Cr¨®nica de un extra?o secuestro en Maracena: listas electorales, amor y expedientes sin resolver
El entorno de la alcaldesa cree que la retenci¨®n ilegal de una concejala podr¨ªa estar relacionada con el deseo del secuestrador de agradar a su pareja
Pedro G¨®mez coment¨® el pasado lunes por la noche a su pareja, Berta Linares, que pasar¨ªa el martes en M¨¢laga, trabajando en su establecimiento de globos infantiles y regalos, un negocio que no le va demasiado bien ¨²ltimamente. Al d¨ªa siguiente, martes 21 de febrero, G¨®mez se levant¨® temprano, pero no fue a su tienda, sino que emprendi¨® un viaje de hora y media para llegar antes de las 9.00 a las puertas del Granada College. Es el colegio al que acuden tanto las hijas de Linares, la alcaldesa socialista de Maracena (Granada), como los dos hijos de Vanessa Romero, concejala de la misma localidad.
El plan de G¨®mez requer¨ªa no cruzarse con la alcaldesa aquella ma?ana. Sab¨ªa que Linares ¡ªde 43 a?os, separada de su anterior pareja de hecho con quien tiene dos hijas de nueve y seis a?os¡ª no estar¨ªa en el colegio porque a las dos ni?as le tocaba esta semana estar con el padre. Romero, de 46 a?os, ya hab¨ªa dejado a sus hijos a las puertas del centro educativo cuando G¨®mez se hizo el encontradizo con ella.
A la concejala no le extra?¨® cruzarse con G¨®mez que, a sus 44 a?os, est¨¢ divorciado y tiene dos hijas que viven con su exesposa en M¨¢laga. Desde que empez¨® su relaci¨®n con la alcaldesa de Maracena ¡ª¡±hace a?o y medio o dos¡±, seg¨²n ha explicado ella¡ª la acompa?aba ocasionalmente a llevar a sus ni?as al colegio. Tras encontrarse con la edil, G¨®mez le pidi¨® que lo acercara hasta una gasolinera a poco m¨¢s de 600 metros del centro educativo. A pesar de que las dos pol¨ªticas socialistas manten¨ªan una relaci¨®n complicada, la concejala acept¨® y ambos subieron al coche. G¨®mez contaba apenas con dos o tres minutos para ejecutar su plan y, en ese intervalo, sac¨® una pistola que la Guardia Civil ha identificado como falsa y le exigi¨® que siguiera conduciendo mientras la enca?onaba.
En alg¨²n momento del camino, el secuestrador ¡ªaunque t¨¦cnicamente no se trat¨® de un secuestro porque no hubo petici¨®n de rescate¡ª oblig¨® a que la concejala parase y tras varios forcejeos consigui¨® meterla en el maletero con bridas de pl¨¢stico en pies y manos. G¨®mez se puso al volante y recorri¨® una veintena de kil¨®metros.
Romero, militante del PSOE, entr¨® en la gesti¨®n municipal de Maracena en 2019. Nacida en la localidad, ya hab¨ªa desempe?ado el cargo de alcaldesa durante diversos periodos a finales de 2020 y en el primer semestre de 2021. Linares, por su parte, lleva m¨¢s de 15 a?os en el Ayuntamiento y ejerce como regidora desde julio del a?o pasado.
La relaci¨®n de la concejala con su grupo municipal empez¨® a torcerse hace un par de a?os, seg¨²n fuentes de dicho grupo. Y lo mismo le ocurri¨® con la alcaldesa. Otro edil reconoce que desde 2021 Romero lleva aireando diversos expedientes y ¡°presionando¡± a Linares con la intenci¨®n de sacarlos a la luz. ¡°Antes, directamente. Ahora, a trav¨¦s de terceras personas¡±, explica un edil. Hace algunos meses, Linares comunic¨® a Romero que no contaba con ella para las pr¨®ximas elecciones de mayo. ¡°Esto ha elevado esa presi¨®n¡±, remata el concejal. Antonio Garc¨ªa Leyva, concejal de Urbanismo y Seguridad Ciudadana y viceportavoz municipal, reconoce esas presiones mientras asegura: ¡°Aqu¨ª nunca nos hemos dejado presionar por eso porque el Ayuntamiento siempre ha actuado de forma correcta¡±.
Tras meter a la concejala en el maletero de su veh¨ªculo la ma?ana del pasado martes 21 de febrero, Pedro G¨®mez condujo hacia la localidad granadina de Armilla. All¨ª alquil¨® hace unos meses un bajo comercial donde ten¨ªa pensado instalar un almac¨¦n de su negocio de venta de globos. Tras llegar al local, aparc¨® el veh¨ªculo con Romero en su interior y volvi¨® en metro a Maracena, en un trayecto de 45 minutos. Ten¨ªa pendiente una compra en una ferreter¨ªa: un cuchillo de carnicero y cinta americana. Regres¨® a Armilla con las compras en el mismo medio de transporte. Pero durante esas dos horas aproximadas de ida y vuelta, la concejala consigui¨® salir del coche pateando los asientos traseros. Cuando volvi¨® al lugar donde estaba estacionado el veh¨ªculo y comprob¨® la ausencia, G¨®mez abandon¨® la zona.
La concejala se hizo varias heridas al salir a patadas del coche sobre el mediod¨ªa. Se cruz¨® con viandantes que le ayudaron a quitarse las bridas de los pies y a llamar a la polic¨ªa. Romero tambi¨¦n telefone¨® a su hermano y le dijo qui¨¦n la hab¨ªa secuestrado: el novio de la alcaldesa. La Guardia Civil encontr¨® a Romero muy nerviosa y la traslad¨® al servicio de Urgencias del Hospital Cl¨ªnico San Cecilio. Recibi¨® el alta a las cuatro de la tarde.
La alcaldesa de Maracena pas¨® las primeras horas de aquel d¨ªa entre visitas a obras p¨²blicas y vecinos. Estaba ya en el despacho cuando la llam¨® la Guardia Civil. Los agentes le preguntaron si conoc¨ªa el paradero de su todav¨ªa pareja (ha roto con ¨¦l tras el suceso) y ella respondi¨® que deb¨ªa estar en M¨¢laga. Al principio, cuenta el concejal Garc¨ªa Leyva, puso en duda lo que le contaban los agentes. Estos le pidieron que lo llamara al m¨®vil. Lo hizo y nadie respondi¨®. Se descompuso. Y, entonces, entendi¨® que lo que le contaban era verdad y afirm¨®: ¡°Siempre me contesta. ?C¨®mo que ahora no?¡±. Los guardias incidieron: ¡°?Tiene ¨¦l llave de su casa?¡±. Ella respondi¨® que s¨ª, y que cuando estaba en Maracena sol¨ªa esperarla all¨ª.
Los agentes pidieron permiso a la alcaldesa para registrar la vivienda. Ella no puso objeci¨®n alguna y se organiz¨® entonces una peque?a caravana hacia su casa, con la regidora en su coche acompa?ada de polic¨ªas locales y de dos guardias civiles y otros dos de la polic¨ªa judicial sigui¨¦ndola en sus veh¨ªculos. Al llegar, los agentes aseguraron la vivienda, ¡°que registraron hasta el ¨²ltimo rinc¨®n¡±, seg¨²n el concejal Garc¨ªa Leyva. Poco antes de las cinco de la tarde, los agentes detuvieron a Pedro G¨®mez junto a las v¨ªas del metro en Maracena.
Al d¨ªa siguiente, la alcaldesa cont¨® en una conferencia de prensa que G¨®mez llevaba unos meses en tratamiento psiqui¨¢trico y psicol¨®gico por una depresi¨®n y achac¨® a esta circunstancia el suceso. Nadie sabe con certeza qu¨¦ le llev¨® a atacar a la concejala. Durante las casi 70 horas que ha pasado detenido en la comandancia de la Guardia Civil, no ha declarado ni ha asumido nada. Tampoco lo ha hecho ante el juez que lo ha enviado a la c¨¢rcel sin fianza por detenci¨®n ilegal, delito penado con entre cuatro y seis a?os de c¨¢rcel.
Linares ha asegurado a su entorno que ella no hablaba con ¨¦l sobre los avatares del Ayuntamiento, pero que s¨ª puede haberla o¨ªdo hablar por tel¨¦fono. ¡°Yo no cedo¡± o ¡°las listas las elijo yo¡± son frases que, ejemplifica el edil Garc¨ªa Leyva, podr¨ªa haber escuchado el ahora encarcelado. Y quiz¨¢, dice el concejal, ¡°en un intento de recuperarla tras una ruptura reciente, haya considerado que haciendo esto, ella le estar¨ªa agradecida¡±.
Romero est¨¢ convencida de que los documentos que llevaba en su coche y que ha entregado a la Guardia Civil pueden ser determinantes en el suceso, aunque el secuestrador no le quit¨® los papeles ni el tel¨¦fono m¨®vil. El edil Garc¨ªa Leyva asegura que la concejala hab¨ªa echado en cara esa documentaci¨®n a la alcaldesa en m¨¢s de una ocasi¨®n. Uno de los documentos es, al parecer, el expediente incompleto de una gasolinera que seg¨²n Romero carece de licencia. ¡°Pero es que lo que ella tiene no es la documentaci¨®n completa porque s¨ª cuenta con licencia¡±, afirma el concejal, que asegura tener total tranquilidad al respecto de ese y otros documentos que fueron judicializados. ¡°Nadie ha metido la mano en ning¨²n sitio¡±, asegura. Este diario ha tratado de hablar, sin ¨¦xito, con familiares de la concejala Romero.
La alcaldesa est¨¢ ¡°personalmente muy fastidiada por no haberse dado cuenta de qui¨¦n ten¨ªa a su lado¡±, dice Garc¨ªa Leyva. El pr¨®ximo mi¨¦rcoles, un pleno extraordinario abordar¨¢ lo ocurrido. Pedro G¨®mez permanece en la c¨¢rcel de Albolote. La primera actuaci¨®n del juez fue ordenar una evaluaci¨®n psicol¨®gica para analizar si es imputable y responsable de sus actos. El resultado de ese an¨¢lisis est¨¢ bajo el secreto del sumario decretado por un mes.
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