Abascal, entre el despecho de Olona y el desd¨¦n de Feij¨®o
Vox se enfrenta al riesgo de una escisi¨®n en plena ca¨ªda en las encuestas y con un PP que le ningunea
La anunciada victoria de Giorgia Meloni en las elecciones italianas de este domingo ser¨¢, de confirmarse, el ¨²nico consuelo de Santiago Abascal en la peor semana desde que Vox irrumpi¨® en la pol¨ªtica espa?ola, en diciembre de 2018. Un consuelo a medias, pues Meloni no ha querido contar con ¨¦l para la campa?a italiana, mientras que el l¨ªder de Vox la trajo a un mitin en Marbella (M¨¢laga) en v¨ªsperas de las elecciones andaluzas. Ella misma se ha arrepentido de su histri¨®nica intervenci¨®n de entonces, aunque Abascal la ha exonerado de cualquier responsabilidad en el fiasco electoral de su partido. M¨¢s all¨¢ del tono, su ¡°amigo espa?ol¡±, como Meloni llama a Abascal, no es una compa?¨ªa recomendable para la l¨ªder de Hermanos de Italia, que se presenta ante los electores como una pol¨ªtica conservadora, no ultraderechista, queriendo hacer olvidar sus antiguos elogios a Mussolini.
Tampoco Abascal lo hubiera tenido f¨¢cil para desplazarse a Italia ante el incendio desatado en su propio partido. El regreso de Macarena Olona, tras su inesperada retirada del pasado 29 de julio, caus¨® perplejidad primero, expectaci¨®n despu¨¦s y alarma finalmente entre sus excorreligionarios. Olona, el rostro m¨¢s popular de Vox tras Abascal, no pertenec¨ªa al n¨²cleo fundador del partido ni al sanedr¨ªn que lo dirige. La fich¨® Iv¨¢n Espinosa de los Monteros a trav¨¦s de la red social Linkedin y siempre ha sido un verso suelto: exhibi¨® su vacunaci¨®n de la covid cuando Abascal se negaba a revelar si se hab¨ªa inmunizado y guarda celosamente la identidad del padre de su hijo en un partido que ensalza la familia tradicional. Pese a ello, su cercan¨ªa a las Fuerzas de Seguridad del Estado y sus diatribas contra el ministro Grande Marlaska en el Congreso le granjearon una legi¨®n de fans que duda ahora si seguirla.
Olona esgrimi¨® ¡°problemas de salud¡± para renunciar a su esca?o en el Parlamento andaluz y darse de baja en el partido. Sufr¨ªa hipertiroidismo, una dolencia que produce p¨¦rdida de peso (en su caso 12 kilos), cansancio e insomnio, pero es f¨¢cil de diagnosticar y tratar, aunque ella temi¨® algo m¨¢s grave. Fuentes pr¨®ximas a la exdiputada admiten que lo l¨®gico habr¨ªa sido esperar a que pasasen las vacaciones para, ya con un diagn¨®stico fiable, tomar una decisi¨®n sobre su futuro, pero en su caso fue la gota que colm¨® el vaso.
Olona, que aspiraba a ser vicepresidenta de Andaluc¨ªa, acab¨® como portavoz de un partido reducido a la irrelevancia ante la mayor¨ªa absoluta del PP; y que ella ni siquiera controlaba. Sali¨® de la burbuja que era el grupo de Vox en el Congreso para encontrarse a la intemperie frente al aparato que dirige con pu?o de hierro el secretario general, Javier Ortega Smith. Olona no conoc¨ªa a la mayor¨ªa de sus compa?eros de filas en Andaluc¨ªa ni ten¨ªa autoridad alguna sobre los comit¨¦s provinciales del partido, dirigidos desde Madrid. Como otros disidentes de Vox antes que ella, choc¨® con Ortega Smith pero crey¨® que podr¨ªa entenderse directamente con Abascal. Se equivoc¨®.
Como adelant¨® EL PA?S, pidi¨® m¨¢s visibilidad a nivel nacional, asumiendo el papel de portavoz del partido, que ahora desempe?a el vicepresidente Jorge Buxad¨¦. Esta responsabilidad no le obligaba a dejar Andaluc¨ªa, pues Buxad¨¦ la compatibiliza con su esca?o en Estrasburgo y el pleno del Parlamento andaluz solo se re¨²ne dos veces al mes. Se le contest¨® que bajara el pist¨®n y tuviera paciencia.
A la vuelta del verano, el partido acogi¨® con frialdad su medi¨¢tico regreso para recorrer un tramo del camino de Santiago rodeada de seguidores; y silenci¨® su entrada en la Universidad de Granada a empujones y codazos, abri¨¦ndose paso rodeada de antidisturbios entre los radicales que intentaban boicotear su conferencia. Un episodio que en otro tiempo hubiera jaleado Vox en las redes sociales como una haza?a.
Los ¨²ltimos puentes se volaron cuando, en una entrevista con Abc el pasado jueves, Olona denunci¨® la ¡°falta de democracia interna¡± y la actitud ¡°excluyente¡± del aparato del partido. Abascal orden¨® a Espinosa de los Monteros, exjefe de Olona, que cortase por lo sano. Al emplazamiento p¨²blico que Olona hab¨ªa hecho a Abascal para que ¡°caminaran juntos¡±, Espinosa de los Monteros respondi¨® lac¨®nico: ¡°Es el final del camino¡±. La sentencia lapidaria equival¨ªa a su expulsi¨®n de Vox, aunque esta sea formalmente innecesaria porque la exdiputada se dio de baja cuando pensaba volver a la Abogac¨ªa del Estado.
El futuro
Olona repite que no planea montar un nuevo partido, como hizo en Francia ?ric Zemmour, el columnista que disput¨® el voto de la ultraderecha a Marine Le Pen en las ¨²ltimas elecciones a El El¨ªseo, pero siempre lo matiza con los adverbios ¡°ahora¡± o ¡°actualmente¡±. No descarta intentarlo en el futuro, si se demuestra que Vox ¡°no es alternativa¡±, tras las elecciones locales y auton¨®micas de mayo, en las que Abascal podr¨ªa llevarse un severo batacazo, sugieren fuentes de su entorno.
Ha pedido la excedencia como funcionaria y se ha reunido con exmiembros de Vox que lo dejaron voluntariamente o fueron depurados; no por discrepancias ideol¨®gicas, sino por enfrentarse al aparato. Los organizadores de la conferencia que dio el viernes en la Universidad de Murcia son dos diputados disidentes de Vox en la Asamblea regional (Juan Jos¨¦ Liarte y Francisco Carrera); y, entre los m¨¢s de 300 asistentes, estaba una fundadora del partido ultra, Cristina Segu¨ª.
Este lunes, Olona participar¨¢ en un almuerzo-coloquio en Sevilla junto a Mario Conde, condenado a 20 a?os de c¨¢rcel por fraude y apropiaci¨®n indebida en Banesto. Ser¨¢ la segunda vez que coincida p¨²blicamente con el banquero, que por dos veces (en 2000 y 2012) fracas¨® en su intento de dar el salto a la pol¨ªtica y nunca ha renunciado a influir en ella.
No est¨¢ claro que Olona pueda aglutinar a la pl¨¦yade de personajes y grupos que se han desgajado de Vox en estos a?os, aunque presume de ¡°tener [ya] la financiaci¨®n¡± necesaria para embarcarse en el proyecto. En el equipo de Abascal creen que, aunque lo lograse, no supondr¨ªa una amenaza electoral seria, salvo en lugares como la Comunidad Valenciana o Murcia. El primer efecto de la crisis ha sido, sin embargo, eclipsar la propuesta con la que Vox pretend¨ªa recuperar la iniciativa tras su rev¨¦s en Andaluc¨ªa: la convocatoria de referendos consultivos sobre temas ¡°de especial trascendencia¡±, prevista en el art¨ªculo 97 de la Constituci¨®n; entre los que Abascal cita el apoyo a la energ¨ªa nuclear o la mano dura contra la inmigraci¨®n. Una propuesta devaluada por el hecho de que en Espa?a este tipo de consultas solo puede convocarlas el Gobierno y no tienen car¨¢cter vinculante.
El problema para Vox es que esta crisis se produce cuando est¨¢ en ca¨ªda libre en las encuestas frente a un PP al alza, de modo que los votos que no le quite Olona se los puede robar Feij¨®o. ¡°A perro flaco todo se vuelven pulgas¡±, refranea un antiguo dirigente del partido. Mientras Abascal descarta reunirse con Olona, Feij¨®o da largas a su entrevista con ¨¦l. El l¨ªder del PP no le ha dado expresamente calabazas, pero alega no encontrar hueco en su agenda para fijar esa cita y huye de cualquier ocasi¨®n en que se les pueda fotografiar juntos. En cambio, ha dado prioridad a su reuni¨®n con el presidente del PNV, Andoni Ortuzar. Abascal ya le ha advertido de que es incompatible pactar con Ortuzar y con ¨¦l. Pero a Feij¨®o no le intimida: sabe que Abascal se juega todas sus cartas a un futuro gobierno de coalici¨®n con el PP. No tiene plan B.
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