manera irregular en noviembre de 2019 y consigui¨® el permiso de residencia el 12 de marzo de 2020, tras cumplir la mayor¨ªa de edad. Ahora ese papel no le vale.
A las 00.00, Alejandro Garc¨ªa, polic¨ªa nacional con tres a?os de servicio en Melilla, arrastraba el port¨®n enrejado que se ha mantenido cerrado durante m¨¢s de dos a?os en el paso de Beni Ensar, que da acceso a Marruecos. ¡°Abrimos ahora con alegr¨ªa porque se cerr¨® por lo que se cerr¨®. [En 2020] Vivimos incluso momentos de p¨¢nico; era un momento muy confuso; la gente volv¨ªa espantada de Marruecos, sin saber qu¨¦ estaba pasando con el covid¡±, rememora. ¡°Ahora volvemos a la normalidad de siempre¡±, apostilla, ¡°se ve aqu¨ª que entre la poblaci¨®n es momento de celebraci¨®n¡±.
Fnideq: ¡°Desde mi casa en Castillejos veo mi casa en el barrio de El Pr¨ªncipe¡±
En Fnideq se han registrado en las primeras horas tras la reapertura peque?as colas, mucho menores que las habituales en el paso fronterizo. Rachid, un ceut¨ª de 50 a?os, de origen marroqu¨ª, fue de los primeros en cruzar a suelo espa?ol, montado en una moto. ¡°Desde mi casa en Castillejos veo mi casa en Ceuta, en el barrio de El Pr¨ªncipe¡±, contaba. Mohamed, otro ceut¨ª, de 45 a?os, decidi¨® dejar el coche en Fnideq y pas¨® caminando a lo largo de dos kil¨®metros. ¡°Vine a Fnideq en barco desde Ceuta a Algeciras y desde all¨ª a Tanger Med, para pasar las fiestas despu¨¦s de ramad¨¢n. Y ahora me vuelvo con mi mujer y mis hijos, que est¨¢n en Ceuta esper¨¢ndome¡±, se?alaba.
Se ve¨ªan caras muy alegres al llegar a Fnideq. Tal vez ese era el sentido de elegir este martes 17 de mayo para reabrir las fronteras cerradas hac¨ªa 26 meses: Marruecos y Espa?a han conseguido que la prensa no ocupe demasiado tiempo en recordar que justo ese d¨ªa hace un a?o, en plena pandemia, las autoridades marroqu¨ªes permitieron la entrada en Ceuta de m¨¢s de 10.000 emigrantes irregulares.
As¨ª, el joven Bilal Aranas llegaba de Ceuta a Fnideq muy contento y se iba a juntar con sus amigos y familiares para cenar. Y Mohamed, de 41 a?os, llegaba en moto diciendo que simplemente quer¨ªa darse una vuelta por Castillejos y volver¨ªa a Ceuta para dormir con su esposa. Tambi¨¦n sonre¨ªa Dalila, de 47 a?os, que caminaba acompa?ada de su hija Nor, de 13. Dalila pensaba quedarse en Tetu¨¢n todo el verano para cuidar de su madre y la ni?a volver¨ªa a Ceuta el domingo por la tarde para ir al colegio el lunes.
Todo el mundo parec¨ªa contento. Hasta los polic¨ªas marroqu¨ªes apostados en la frontera. Pero a la una de la madrugada ¨Dlas 2.00 en Espa?a¨C hab¨ªa cientos de j¨®venes sentados en la calle m¨¢s pr¨®xima a la glorieta de la frontera con Espa?a. Recordaban a aquellos que hace un a?o cruzaron a Ceuta sin documentaci¨®n, con la complacencia de los mismas agentes que por ahora los mantienen a raya.
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