A Rota le renta ser mestiza, pero quiere m¨¢s
La localidad gaditana prepara un museo sobre la relaci¨®n americana bajo el influjo de la base militar, mientras reclama mejor empleo y m¨¢s compensaci¨®n de impuestos
Rota dot¨® de significado aut¨®ctono a la palabra mayeto para designar a sus agricultores que cosechaban en mayo. Y ahora usa otro vocablo prestado del ingl¨¦s americano coloquial, halfie, para designar a los hijos nacidos de americanos y espa?oles. Entre uno y otro t¨¦rmino, una base militar aterriz¨® en 1953 sobre buena parte de esas hist¨®ricas tierras de labranza y trastoc¨® la sociedad, cultura y econom¨ªa rote?as. El resultado de toda esa mixtura le gust¨® tanto a Christian North que pas¨® de decodificar mensajes de los rusos en pleno final de la Guerra Fr¨ªa a ser un veterano con el pub m¨¢s famoso de la localidad, Los Arcos. Su historia y la de su mujer, la rote?a Manoli P¨¦rez, es una de tantas que bien valen un museo. Y en eso justo andan en la localidad gaditana, inmersos desde hace meses en la creaci¨®n del centro de interpretaci¨®n Base Forum.
El edificio municipal ya est¨¢ construido y la plaza de su acceso, la de los Estados Unidos de Am¨¦rica, incluso ya se inaugur¨® el pasado mes de diciembre. El Ayuntamiento aprovech¨® la visita de la embajadora de Estados Unidos en Espa?a, Julissa Reynoso, para descubrir el nuevo nomencl¨¢tor, justo a las puertas del aniversario de los 70 a?os de presencia americana en la base ¡ªaunque esta es espa?ola¡ª que se celebra este a?o. Ahora, el Consistorio trabaja en la musealizaci¨®n interior con la idea de que se inaugure este mismo a?o. ¡°Ech¨¢bamos en falta que a la gente se le contase esta historia que ocurri¨® en Rota, que entendiese c¨®mo cambi¨® nuestra vida y que se pudiese mostrar al turista tambi¨¦n¡±, detalla el alcalde Javier Ruiz Arana (PSOE), recientemente revalidado en su puesto con mayor¨ªa absoluta.
¡°Odiaba trabajar en la base, pero me encantaba esta parte del mundo. Lo m¨ªo fue un love-hate [amor-odio]¡±, reconoce, divertido, North, al otro lado de la barra de un pub lleno de referencias a Estados Unidos y en el que solo se pincha ¡°m¨²sica tocada con instrumentos, nada de reguet¨®n¡±. Los Arcos es santo y se?a para el americano que viene a Rota desde que abri¨® en 1995, pero la ciudad, de 28.800 habitantes censados y 7.000 americanos (entre militares y familias) en la base, est¨¢ llena de locales similares, creados a la horma de los militares estadounidenses. La base est¨¢ tan interiorizada y asumida por los vecinos que el argumento recurrente es que lo mejor es aprovechar al m¨¢ximo su presencia. Tanto es as¨ª que el municipio lleva a gala ser el lugar de la provincia en el que degustar la gastronom¨ªa ecl¨¦ctica y diferente que surgi¨® hace d¨¦cadas para contentar a los americanos. ¡°Tenemos buenas playas y muchos atractivos, pero es algo que nos diferencia para el turismo, la base y su relaci¨®n con la cultura americana¡±, explica Ruiz Arana.
Pero la historia que narrar¨¢ ese centro no est¨¢ exenta de contrastes. Del sufrimiento de esos primeros mayetos que fueron trasladados forzosamente de sus tierras a pedan¨ªas de nueva creaci¨®n en la provincia ¡ªcomo Guadalcac¨ªn o Nueva Jarilla¡ª al choque que produjo en las mujeres de un pueblo rural del franquismo entrar en contacto con una nueva cultura. ¡°Esa dictadura las quer¨ªa madres y esposas. Frente a ello, llegaron americanos con relaciones familiares muy distintas, vinculadas al consumismo¡±, rememora Carmen Mill¨¢n, doctora en Historia de las Mujeres y autora del libro basado en esta interacci¨®n Vivir en tr¨¢nsito. Las rote?as encontraron una v¨ªa de escape en trabajos vinculados a los cuidados en la base y sus empleadoras norteamericanas se convirtieron en ¡°embajadoras no oficiales¡±, como parafrasea Mill¨¢n, que se esforzaban en vender las maravillas de la sociedad de consumo que representaban.
Muchas de esas gaditanas acabaron emparentadas con norteamericanos, a los que siguieron en sus destinos y su jubilaci¨®n en Estados Unidos. ¡°Todos tenemos primas o familiares que se fueron. Algunas luego han vuelto, otras se han establecido all¨ª¡±, apunta el regidor. La historia de North y P¨¦rez se parece a esa historia con matices. Cuando ¨¦l lleg¨® de su New Hampshire natal ¡ªtras pasar por m¨²ltiples destinos militares¡ª en 1987, ¡°Rota era un pueblo m¨¢s churri que ahora¡±, en el que las rote?as rehu¨ªan a los americanos. A¨²n as¨ª, North conoci¨® a Manoli P¨¦rez, se enamoraron y pronto tuvieron que tomar la decisi¨®n de comenzar una vida juntos, primero en Los ?ngeles y, a partir de 1993, de nuevo en Rota. ¡°Aquello era una ciudad loca. Decidimos que si ¨ªbamos a ser semipobres, prefer¨ªa intentarlo aqu¨ª que la calidad de vida es mejor. Fue la primera vez en mi vida que no necesitaba un coche para ir a trabajar¡±, relata el americano.
La historia de ida y vuelta de North encaja con lo que Ruiz Arana identifica como la tercera etapa de las relaciones entre la base y la localidad. Tras el shock traum¨¢tico inicial, Rota empez¨® a paladear a?os econ¨®micos dorados ¡°con hasta 10.000 americanos¡±, en los que hab¨ªa trabajo, dinero y una rica vida cultural en una Espa?a gris de censura. Con la democracia, llegan nuevos acuerdos, desaparecen los submarinos nucleares y en los noventa se pierden servicios que hacen decaer el esplendor laboral. Ahora, la ciudad vive una cuarta fase, con la ampliaci¨®n del escudo antimisiles que ha tra¨ªdo m¨¢s destacamento y trabajo a la localidad, pero con la lecci¨®n aprendida de intentar aprovechar al m¨¢ximo esa relaci¨®n obligatoria.
La base est¨¢ tan interiorizada que su presencia ya no es elemento de discusi¨®n pol¨ªtica. Las posturas antimilitares que esgrimen los partidos de izquierda a nivel nacional no tienen cabida en los argumentarios locales, donde prefieren ir a la letra peque?a. ¡°No nos supone una contradicci¨®n porque hace a?os que analizamos la base¡±, denuncia Pedro Pablo Santamar¨ªa, concejal de IU y reciente alcaldable. ¡°Vemos vulneraci¨®n de derechos, retrocesos en cuanto al empleo y adem¨¢s la vivienda en Rota se encarece mucho. En ese ¨¢mbito peleamos¡±. En un municipio con un 20% de paro estructural en el que, aproximadamente, dos tercios de su econom¨ªa dependen de la base, que genera 10.000 empleos, 1.060 de ellos directos, es el trabajo lo que m¨¢s solivianta la queja. Tanto Santamar¨ªa como Arana coinciden en la necesidad de que contratas americanas respeten la ratio de empleo de los espa?oles ¡ªsiete de cada 10¡ª y sus condiciones laborales. ¡°Entiendo que en EE UU haya otra filosof¨ªa, pero estamos en Espa?a y los convenios son otros¡±, denuncia el regidor, en referencia a los conflictos abiertos desde hace a?os con los trabajadores del aeropuerto de la base.
Santamar¨ªa va m¨¢s all¨¢: ¡°Con el escudo antimisiles parec¨ªa que iba a haber un boom laboral y no¡±. A eso se suma la necesidad de que la base o el Gobierno espa?ol compensen a la ciudad de alguna forma por todos los impuestos que deja de percibir, desde el de circulaci¨®n de veh¨ªculos, el IBI o el de construcciones, el ICIO. ¡°Hemos conseguido la compensaci¨®n del mill¨®n de euros del Gobierno y que nos llevan abonando tres a?os. Falta que no est¨¦ ligado a la ley de presupuestos del Estado¡±, a?ade el alcalde, decidido a avanzar m¨¢s en los pagos. De hecho, Santamar¨ªa calcula que a la localidad ¡°le corresponder¨ªan en realidad tres millones de euros anuales por compensaci¨®n¡±. Con todo, todas las partes parecen un¨¢nimes en que, a Rota a d¨ªa de hoy, la base le renta ¡ªaunque pudiese hacerlo a¨²n m¨¢s¡ª. ¡°Al final, s¨ª o s¨ª hemos tenido que aceptarlo. Es una relaci¨®n obligatoria. As¨ª que sea algo natural, de aprovechar la situaci¨®n¡±, resume Mill¨¢n con pragmatismo.
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