Los vecinos de Diego Valencia, el sacrist¨¢n asesinado: ¡°Era una persona todo bondad¡±
La v¨ªctima, que regent¨® durante d¨¦cadas una florister¨ªa en el centro hist¨®rico de Algeciras, era muy conocido por su papel en los carnavales, la feria y la Semana Santa local
Cuatro ramos de claveles y un cartel escrito a mano: ¡°A Diego¡±. Es el breve homenaje que los vecinos del barrio de La Caridad, en Algeciras (C¨¢diz, 122.368 habitantes), dejaron este jueves en la florister¨ªa que regent¨® durante m¨¢s de dos d¨¦cadas Diego Valencia, de 65 a?os y sacrist¨¢n de la iglesia de Nuestra Se?ora de La Palma, asesinado el mi¨¦rcoles por un hombre de origen marroqu¨ª. ¡°Era una persona todo bondad. Es muy injusto¡±, lamentaba Isabel, residente de la zona, mientras dejaba unas flores a la entrada del negocio cerrado. As¨ª llevaba desde hace unos a?os despu¨¦s de que la esposa de la v¨ªctima, Ana Mar¨ªa, enfermase y ¨¦l encontrara un hueco para trabajar en la parroquia algecire?a, en la que se encargaba de multitud de tareas. Entre ellas, ayudar a familias musulmanas que acud¨ªan a solicitar el apoyo de C¨¢ritas.
La muerte de Diego Valencia ha ca¨ªdo como un mazazo en Algeciras. Sobre todo en la barriada de La Caridad, en el casco hist¨®rico de la ciudad y cerca del puerto. El hombre residi¨® durante a?os junto a su esposa en una peque?a casa blanca en los bajos de una corrala de la calle Tarifa. La puerta, en un patio con macetas, un naranjo y una fuente, est¨¢ clausurada desde que el matrimonio se mud¨® a un peque?o bloque en la misma calle. All¨ª estaban los almacenes M¨¦rida, pero hoy es un lugar repleto de locales abandonados rodeados de negocios de segunda mano. Carlos, que regenta uno de ellos, recuerda que vio a su amigo Diego al mediod¨ªa del mi¨¦rcoles, horas antes de que lo mataran. ¡°Era de esas personas que siempre te dec¨ªa: ¡®Si tienes un problema, cuenta conmigo¡¯¡±, recuerda, al tiempo que apunta que la enfermedad respiratoria de la mujer les llev¨® a mudarse una casita en la playa de El Rinconcillo. ¡°El negocio no daba para m¨¢s, como casi todo por aqu¨ª¡±, se?ala otro vecino.
Minutos antes del mediod¨ªa de este jueves, el bar La Casita, en la misma calle Tarifa, cerraba sus puertas en se?al de duelo. La mitad de la plantilla se acerc¨® a la concentraci¨®n celebrada en homenaje a Valencia en la Plaza Alta y la otra mitad se qued¨®, en silencio, en el interior. En la barra quedaba Paco, viejo amigo del sacrist¨¢n, que recordaba su implicaci¨®n en los carnavales locales y los ensayos de su comparsa en el local de la florister¨ªa. Tambi¨¦n su intensa participaci¨®n en la Feria de Algeciras, donde fue 18 a?os presidente de la caseta La Calle. ?l le recuerda como dependiente en un Compro Oro a pocos metros de all¨ª, junto a la plaza de abastos, donde los rasgueos de una guitarra pon¨ªan m¨²sica a la tristeza general del barrio. ¡°As¨ª se escribe la vida. Un d¨ªa hablas con ¨¦l y otro d¨ªa lo ves bajo un papel met¨¢lico en medio de una plaza¡±, reflexionaba Paco. ¡°Lo conoc¨ªa desde hace 15 a?os, ¨¦ramos vecinos¡±, a?ad¨ªa Abdeslam Dakdaki, de 50 a?os, que, emocionado, se?alaba: ¡°Aqu¨ª la convivencia es buena. El islam es paz, convivencia, no lo que ha hecho ese loco¡±.
¡°Era mis manos y mis pies¡±
La experiencia con las flores ¡ªprimero con un puesto en el mercado municipal y luego con su propio negocio en la calle Tarifa¡ª y su intensa religiosidad llevaron a Diego Valencia hasta la iglesia de La Palma. All¨ª colaboraba desde hace unos 17 a?os, seg¨²n recuerda el p¨¢rroco, Juan Jos¨¦ Marina. ¡°Con ¨¦l ten¨ªa un feeling especial. Era mis manos y mis pies dentro de la iglesia¡±. El sacrist¨¢n ¡°era polifac¨¦tico¡±, insiste el religioso: se prestaba a vestir a la Virgen, a adornar la iglesia o a cambiar una bombilla, y cada domingo llevaba a uno de sus dos nietos para ayudar en misa. ¡°Si el mi¨¦rcoles hubiera estado yo, ¨¦l no habr¨ªa muerto¡±, dice Marina, quien cree que el atacante iba a buscarle a ¨¦l y que, al no encontrarlo, se encar¨® con el sacrist¨¢n.
En ese momento no hab¨ªa feligreses porque la misa hab¨ªa acabado, pero s¨ª exist¨ªa actividad en los grupos de catequesis y el coro estaba ensayando. ¡°Diego lo vio y pidi¨® auxilio, se dirigi¨® al patio, donde el hombre le dio la primera cuchillada. Consigui¨® salir por la puerta de la secretar¨ªa y llegar a la plaza alta, donde el asesino lo termin¨® de matar¡±, relataba Marina, que se encarg¨® poco despu¨¦s de llamar a la hija de Valencia, Ana, que estaba con su madre en el hospital, para darle la noticia. El otro hijo, Jes¨²s, lleg¨® desde C¨®rdoba horas despu¨¦s. El hermano de la v¨ªctima, Pepe Valencia, sastre de profesi¨®n, conversaba casualmente a esa hora de la tarde con el presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, Juan Manuel Moreno Bonilla, al que hab¨ªa regalado unas corbatas. ¡°Estuve hablando un largo rato¡±, explic¨® Moreno Bonilla en Canal Sur, donde asegur¨® haber sentido ¡°mucha angustia y mucho miedo por los vecinos¡±. ¡°Lo viv¨ª como un shock¡±, sentenci¨®. ¡°Era muy bueno, ten¨ªa la confianza de todo Algeciras¡±, relataba la prima del asesinado, Pepi Valencia.
El velatorio del sacrist¨¢n estaba previsto para la tarde de este jueves, pero el juez no ha autorizado el traslado del cad¨¢ver hasta la iglesia de La Palma. Al templo lleg¨®, directamente desde Estocolmo y acompa?ado de una enorme comitiva policial, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Lo hac¨ªa las 16.20 para realizar una visita privada a los familiares del fallecido, que se extendi¨® una hora. En la puerta esperaban algunos amigos de Diego Valencia, como Vicente, cargador del paso del Santo Entierro durante m¨¢s de tres d¨¦cadas. ¡°Coincid¨ªamos mucho en la iglesia, era bromista, muy buen hombre, se encargaba de todo. Fuese donde fuese se le recib¨ªa bien. Era un grande de Algeciras¡±, resum¨ªa mientras decenas de vecinos comenzaban a llenar una plaza donde, menos de 24 horas antes, Valencia falleci¨® tras recibir varias cuchilladas y golpes en la cabeza.
El sacerdote herido: ¡°Estoy esperando el alta¡±
Antes de matar a Diego Valencia, el presunto asesino, Yasin Kanjaa, se adentr¨® en la iglesia de San Isidro, tambi¨¦n en el casco hist¨®rico de Algeciras, donde atac¨® al sacerdote salesiano Antonio Rodr¨ªguez Lucena, de 74 a?os y natural de ?cija (Sevilla). El hombre, que fue intervenido en el hospital Punta Europa horas despu¨¦s, se encuentra ya fuera de peligro. ¡°Gracias a Dios ha pasado ya todo y estoy esperando el alta para seguir celebrando la fiesta de San Juan Bosco¡±, ha afirmado, seg¨²n las declaraciones recogidas por Europa Press.
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