Un machete, dos iglesias y 500 metros: el camino de terror de Yasine Kanjaa en Algeciras
El supuesto asesino de un sacrist¨¢n agredi¨® a varias personas en el trayecto entre su domicilio y los dos templos, que recorri¨® en pocos minutos
¡°Creo que yo he sido su primera v¨ªctima. ?l es marroqu¨ª y yo tambi¨¦n; no s¨¦ qu¨¦ problema tiene¡±, asegura A. L., con la ceja y el ojo derecho cada vez m¨¢s amoratado y tapado con ap¨®sitos. El joven, de 20 a?os, narra a¨²n casi con incredulidad su encontronazo con Yasine Kanjaa, detenido tras matar a machetazos al sacrist¨¢n de la iglesia de La Palma de Algeciras (C¨¢diz) y agredir de gravedad antes al sacerdote de otro templo, el de San Isidro. En el recorrido que Yasine hizo entre las parroquias, se top¨® con A. L., a quien propin¨® un pu?etazo por detr¨¢s sin mediar palabra y sin que se conociesen, pese a que ambos eran vecinos de la misma calle, la de Ruiz Tagle. ¡°Le vi que empu?¨® el machete, pero no lleg¨® a sacarlo¡±, relata el joven, residente en la localidad desde septiembre.
El chico de origen tetuan¨ª narraba nervioso a su familia lo ocurrido por videollamada al filo de la medianoche de este jueves, en la puerta de su vivienda. Apenas unos metros m¨¢s abajo, la Polic¨ªa Nacional se afanaba en el registro de la vivienda que Kanjaa, de 25 a?os e investigado ahora como el posible autor de un ataque terrorista de ¨ªndole islamista, compart¨ªa con otros j¨®venes. ¡°Era conocido por los vecinos que ese piso estaba ocupado, aunque a ¨¦l no lo conoc¨ªamos¡±, asegura Ra¨²l Oca?a, residente del barrio de San Isidro y hermano mayor de la Hermandad del Medinaceli, que est¨¢ radicada en la iglesia donde el supuesto asesino perpetr¨® su primer ataque, contra el sacerdote salesiano Antonio Rodr¨ªguez, en torno a las 19.20. Aunque, para ese entonces, el atacante ya llevaba un rato de merodeo por el barrio, en un radio de no m¨¢s de 500 metros.
Oca?a, que lleg¨® al lugar de los hechos cuando Rodr¨ªguez ya hab¨ªa recibido el ataque, asegura que Kanjaa apareci¨® por el templo de San Isidro por primera vez a las 18.30. ¡°Cogi¨® [el libro] del Evangelio y comenz¨® a decir que eso no val¨ªa¡±, asegura el cofrade; ¡°as¨ª que la encargada le pidi¨® respeto y que se fuese de all¨ª¡±. El supuesto asesino se march¨® y Rodr¨ªguez, junto a una decena de feligreses, pudo comenzar la misa programada a las 19.00.
Es sobre esa hora cuando A. L. manifiesta en su denuncia ¡ªa la que ha tenido acceso EL PA?S¡ª que se encontr¨® con Kanjaa cuando el primero sal¨ªa de sus clases en el instituto Ventura Mor¨®n. Sin mediar conversaci¨®n entre ellos, el supuesto asesino lo agredi¨® en la cara con la mano, mientras le gritaba en ¨¢rabe: ¡°T¨² trabajas para la maj¨ªa¡±. Una expresi¨®n que en Marruecos se usa para expresar que alguien es contrario a la religi¨®n que se practica, tal y como se explica en la denuncia. ¡°Estaba movido, mirando, c¨®mo iba a matar a una persona¡±, justifica el joven, que ech¨® a correr tras el ataque.
Aunque A. L. manifest¨® en su denuncia que lo hab¨ªa visto girar hacia la plaza Alta, lugar en el que perpetr¨® el ¨²ltimo ataque que acab¨® con la vida del sacrist¨¢n Diego Valencia, Oca?a asegura que fue en torno a las 19.20 cuando Kanjaa regres¨® por San Isidro. En su segunda visita, vestido con chilaba y con el machete en la mano, de nuevo comenz¨® a proferir gritos contra los feligreses y el sacerdote, que en ese momento se encontraba a punto de dar la bendici¨®n en la misa, parte final del rito. Cuando Rodr¨ªguez le recrimin¨® su conducta y le intent¨® echar del templo, el atacante supuestamente le propin¨® un golpe con el machete en la parte de atr¨¢s del cuello.
¡°Un enfermero y un guardia civil que son de la cofrad¨ªa le dieron la primera atenci¨®n. Le intentaban taponar la herida porque era muy grande¡±, explica Oca?a, que lleg¨® al lugar de los hechos justo en ese momento, alertado por uno de los testigos del ataque. ¡°El padre no ha perdido la conciencia en todo el rato. Le han operado y est¨¢ estable dentro de la gravedad¡±, explica el hermano mayor sobre el estado de salud del cura salesiano, de unos 73 a?os, y muy querido en su comunidad.
Peor suerte corri¨® el sacrist¨¢n Valencia, tercera v¨ªctima del atacante. Tras atacar al sacerdote de San Isidro, Kanjaa baj¨® las calles en cuesta que van desde ese barrio de casitas bajas y pintorescas hasta la plaza Alta, centro de Algeciras. All¨ª, entr¨® en el templo principal, el de La Palma en torno a las 19.30, y comenz¨® a ¡°tirar las cosas del altar¡±, tal y como ha explicado Juan Jos¨¦ Marina, p¨¢rroco del templo. ¡°El sacrist¨¢n ha tratado de imped¨ªrselo, y el primer ataque con el cuchillo ha sido dentro de la iglesia. El pobre hombre ha salido a la calle pidiendo ayuda, y all¨ª lo ha vuelto a atacar, en la plaza¡±, ha explicado el sacerdote.
Valencia cay¨® desplomado sobre el pavimento, justo en el lugar en el que unas velas lo indicaban esta madrugada. El atacante sigui¨® su camino e intent¨® perpetrar un nuevo ataque en la capilla de la Virgen de Europa, aunque desisti¨® al verla cerrada. El periplo acab¨® unos metros m¨¢s adelante, justo en la plaza que da al conocido como edificio Escalinata, donde la Polic¨ªa Local lo localiz¨®. ¡°Se puso de rodillas y no opuso resistencia¡±, ha asegurado uno de los agentes de este cuerpo, mientras hac¨ªan guardia en el entorno de la plaza Alta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.