La activista saharaui Sultana Jaya viaja a Espa?a para recibir atenci¨®n m¨¦dica
La militante del Frente Polisario denunci¨® sufrir un cerco policial en su casa del S¨¢hara Occidental durante un a?o y medio
Sultana Jaya, la activista de 41 a?os que se convirti¨® desde el a?o pasado en el gran s¨ªmbolo de la resistencia del Frente Polisario en los territorios del S¨¢hara Occidental controlados por Marruecos, ha viajado este mi¨¦rcoles desde El Aai¨²n a Las Palmas de Gran Canaria. Desde all¨ª tiene previsto volar este viernes 3 de junio hacia Alicante para recibir atenci¨®n m¨¦dica. Jaya denunci¨® haber sufrido durante m¨¢s de un a?o y medio un...
Sultana Jaya, la activista de 41 a?os que se convirti¨® desde el a?o pasado en el gran s¨ªmbolo de la resistencia del Frente Polisario en los territorios del S¨¢hara Occidental controlados por Marruecos, ha viajado este mi¨¦rcoles desde El Aai¨²n a Las Palmas de Gran Canaria. Desde all¨ª tiene previsto volar este viernes 3 de junio hacia Alicante para recibir atenci¨®n m¨¦dica. Jaya denunci¨® haber sufrido durante m¨¢s de un a?o y medio un ¡°asedio¡± policial en su casa en la ciudad de Bojador, de 30.000 habitantes. El cerco y la vigilancia alrededor de su vivienda ¡ªque las autoridades marroqu¨ªes niegan¡ª comenz¨®, seg¨²n Jaya, el 19 de noviembre de 2020, cinco d¨ªas despu¨¦s de que el Frente Polisario decretara la ruptura del alto el fuego suscrito desde 1991 ante la ONU.
Durante los ¨²ltimos 18 meses, Jaya sol¨ªa subir cada tarde con su hermana Elwara, de 48 a?os, a la azotea de la casa para ondear la bandera del Frente Polisario, prohibida en Marruecos. Despu¨¦s, difund¨ªan la escena en las redes sociales. La vigilancia y el cerco que denunciaba Jaya sobre su casa qued¨® roto el pasado 16 de marzo, cuando dos militantes estadounidenses de la organizaci¨®n Human Rights Action Center (HRAC), burlaron la vigilancia y accedieron a la casa de la activista saharaui.
Los ciudadanos estadounidenses son Ruth McDonough y un m¨¦dico que prefiere mantenerse en el anonimato y presentarse como Al¨ª. Los dos militantes extranjeros, que han vivido con Jaya durante once semanas, viajan a Canarias con la activista saharaui, para regresar luego a su pa¨ªs de origen. Al¨ª indic¨® en conversaci¨®n telef¨®nica con este diario: ¡°El Estado marroqu¨ª nos est¨¢ poniendo una alfombra roja para que nos vayamos. Yo creo que est¨¢n muy felices de que salga Jaya¡±.
Sultana Jaya y los dos activistas de Estados Unidos viajaron el pasado lunes desde Bojador a El Aai¨²n, capital administrativa del S¨¢hara Occidental, situada a 190 kil¨®metros al norte. Se hospedaron en la casa del saharaui Hassanna Douihi, de 56 a?os, a la espera del avi¨®n para volar a Las Palmas de Gran Canaria.
Las autoridades marroqu¨ªes han negado desde siempre todas las acusaciones de Jaya y la han tachado de mera ¡°propaganda sin ning¨²n fundamento¡±.
Hassanna Douihi afirma, en conversaci¨®n telef¨®nica, que Jaya decidi¨® viajar a Espa?a despu¨¦s de ser aconsejada por un m¨¦dico estadounidense. ¡°Su estado de salud requiere apoyo m¨¦dico¡±, indic¨®, ¡°y varios activistas saharauis de distintos continentes le rogaron que visite m¨¦dicos en otros lugares. Ella necesita que le revisen un ojo cada seis meses¡±. Tras un a?o y medio en su casa, Jaya sali¨® por primera vez hace dos semanas para renovar su pasaporte, seg¨²n informa su entorno. ¡°Mi casa¡±, indic¨® este martes Douihi, est¨¢ rodeada por la polic¨ªa. No dejan entrar a activistas que quieren visitar a Sultana¡±.
Jaya ha denunciado en redes sociales que su hermana fue violada por fuerzas marroqu¨ªes con un palo de la bandera saharaui el 12 de mayo de 2021. Y que a ella la violaron con los dedos de la mano varios encapuchados ¡°paramilitares¡± el 15 de noviembre y el 5 de diciembre del a?o pasado.
Por su parte, Mohamed Salen Saadoun, director regional del Consejo Nacional de Derechos Humanos (CNDH), ¨®rgano oficial que mantiene ciertas semejanzas con el Defensor del Pueblo espa?ol, indic¨® a este diario el pasado marzo que ninguna de las acusaciones de Jaya han podido ser verificadas. Y a?adi¨® que pod¨ªa salir al extranjero sin ning¨²n problema, ¡°igual que lo hacen otras activistas¡±.