El maquinista del Alvia: ¡°Me llevaron al calabozo con las costillas rotas porque al d¨ªa siguiente ven¨ªa el ministro¡±
Francisco Garz¨®n rememora llorando el momento del desastre del que sali¨® en estado grave: ¡°Pido a las v¨ªctimas que me perdonen; fue un accidente, no pude evitarlo¡±
Siempre con la voz temblorosa, y llorando cuando las preguntas de su letrado incid¨ªan en los peores momentos, el maquinista del Alvia 730 que descarril¨® a la entrada de Santiago el 24 de julio de 2013 pidi¨® este jueves, una vez m¨¢s, perd¨®n a las v¨ªctimas ¡ªhubo 80 muertos y 145 heridos¡ª y asegur¨® repetidamente que en la v¨ªa, hasta llegar a la propia curva del siniestro, no hab¨ªa ninguna se?al que advirtiese de la imprescindible reducci¨®n de velocidad. El lugar en el que el tren se sali¨® de los ra¨ªles, la pronunciada curva de A Grandeira, justo despu¨¦s de un t¨²nel casi id¨¦ntico a los 31 anteriores, era extremadamente peligroso y obligaba a reducir la marcha de m¨¢s de 200 a 80 kil¨®metros por hora. El maquinista, Francisco Garz¨®n Amo, reconoci¨® que la llamada telef¨®nica que recibi¨® dos minutos antes del accidente en el tel¨¦fono corporativo, que estaba ¡°obligado a atender¡± por el protocolo de Renfe, se produjo en el momento menos adecuado: ¡°La llamada me desubic¨®. Perd¨ª la conciencia situacional¡±. El conductor, que llevaba poco tiempo dando servicio en aquel trayecto, crey¨® que estaba todav¨ªa en el t¨²nel anterior (hay 32 en 36 minutos). A pesar de que era casi un novato a bordo del Alvia 730 con destino Ferrol, ¨¦l mismo hab¨ªa detectado los peligros de la curva fat¨ªdica y hab¨ªa alertado de ello, asegur¨® este jueves, ¡°al jefe de seguridad de la zona¡±. En ning¨²n momento, esta ma?ana, se ha escuchado la palabra ¡°despiste¡±, que s¨ª consta en su declaraci¨®n primera durante la instrucci¨®n. ¡°Pido a las v¨ªctimas que me perdonen; fue un accidente, no pude evitarlo¡±, ha terminado su relato de los hechos en el juicio el trabajador de Renfe, ahora prejubilado.
Francisco Garz¨®n tambi¨¦n llor¨® emocionado cuando el abogado le pregunt¨® por el instante en que, atrapado en la cabina, tras el descarrilamiento, avis¨® del suceso al Puesto de Mando de Atocha para pedir auxilio. Cuando fue trasladado al hospital, ya detenido, ingres¨® en estado grave, con traumatismo tor¨¢cico, fractura de costillas, neumot¨®rax y esa herida sangrante en la cabeza que recogieron las primeras fotos publicadas en la prensa. La m¨¦dica de Urgencias que lo atendi¨® la primera noche en el CHUS (Complexo Hospitalario Universitario de Santiago) ha confirmado a EL PA?S la gravedad de su estado en aquel momento y ha revelado que el trabajador de Renfe le insist¨ªa en que atendiese a los otros heridos antes que a ¨¦l.
Garz¨®n ha explicado en su declaraci¨®n en el juicio que por sus lesiones no pod¨ªa acostarse, al principio tampoco sentarse. Pero a los dos d¨ªas lo llevaron al calabozo ¡°porque al d¨ªa siguiente ven¨ªa el ministro del Interior¡±, que en aquel momento era Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, del PP. ¡°Es imposible que en dos d¨ªas yo me hubiera recuperado para irme del centro m¨¦dico. Es criminal que me sacasen del hospital con tres costillas rotas y un tubo que me hab¨ªan puesto para extraerme la sangre de la pleura¡±, ha detallado el acusado, para quien la Fiscal¨ªa pide cuatro a?os de c¨¢rcel. En el calabozo, seg¨²n ha dicho, no fue atendido en sus m¨¢s elementales necesidades como herido: ¡°Tuve que permanecer sentado en el suelo porque no pod¨ªa acostarme¡±.
El maquinista solo ha contestado a las preguntas de su abogado, Manuel Prieto, y la sesi¨®n no ha durado m¨¢s de una hora. El letrado se ha centrado en demostrar que su cliente no cometi¨® ninguna imprudencia, que no hab¨ªa recibido la formaci¨®n necesaria y que en la v¨ªa no hab¨ªa se?ales ni sistemas adecuados de seguridad, a pesar de que esos medios t¨¦cnicos, como el ERTMS, ya exist¨ªan. La jueza pregunt¨® a continuaci¨®n al otro acusado, el exjefe de seguridad de Adif Andr¨¦s Cortabitarte, si quer¨ªa declarar tambi¨¦n este jueves (su intervenci¨®n estaba prevista para el viernes), pero su letrado respondi¨® que el alto cargo no estaba bien. ¡°Sigue afectado por el incidente ocurrido ayer. No se encuentra en condiciones¡±, dijo. Ignacio S¨¢nchez se refer¨ªa al golpe que Cortabitarte recibi¨® por la espalda el mi¨¦rcoles, a la salida de la primera sesi¨®n, por parte del padre de una joven que muri¨® en el accidente. La jueza, Mar¨ªa Elena Fern¨¢ndez Curr¨¢s, ha permitido a Cortabitarte posponer su declaraci¨®n hasta el d¨ªa 13 ¡°para que pueda reponerse¡±. A la salida, el ¨²nico responsable de la empresa p¨²blica Adif acusado por el accidente ha vuelto a ser abucheado como el primer d¨ªa.
¡°No hab¨ªa absolutamente ninguna se?al¡±
Durante el interrogatorio del maquinista, la jueza ha llamado la atenci¨®n a su abogado por repetir muchas veces, con distintas f¨®rmulas, la misma pregunta sobre la ausencia de se?ales en la v¨ªa. Esa era la estrategia de Prieto: demostrar que Garz¨®n respet¨® en todo momento las indicaciones cuando las hab¨ªa y tambi¨¦n que Renfe lo puso a manejar el Alvia 730 cuando no hab¨ªa recibido formaci¨®n espec¨ªfica del trayecto Santiago-Ourense. Sus pr¨¢cticas hab¨ªan sido realizadas con una ¡°locomotora 334 di¨¦sel aislada¡±, sin vagones, y en la v¨ªa 2, diferente de la del siniestro, que tiene otras se?ales y un sistema extra de seguridad. ¡°No hab¨ªa absolutamente ninguna se?al hasta la curva¡± que indicase d¨®nde hab¨ªa que frenar, confirmaba el conductor cada vez que el letrado le preguntaba. Cuando no hay nada que indique lo contrario, como en este caso, ¡°los maquinistas tenemos que ir siempre a la m¨¢xima velocidad para cumplir el horario fijado¡±, explic¨®.
Los datos de velocidad del viaje que quedaron registrados confirman el testimonio del acusado cuando asegura que, en los momentos previos al accidente, hab¨ªa ¡°respetado todas las se?ales¡±. Las grabaciones de cabina revelan adem¨¢s los fallos t¨¦cnicos ¡°de todos los d¨ªas¡± a los que los maquinistas ten¨ªan que hacer frente. Los conductores sol¨ªan ¡°desatascar¡± a golpes (que se oyen en la grabaci¨®n) el pedal de ¡°hombre muerto¡±, esa palanca que los maquinistas deben ir pisando cada poco tiempo para que en el centro de control sepan que no ha sufrido ning¨²n percance.
Cuando son¨® el tel¨¦fono corporativo, Garz¨®n descolg¨®. Seg¨²n el reglamento de Renfe, esta acci¨®n de responder era ¡°obligatoria¡±. El interventor lo telefoneaba para informarle de que en Pontedeume deb¨ªa parar en un determinado and¨¦n para facilitar la bajada de unos viajeros con necesidades especiales. A pesar de la conversaci¨®n, que se prolong¨® 100 segundos y lo ¡°desubic¨®¡±, Garz¨®n ha respondido que habr¨ªa reducido la velocidad si en la v¨ªa hubiese habido se?ales de limitaci¨®n. Ya sobre la curva, asegura que lo intent¨®: ¡°Fren¨¦, pero fue imposible¡±.
¡°?Renfe o Adif le comunicaron el riesgo?¡±, le pregunt¨® su abogado. El maquinista (que s¨ª lleg¨® a advertir de los peligros a sus superiores) dijo que las compa?¨ªas ferroviarias responsables no lo hicieron, pese a que su obligaci¨®n es ¡°evaluar los riesgos para proteger a los viajeros y al personal¡±. ¡°?Cree usted que estas organizaciones ten¨ªan medios para evitar el resultado que se produjo?¡±, le ha planteado a continuaci¨®n Prieto. Entre sollozos, el conductor ha dicho que los medios exist¨ªan. ¡°Lo que me pas¨® a m¨ª le pod¨ªa haber pasado a cualquier maquinista... Con las medidas que hay ahora, que ten¨ªa que haber en aquel momento, ser¨ªa imposible que hubiera pasado. Esas t¨¦cnicas exist¨ªan¡±.
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