Activistas saharauis denuncian un aumento de la presi¨®n marroqu¨ª desde la ruptura del alto el fuego
Human Rights Watch reclama el levantamiento de la vigilancia policial sobre la casa de la militante Sultana Jaya
Activistas saharauis denuncian un aumento de la ¡°represi¨®n¡± por parte de las autoridades marroqu¨ªes en el S¨¢hara Occidental desde el 13 de noviembre. Aquel d¨ªa se produjo un intercambio de tiros entre el Ej¨¦rcito marroqu¨ª y miembros del Frente Polisario en la zona saharaui de El Guerguerat que rompi¨® el alto el fuego establecido por ambas partes desde 1991. El Frente Polisario decret¨® el estado de guerra y, desde entonces, varios activistas alertan sobre la vigilancia de los agentes marroqu¨ªes en sus domicilios y la limitaci¨®n de sus movimientos en el S¨¢hara Occidental.
La organizaci¨®n internacional Human Rights Watch (HRW) ha investigado el caso de Sultana Jaya, activista de 40 a?os cuya casa de la ciudad de Bojador, en el S¨¢hara Occidental, se encuentra vigilada desde hace m¨¢s de tres meses por las autoridades marroqu¨ªes, seg¨²n se?ala la ONG en un comunicado difundido el pasado d¨ªa 5. Indica que las fuerzas del orden han impedido ¡°sin ninguna justificaci¨®n¡± que varias personas la visiten en su casa. Esta vigilancia y la ¡°violaci¨®n del derecho a asociarse en su propio domicilio¡±, seg¨²n HRW, son ¡°emblem¨¢ticos de la intolerancia¡± de las autoridades de Rabat hacia las llamadas a la autodeterminaci¨®n del S¨¢hara Occidental. HRW reclam¨® informaci¨®n sobre el caso a la Delegaci¨®n Interministerial de Derechos del Hombre (DIDH) y este organismo respondi¨® en una carta que ¡°ni ella ni su familia est¨¢n siendo objeto de ning¨²n acoso ni vigilancia particular¡±.
Jaya indic¨® a este diario en una conversaci¨®n telef¨®nica el pasado d¨ªa 5 que su casa, donde vive con su hermana, su madre y otro activista, se encuentra vigilada desde el 19 de noviembre de 2020. ¡°Se ha convertido en una c¨¢rcel donde no dejan salir ni entrar a nadie¡±. Asegura que de forma habitual la vigilan m¨¢s de 20 personas, con y sin uniformes. ¡°Llevamos 108 d¨ªas de arresto domiciliario¡±, se?al¨®. ¡°Cada vez que intentamos salir o documentar lo que estamos sufriendo somos v¨ªctimas de agresiones f¨ªsicas, vejaciones e insultos¡±. Jaya asegura sufrir tambi¨¦n una ¡°feroz campa?a de difamaci¨®n¡± en las redes sociales y en los medios del Estado marroqu¨ª.
HRW indica que, desde el 19 de noviembre, Jaya ha salido de su domicilio ¡°menos de una decena de veces¡±, para caminar durante unos metros, filmar con su tel¨¦fono a los miembros de las fuerzas de seguridad y despu¨¦s regresar a casa. Precisa que solo en una ocasi¨®n se aventur¨® a caminar hasta 150 metros m¨¢s all¨¢ de su hogar. Seg¨²n relat¨® la activista a la organizaci¨®n, varios agentes la rodearon en ese momento. ¡°No me arrestaron ni me tocaron, pero me sent¨ª amenazada, tem¨ª por mi vida y regres¨¦ a casa¡±, declar¨®.
¡°Presionar¡± a los opositores
Eric Goldstein, responsable de HRW en Oriente Pr¨®ximo y en el norte de ?frica, se?al¨® en el citado escrito que nada justifica el bloqueo de una casa sin una base legal. Para Goldstein, la vigilancia sobre Jaya tiene como objetivo presionar, ¡°de forma psicol¨®gica tambi¨¦n¡±, a quienes se oponen a la soberan¨ªa de Marruecos sobre el S¨¢hara Occidental.
El activista saharaui El Mami Amar Salem, de 42 a?os, relata en conversaci¨®n telef¨®nica desde la ciudad de Dajla, en el sur del S¨¢hara Occidental, que el 18 de febrero se vio impedido de viajar hacia Bojador, a tres horas y media en coche, porque la polic¨ªa lo retuvo junto a otro amigo. ¡°Quer¨ªamos visitar a Sultana [Jaya] para solidarizarnos con ella. La polic¨ªa ya nos estaba esperando en el primer control de la ciudad, acompa?ados con agentes de inteligencia. Nos pidieron la documentaci¨®n del coche. Y tras dos horas y media esperando nos devolvieron la documentaci¨®n y nos impidieron salir¡±.
Uno de los portavoces del grupo de periodistas saharauis Equipe Media, que solicita el anonimato, indica desde El Aai¨²n que desde el pasado 13 de noviembre, ¡°cuando Marruecos rompi¨® el alto el fuego¡±, una veintena de saharauis han sido vigilados a las puertas de sus domicilios durante dos meses. Todos ellos residen en El Aai¨²n, capital administrativa del S¨¢hara Occidental. ¡°Entre ellos, se encontraba la activista Aminatu Haidar, que ahora est¨¢ fuera. Ahora, estos activistas siguen siendo vigilados, pero no durante las 24 horas; no como Sultana¡±, se?ala la citada fuente.
La activista El Ghalia Djimi, de 60 a?os, tiene en su perfil de WhatsApp un mensaje en espa?ol que dice: ¡°Todos somos Sultana Jaya¡±. Desde El Aai¨²n asegura por tel¨¦fono que varios veh¨ªculos de polic¨ªa rodearon su casa el pasado d¨ªa 6. Afirma tambi¨¦n que el pasado lunes, d¨ªa Internacional de la Mujer, en el que varias mujeres saharauis se manifestaron en El Aai¨²n, fue seguida por una motocicleta desde las ocho de la ma?ana hasta las dos de la tarde.
Djimi sostiene que ha sufrido ¡°seguimiento y persecuci¨®n policial¡± durante tres meses, desde que el 20 de septiembre cre¨® la Instancia Saharaui Contra la Ocupaci¨®n Marroqu¨ª. ¡°Tengo v¨ªdeos y matr¨ªculas de los coches que me han perseguido. Y dejaron de seguirme el 25 de diciembre. Pero desde ese d¨ªa montaron un caf¨¦ al lado de mi casa y ah¨ª vienen los confidentes marroqu¨ªes cada tarde a hacer como que juegan a los bolos. Los reconocemos porque, aunque vistan de paisano se comunican con radios inal¨¢mbricas¡±.
Djimi explica que si los activistas saharauis no reivindican la autodeterminaci¨®n la situaci¨®n puede parecer perfecta, ¡°a pesar de la presencia militar y policial en las calles¡±. ¡°Pero en cuanto una persona intenta alzar la voz, ya sabe que le espera la discriminaci¨®n, la intimidaci¨®n y la marginaci¨®n econ¨®mica. Eso es lo que pasa con Sultana y su familia. Yo soy una defensora pac¨ªfica de los derechos humanos y de la autodeterminaci¨®n del S¨¢hara. Marruecos no debe obligarnos a aceptar la ocupaci¨®n. Tiene que tener el coraje para convencer a los saharauis de su presencia en el S¨¢hara ocupado¡±.
La organizaci¨®n estatal Consejo Nacional de Derechos del Hombre (CNDH), equivalente en algunos aspectos a la instituci¨®n espa?ola del Defensor del Pueblo, fue consultada por este diario sobre la situaci¨®n en el S¨¢hara Occidental tras el 13 de noviembre. Una portavoz se remiti¨® a un escueto comunicado que el CNDH public¨® despu¨¦s de que Sultana Jaya denunciara en las redes sociales haber sido herida en un ojo en febrero a causa de una pedrada lanzada por un polic¨ªa. El comunicado concluye diciendo que, a causa de las ¡°versiones contradictorias¡± sobre lo ocurrido, el CNDH dirigi¨® una carta a la fiscal¨ªa en la que le recomienda que se realice una investigaci¨®n sobre los hechos denunciados. Este peri¨®dico ha intentado sin ¨¦xito recabar la versi¨®n de las autoridades marroqu¨ªes a trav¨¦s de los Ministerios del Interior y de Comunicaci¨®n.
Sentada a favor de un intelectual marroqu¨ª preso, disuelta por la polic¨ªa
Agentes marroqu¨ªes disolvieron el viernes por la tarde en Rabat una sentada frente al Parlamento en la que una cincuentena de hombres ped¨ªan la puesta en libertad del historiador y activista marroqu¨ª Maati Monjib, de 60 a?os. Abdellatif El Hamamouchi, presidente del comit¨¦ de apoyo al intelectual indic¨® a este diario que varias personas resultaron heridas. ¡°Entre ellas, yo mismo, en una piernas¡±, se?al¨®.
Monjib se encuentra en huelga de hambre desde el jueves 4 de marzo con el objetivo de lanzar una ¡°llamada de socorro¡± a la opini¨®n p¨²blica ante la ¡°persecuci¨®n y la injusticia¡± que declara sufrir por parte del Estado, seg¨²n escribi¨® en un escrito difundido por sus abogados.
El historiador est¨¢ preso desde el 29 de diciembre, acusado de ¡°fraude y atentado contra la seguridad del Estado¡±. Monjib se declara inocente y se?ala que la verdadera causa de su encarcelamiento son sus art¨ªculos cr¨ªticos respecto al Estado.
La disoluci¨®n de la sentada por las fuerzas del orden fue filmada por tel¨¦fonos particulares y difundida en las redes sociales. Monjib cumplir¨¢ este lunes 11 d¨ªas en huelga de hambre. ¡°Tememos por su vida¡±, indic¨® Hamamouchi. ¡°Es diab¨¦tico y padece arritmias cardiacas. Ha perdido ya cinco kilos. Y ha dicho a sus abogados que no renunciar¨¢ a la huelga de hambre¡±
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