El Gobierno estudia si el homenaje de Almeida a Mill¨¢n Astray vulner¨® la ley
El PP de Madrid se muestra magn¨¢nimo con los generales franquistas mientras racanea reconocimientos a dem¨®cratas como Almudena Grandes
Un Estado democr¨¢tico no tendr¨ªa que obligar por ley a las administraciones p¨²blicas, por ejemplo, un ayuntamiento, a no hacer apolog¨ªa de la Guerra Civil, la dictadura, o el fascismo. La voluntad de eliminar del callejero o de sus monumentos cualquier reconocimiento a quienes atentaron contra la comunidad deber¨ªa venir de serie en un servidor p¨²blico. En Espa?a, casi 44 a?os despu¨¦s de la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n, no es as¨ª y las Cortes Generales han tenido que aprobar...
Un Estado democr¨¢tico no tendr¨ªa que obligar por ley a las administraciones p¨²blicas, por ejemplo, un ayuntamiento, a no hacer apolog¨ªa de la Guerra Civil, la dictadura, o el fascismo. La voluntad de eliminar del callejero o de sus monumentos cualquier reconocimiento a quienes atentaron contra la comunidad deber¨ªa venir de serie en un servidor p¨²blico. En Espa?a, casi 44 a?os despu¨¦s de la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n, no es as¨ª y las Cortes Generales han tenido que aprobar una norma que lo exige legalmente y que establece sanciones para eventuales insumisos. El equipo jur¨ªdico de la secretar¨ªa de Estado de memoria democr¨¢tica estudia el homenaje que el alcalde de la capital, Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida, del PP, acaba de hacer en un acto p¨²blico al general Mill¨¢n Astray, admirador de Franco, de Hitler y de Mussolini, como recuerda el catedr¨¢tico de Historia Juli¨¢n Casanova.
En un discurso le¨ªdo, es decir, preparado, Mart¨ªnez-Almeida record¨® este martes, ufano, que el general franquista tiene una calle en su honor en la ciudad de la que es alcalde. El homenajeado fue jefe de prensa y propaganda de Franco, al que describ¨ªa como ¡°el enviado de Dios como conductor para la liberaci¨®n y engrandecimiento de Espa?a¡±. Alentaba a sus subordinados a amenazar a los periodistas extranjeros con la ejecuci¨®n y, entre otros lamentables episodios, pas¨® a la historia por su enfrentamiento, en 1936, con el entonces rector de la Universidad de Salamanca. El historiador Paul Preston lo recuerda as¨ª: ¡°Mientras Mill¨¢n Astray se sum¨ªa en un delirio homicida, Miguel de Unamuno resisti¨® firme, se?alando la necedad necrof¨ªlica del lema ¡®?Viva la muerte!¡¯. Mill¨¢n Astray exclam¨®: ¡®?Mueran los intelectuales!¡¯, a lo que Unamuno contest¨® que se encontraban en el templo de la inteligencia y que semejantes palabras eran una profanaci¨®n¡±.
En 2017, el novio de la muerte perdi¨® esa calle en Madrid. El Ayuntamiento, presidido entonces por Manuela Carmena, decidi¨® entreg¨¢rsela a la memoria de Justa Freire, una maestra republicana que dedic¨® su vida a achicar las desigualdades a trav¨¦s de la educaci¨®n y que fue encarcelada por el franquismo. En agosto del a?o pasado, Mill¨¢n Astray recuper¨® la v¨ªa gracias a la voluntad del Consistorio y del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, que indult¨® tambi¨¦n la v¨ªa Divisi¨®n Azul, en el primer caso, argumentando que el general no hab¨ªa participado directamente en el golpe de 1936 y, en el segundo, que los espa?oles que lucharon del lado de los nazis lo hicieron en la Segunda Guerra Mundial, es decir, que no les afectaba la ley de memoria hist¨®rica vigente, la de 2007.
La nueva Ley de Memoria Democr¨¢tica, que entr¨® en vigor el pasado 21 de octubre, define expresamente como elementos contrarios a la norma ¡°las referencias en el callejero¡± a ¡°la sublevaci¨®n militar, la dictadura, sus dirigentes y participantes en el sistema represivo¡±, as¨ª como a ¡°las unidades civiles o militares de colaboraci¨®n entre el r¨¦gimen franquista y las potencias del eje durante la Segunda Guerra Mundial¡±. El art¨ªculo 38 considera ¡°contrarios a la memoria democr¨¢tica¡± los actos p¨²blicos que ¡°supongan exaltaci¨®n personal o colectiva¡± de todo lo anterior, y establece que ¡°las autoridades competentes¡± los pondr¨¢n ¡°en conocimiento del Ministerio Fiscal¡± si advirtieran ¡°hechos que pudieran ser constitutivos de delito¡±. El art¨ªculo 62 considera ¡°infracci¨®n muy grave¡± que no se adopten las medidas necesarias para evitarlos, as¨ª como la convocatoria de ¡°actos, campa?as de divulgaci¨®n o publicidad que por cualquier medio de comunicaci¨®n p¨²blica, en forma escrita o verbal, en sus elementos sonoros o en sus im¨¢genes, inciten a la exaltaci¨®n personal o colectiva¡± del golpe militar, la Guerra Civil, la dictadura, sus dirigentes o participantes en el sistema represivo cuando entra?en ¡°descr¨¦dito, menosprecio o humillaci¨®n de las v¨ªctimas o de sus familiares¡±.
Recibi¨® aplausos porque a¨²n quedan nost¨¢lgicos, pero al jactarse en un acto p¨²blico de esa calle al militar franquista, el alcalde de Madrid no solo ha ofendido a los familiares de las v¨ªctimas de la Guerra Civil y de la dictadura, sino a los vecinos dem¨®cratas cuyos votos han servido para colocarle donde est¨¢. Ese reconocimiento a Mill¨¢n Astray se produce pocos d¨ªas despu¨¦s de que el l¨ªder del PP, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, definiese la norma que explicita la obviedad de que una democracia no puede homenajear a la dictadura como ¡°una ley ideol¨®gica que reabre los rencores de la Guerra Civil¡± y despu¨¦s de que censurase el traslado de los restos de Queipo de Llano de La Macarena de Sevilla. Pero no alimenta el rencor quien pretende sanear el callejero eliminando cualquier referencia al franquismo, sino quien trata de agradar a esa minor¨ªa que aplaude al escuchar el nombre de Mill¨¢n Astray y racanea los homenajes a escritoras como Almudena Grandes mientras se jacta de tener una placa al hombre que quiso matar la inteligencia o defiende que la tumba de un genocida ocupe un lugar preeminente en un espacio p¨²blico, una bas¨ªlica cat¨®lica para m¨¢s inri.