El desaf¨ªo de la integraci¨®n en Algeciras
La ciudad es ejemplo de convivencia de 120 nacionalidades, pero la pobreza y la desigualdad obstaculizan la plena inclusi¨®n social de los migrantes
El sacrist¨¢n Diego Valencia siempre ten¨ªa una bolsa de comida para quien se acercase a la puerta de la iglesia de La Palma, en Algeciras (C¨¢diz), pidiendo ayuda. Era una m¨¢xima de C¨¢ritas, como explica el sacerdote Juan Jos¨¦ Marina. El 80% de quienes piden auxilio en el templo son musulmanes, se?ala el p¨¢rroco. Y a?ade: ¡°Es un respeto mutuo¡±. Una situaci¨®n que resume el esp¨ªritu de convivencia con el que centenares de algecire?os despidieron este viernes a Valencia, ...
El sacrist¨¢n Diego Valencia siempre ten¨ªa una bolsa de comida para quien se acercase a la puerta de la iglesia de La Palma, en Algeciras (C¨¢diz), pidiendo ayuda. Era una m¨¢xima de C¨¢ritas, como explica el sacerdote Juan Jos¨¦ Marina. El 80% de quienes piden auxilio en el templo son musulmanes, se?ala el p¨¢rroco. Y a?ade: ¡°Es un respeto mutuo¡±. Una situaci¨®n que resume el esp¨ªritu de convivencia con el que centenares de algecire?os despidieron este viernes a Valencia, asesinado dos d¨ªas antes por el ciudadano de origen marroqu¨ª Yasine Kanjaa. El crimen ha convulsionado a esta ciudad de 120.000 habitantes que lleva a gala ser vecindario de m¨¢s de 120 nacionalidades pero que, al igual que toda la comarca del Campo de Gibraltar, a¨²n tiene obst¨¢culos que dificultan la plena integraci¨®n de los migrantes.
Sabido es que Algeciras es un lugar multicultural, y el presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, Juanma Moreno (PP), aprovech¨® su presencia en el funeral para recordarlo. ¡°Siempre ha existido convivencia¡±, dijo antes de entrar a la iglesia. Roberto Espi?eira, de 70 a?os y gallego residente en la localidad desde hace tres, coincide con la aseveraci¨®n, pero aporta la clave: ¡°El problema son los chavales que se ven sin papeles, sin nada. Es f¨¢cil que caigan en cualquier red¡±, dice mientras pasea a su perra Lily por la plaza Alta. El 8,39% de los habitantes de la ciudad son extranjeros residentes, seg¨²n el Instituto de Estad¨ªstica y Cartograf¨ªa de Andaluc¨ªa de 2021. Y esos datos no tienen en cuenta a la poblaci¨®n de paso, migrantes habitualmente en una situaci¨®n irregular que les complica acceder a cualquier derecho.
¡°La inclusi¨®n social se encuentra obst¨¢culos. Es una ciudad que sufre profundas desigualdades, y la exclusi¨®n y la pobreza afectan m¨¢s a los migrantes¡±, resume el periodista local Alfonso Torres, autor de Manual de actuaci¨®n frente al racismo. Torres trabaj¨® adem¨¢s en la difusi¨®n de un an¨¢lisis sobre la percepci¨®n de la convivencia entre poblaci¨®n aut¨®ctona y al¨®gena en Algeciras en 2017: el 79% de la poblaci¨®n extranjera asegur¨® tener buena relaci¨®n con los locales, y el 78% de estos ve¨ªa positiva la diversidad ¨¦tnica en los colegios p¨²blicos. Pese a esas cifras tan igualadas, su conclusi¨®n es que ¡°la poblaci¨®n migrante era m¨¢s receptiva que la aut¨®ctona en integrarse¡±. ¡°Hay zonas de la ciudad que siguen vivas gracias a que la poblaci¨®n migrante es parte de la comunidad¡±, apunta el periodista. Algeciras est¨¢ entre las diez ciudades de Espa?a con mayor tasa de paro (rozando el 25%), seg¨²n un informe del INE con datos de 2021.
Los alrededores del puerto y el mercado son la viva estampa de ello. Mientras la plaza Alta bull¨ªa en aplausos durante la despedida del coche f¨²nebre del sacrist¨¢n asesinado, los puestos de los comerciantes apuraban las ¨²ltimas ventas del d¨ªa, a¨²n conmocionados por el crimen. El prot¨¦sico dental marroqu¨ª Amid lleva 27 a?os viviendo en Algeciras y regenta como empresario un puesto de frutas y verduras. Asegura que nunca ha sufrido xenofobia. ¡°La integraci¨®n depende de las personas¡±, opina.
Pepa ¡ª¡±mejor pon ese nombre si lo vas a publicar¡±, pide¡ª apura sus ¨²ltimas compras en el mercado. Naci¨® en T¨¢nger en tiempos del Protectorado Internacional y ahora reside en Algeciras. Tras vivir en las dos orillas, llega a la conclusi¨®n de que la convivencia es sencilla pero la integraci¨®n ¡°no tanto¡±. ¡°En T¨¢nger los espa?oles viv¨ªamos separados y aqu¨ª ocurre algo similar. Vivo en un edificio en el que est¨¢n llegando personas marroqu¨ªes para vivir y los vecinos no est¨¢n contentos. Es dif¨ªcil¡±, explica la mujer. Mohamed El Mkaddem, im¨¢n del templo de Al Huda y portavoz de la comunidad isl¨¢mica en el Campo de Gibraltar, afirma que en la ciudad est¨¢n ¡°acostumbrados a la mezcla¡±, pero no niega que ataques como el ocurrido el mi¨¦rcoles hacen da?o a la comunidad musulmana: ¡°Los que m¨¢s pagamos esto somos nosotros. No lograr¨¢n implantar el odio, compartimos el dolor¡±.
El alcalde, Jos¨¦ Ignacio Landaluce (PP), asegura que la ciudad invierte unos 10 millones de euros en gasto social, de los m¨¢s de 110 millones del presupuesto municipal, y afirma que el n¨²mero de familias atendidas ha crecido de 1.700 antes de la pandemia a 5.000 en la actualidad. El d¨ªa despu¨¦s del ataque, el alcalde incidi¨® en que lo que Algeciras necesita son m¨¢s medios policiales. La petici¨®n contrasta con la realidad de la baja criminalidad de una ciudad con 22 infracciones por cada 1.000 habitantes ¡ªseg¨²n datos del Ministerio del Interior del a?o pasado¡ª, una cifra por debajo de ciudades tur¨ªsticas como Sevilla.
Torres rechaza que esa sea la soluci¨®n y cuestiona la cifra de inversi¨®n social aportada por Landaluce, porque asegura que engloba los costes del personal que trabaja en la delegaci¨®n municipal. ¡°La Administraci¨®n deber¨ªa tener m¨¢s m¨²sculo social. Si hay un asunto que altera la paz social en el Campo de Gibraltar es el narcotr¨¢fico, y ah¨ª hay personas de todo pelaje¡±, afirma.
En ese contexto, asociaciones y ONG llevan a?os trabajando por desmontar, adem¨¢s, los bulos y desinformaciones que se?alan a los migrantes como beneficiarios privilegiados de las ayudas sociales. ¡°Uno de los prejuicios m¨¢s comunes es el del migrante que se lleva la ¡®paguita¡¯ o que viene a quitarnos el trabajo. La realidad es que quien no tiene papeles no recibe apenas ayudas¡±, apunta Torres.
Espi?eira ya ha recogido el peri¨®dico del que es suscriptor desde 1976 y est¨¢ a punto de terminar el paseo a su perra por la plaza Alta. ¡°Justo aqu¨ª donde estamos todos los fines de semana monta Vox su tenderete¡±, cuenta, preocupado por los mensajes xen¨®fobos que puedan alentarse ahora, tras el asesinato de Diego Valencia, en ¡°una ciudad de convivencia¡±. ¡°Esos mensajes calan m¨¢s en la incultura. Es m¨¢s f¨¢cil buscar a alguien a quien echar la culpa de tus males¡±, razona el jubilado.
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