El Gobierno lo f¨ªa a la econom¨ªa
El Ejecutivo evitar¨¢ proyectos que causen divisi¨®n interna. Feij¨®o se aferra a la denuncia de las cesiones al independentismo
El principio del a?o nuevo no se presenta tan fr¨ªo econ¨®micamente como previeron instituciones nacionales e internacionales. La estrategia del aspirante a gobernar en la pr¨®xima legislatura tiene que hacer camino por otros derroteros, a la espera de eventuales cambios a peor en la evoluci¨®n del empleo, el crecimiento y la inflaci¨®n. Los argumentos tienen como asideros denuncias y juicios graves y de gran calado: ilegitimidad del Gobierno por su quehacer, y por lo que proyecta hacer; por las leyes que intenta imponer a otros poderes del Estado y, sobre todo, por cesiones a los independentistas. La lupa de los populares no se levantar¨¢ de los acuerdos entre La Moncloa y la Generalitat de Catalu?a. Un a?o por delante para que los populares exijan al presidente del Gobierno que se vaya, como ocurri¨® entre 1993 y 1996 con otro l¨ªder del PP y otro presidente socialista. Una l¨ªnea hist¨®rica enlaza esos tiempos con los actuales.
Un plan de ¡°regeneraci¨®n democr¨¢tica¡± est¨¢ ya sobre la mesa del presidente del PP, Alberto N¨²?ez Feij¨®o. Los avatares en torno al bloqueo del PP del Consejo General del Poder Judicial y el forcejeo en el Tribunal Constitucional, este ya en v¨ªas de normalizaci¨®n, dan alas a los populares para colocar en el centro del debate la presentaci¨®n de nuevas normas contra ¡°la ocupaci¨®n¡± de las instituciones. En la primera parada electoral dentro de cinco meses, elecciones municipales y auton¨®micas, el PP aspira a que su mensaje de que el Gobierno da?a a Espa?a cale por encima de la labor de presidentes auton¨®micos y alcaldes socialistas.
Ante los planes de la c¨²pula del PP, el Ejecutivo contrapondr¨¢ su gesti¨®n diaria y el cuidado en no meterse en charcos innecesarios. Los proyectos que impulsen ser¨¢n los que cuenten con sus apoyos parlamentarios y no chirr¨ªen en los o¨ªdos de una mayor¨ªa social, seg¨²n reconocen interlocutores gubernamentales. Todos los ministros lo saben, lo que no excluye que Unidas Podemos, incluida la vicepresidenta segunda, Yolanda D¨ªaz, mantenga el list¨®n de sus demandas a la altura que ya lo tiene en estos momentos en distintas leyes, como la aplazada de Vivienda. Las discrepancias dentro de la coalici¨®n se mantienen, pero no quieren a?adir otras nuevas, aseguran las fuentes consultadas. El Gobierno quiere creer que la estrategia del PP no dar¨¢ el resultado si la econom¨ªa no se derrumba y la ciudadan¨ªa repara en que el retrato que hacen los populares de c¨®mo est¨¢ el pa¨ªs no se corresponde, o no del todo, con la realidad percibida.
Un optimismo no del todo argumentado lleva al Gobierno a pensar que las acciones en favor de los condenados y enjuiciados por el desaf¨ªo independentista en Catalu?a ¡ªlos indultos de junio de 2021, la supresi¨®n del delito de sedici¨®n y la rebaja de la pena en la malversaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro¡ª tendr¨¢n la comprensi¨®n del potencial electorado socialista. Lo hecho, hecho est¨¢. S¨ª, pero una y otra vez se escuchar¨¢ al presidente, a los ministros socialistas y a los dirigentes de ese partido asegurar que no habr¨¢ un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n en Catalu?a. Alberto N¨²?ez Feij¨®o y la c¨²pula del PP invocan el discurso navide?o de Pere Aragon¨¨s, presidente de la Generalitat. Sus palabras reavivaron el debate de la autodeterminaci¨®n para disgusto de parte del PSOE y de algunos presidentes auton¨®micos.
La literalidad de sus palabras, sin embargo, provoc¨® en los ¨¢mbitos independentistas, desde luego en Junts, desd¨¦n y reafirmaci¨®n en que los republicanos no van a dar la batalla por el refer¨¦ndum. El presidente catal¨¢n anunci¨® el impulso en 2023 de ¡°un debate, una gran conversaci¨®n con el conjunto de la sociedad¡±. El objetivo es ¡°dar forma y visualizar sobre cu¨¢ndo Catalu?a debe poder volver a ejercer el derecho a decidir, sobre en qu¨¦ condiciones se debe volver a votar para que esta vez todas las partes se sientan incluidas y todo el mundo acepte el resultado¡±. Esto es la nada para el independentismo m¨¢s radical.
De aqu¨ª a las elecciones, las de mayo y las de diciembre, las evocaciones a la Espa?a pol¨ªtica de 1993 ser¨¢n inevitables. El ¡°v¨¢yase, se?or Gonz¨¢lez¡± de octubre de ese a?o del entonces presidente del PP, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, tiene su paralelismo en las demandas de Feij¨®o a Pedro S¨¢nchez para que adelante las elecciones y salga de La Moncloa. As¨ª se expresaba Aznar: ¡°V¨¢yase, se?or Gonz¨¢lez, es usted responsable de la degradaci¨®n pol¨ªtica, econ¨®mica, institucional y del clima generalizado de corrupci¨®n en Espa?a¡±. A esa degradaci¨®n contribu¨ªan sus ¡°socios catalanes¡±, de Converg¨¨ncia. ¡°Uno apuntalaba al otro¡±, sosten¨ªa Aznar. La batalla contra Felipe Gonz¨¢lez fue en todos los frentes. Hab¨ªa ¡°tensi¨®n y crispaci¨®n¡±, reconoc¨ªa el l¨ªder popular, pero solo hab¨ªa una causa y un causante: ¡°La obsesi¨®n de permanecer en el poder a cualquier precio¡¡±. Atribuci¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar a Felipe Gonz¨¢lez.
¡°Se?or S¨¢nchez, convoque elecciones, usted quiere satisfacer a sus socios, usted quiere imponer su inter¨¦s personal¡±. Esta recriminaci¨®n de Alberto N¨²?ez Feij¨®o es permanente.
¡°Aznar estuvo a punto de joder la negociaci¨®n en Edimburgo¡±, clamaba Felipe Gonz¨¢lez con la vehemencia y desinhibici¨®n propia del ambiente de un mitin. Fue en Valladolid en junio de 1994, en v¨ªsperas de unas elecciones europeas. Se refer¨ªa Gonz¨¢lez a la cumbre europea celebrada en diciembre de 1992 en la capital escocesa en la que consigui¨® fondos para Espa?a de una cuant¨ªa hist¨®rica, a¨²n en pesetas. Los fondos se recibieron en ese 1994. Aznar aseguraba que con un gobierno por ¨¦l presidido los intereses de Espa?a estar¨ªan bien defendidos y no como con Gonz¨¢lez, que acude a Europa, dec¨ªa, como un ¡°pedig¨¹e?o¡±.
El paralelismo de ambas ¨¦pocas tambi¨¦n tiene a Europa presente. La amenaza de denuncia ante las instancias europeas por acciones del Gobierno, sin concretar, son constantes en la direcci¨®n popular. El hilo conductor hist¨®rico del PP en sus estrategias de oposici¨®n a los gobiernos socialistas une etapas y l¨ªderes.
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