El gancho vikingo de Burgos: la leyenda de la princesa Kristina une a Noruega con Covarrubias
Un pueblo burgal¨¦s impulsa la cultura y el santoral escandinavo por una conexi¨®n hist¨®rica de hace 800 a?os
Se ofrece peluquero y pod¨®logo y la hermandad de San Olav busca voluntarios para ense?ar una ermita escandinava. Lugar de contrastes es Covarrubias (Burgos, 533 habitantes), seg¨²n un tabl¨®n de anuncios improvisado al acceder al pueblo y seg¨²n los libros de historia. El rey visigodo Chindasvinto fund¨® esta localidad en el siglo VI, los ¨¢rabes tambi¨¦n se asentaron a orillas del r¨ªo Arlanza y entre esas torres gobern¨® el conde medieval Fern¨¢n Gonz¨¢lez. Ahora, los turistas comen morcilla y patean calles de pasado pedigr¨ª y con un nuevo cap¨ªtulo patrocinado por...
Se ofrece peluquero y pod¨®logo y la hermandad de San Olav busca voluntarios para ense?ar una ermita escandinava. Lugar de contrastes es Covarrubias (Burgos, 533 habitantes), seg¨²n un tabl¨®n de anuncios improvisado al acceder al pueblo y seg¨²n los libros de historia. El rey visigodo Chindasvinto fund¨® esta localidad en el siglo VI, los ¨¢rabes tambi¨¦n se asentaron a orillas del r¨ªo Arlanza y entre esas torres gobern¨® el conde medieval Fern¨¢n Gonz¨¢lez. Ahora, los turistas comen morcilla y patean calles de pasado pedigr¨ª y con un nuevo cap¨ªtulo patrocinado por Noruega. La explicaci¨®n se halla de pie y tumbada en el entorno de la colegiata de san Cosme. Fuera, una estatua y una placa relatan la vida de la princesa Kristina, yacente dentro del templo y foco de visitas patrias y n¨®rdicas atra¨ªdas por una leyenda que conecta Covarrubias con Noruega. Todo comenz¨® en 1257 y se ha afianzado en las ¨²ltimas d¨¦cadas.
Corr¨ªa el siglo XIII y las escasas relaciones internacionales respond¨ªan a ansias de poder. Reinaba en Castilla Alfonso X El Sabio, consciente de la importancia de expandir fronteras. As¨ª cortej¨® al rey noruego Haakon Haakonsson y este acord¨® enviar a su hija Kristina a casarse con uno de los cuatro hermanos del monarca. La doncella se despos¨® con don Felipe tras una larga aventura de intrigas e intereses, pero apenas dur¨® cuatro a?os. Glosan las cr¨®nicas que fue v¨ªctima ¡°de la nostalgia¡±. Se cree que muri¨® en Sevilla a los 28, donde el marido acab¨® como arzobispo pese a una vida m¨¢s que disoluta.
C¨®mo acab¨® su cuerpo en Covarrubias sigue siendo dif¨ªcil de responder. Boletines de la Fundaci¨®n Fern¨¢n Gonz¨¢lez explican c¨®mo en 1958 abrieron un sepulcro de la colegiata de la localidad y hallaron un esqueleto de 1,72 metros y detalles impropios de las castellanas de entonces: ¡°Conserva completa la dentadura, de dientes muy iguales, peque?os y finos, sin caries de ninguna clase. El t¨®rax bien desarrollado y ancho [...] las manos con dedos cortos y finos, u?as largas y afiladas [...] todo lo cual indica ser un esqueleto femenino, perteneciente a una mujer de estatura elevada, joven y fuerte, y de una edad aproximada de 26 a 28 a?os¡±. El rico ajuar mortuorio y estos rasgos, aunque sin evidencia cient¨ªfica, invitaron a pensar que all¨ª descansaba la hermosa infanta Kristina.
La heredera Haakonsson ha propiciado que en una de las casas de Covarrubias haya imaginer¨ªa vikinga y se hable noruego. Oyvind Fossan, de 53 a?os, lleg¨® al pueblo hace unos 12 a?os como emisario de la Fundaci¨®n Kristina de Noruega, entidad escandinava creada para fomentar este v¨ªnculo. ¡°Estamos orgullosos de nuestra princesa y hemos tenido muy buena acogida, los noruegos est¨¢n sorprendidos y encantados porque es un destino espa?ol menos conocido que la playa¡±, comenta por tel¨¦fono, pues veranea en Oslo y cede la vivienda a su hermana Randi, de 56, madre de las mellizas Ellen e Ida, de 16 a?os, y Nikolay M?land, de 18.
La adulta celebra que Oyvind haya proyectado Burgos en Noruega para disfrutar de ese ¡°buen sitio donde descansar en verano¡± entre rutas por la naturaleza, copiosa gastronom¨ªa y gentes amables con los extranjeros en una localidad coqueta y cuidada. ¡°La de Kristina es una historia muy interesante¡±, comenta. Los chavales, con las bicis apoyadas en la pared, donde Ida le¨ªa un libro tumbada al sol en un banco antes de la charla, disfrutan con conciertos de m¨²sica escandinava como el que dieron junto a m¨¢s artistas aficionados hace unas semanas, e improvisan acordes y c¨¢nticos antes de confesar su debilidad. ¡°Lo mejor es el sol, en Noruega llueve mucho y a nuestros amigos les ha encantado¡±, confiesa. En el recibidor, ejemplares de El Diario de Burgos, donde son portada. Los muchachos admiten, en un fluido ingl¨¦s y con Nikolay chapurreando castellano, que ¡°tiene que ser dif¨ªcil vivir aqu¨ª en invierno¡±, aunque no se alcancen los 20 bajo cero de su Bergen natal. Blanca N¨²?ez, de 19 y novia del chico, lo conoci¨® el verano pasado mientras ella trabajaba en el pueblo de su familia: ¡°Es una experiencia muy divertida, todos lo conocen aqu¨ª¡±.
El lugare?o Juancho Jorge, de 68 a?os, sonr¨ªe. ?l, responsable de la hermandad, impuls¨® la construcci¨®n de la ermita a san Olav en las afueras de Covarrubias, escenario de bodas de estilo vikingo y recreaciones de ritos n¨®rdicos. ¡°Es la meca de los escandinavos, Olav introdujo all¨ª el cristianismo¡±, explica ante la capilla de acero y madera, gestionada por voluntarios y coronada por una torre de 29,7 metros de altura por el 29 de julio de 1030, fecha exacta de la muerte del santo.
Un grupo dispar de 11 viajeros escucha las batallitas ante im¨¢genes de Olav, cuadros de Kristina, maquetas de barcos vikingos, escudos de Castilla y Le¨®n y de Noruega o banderas n¨®rdicas. ¡°Es una pena que en Noruega solo vivan cinco millones de personas¡±, lamenta Jorge, pues optan a menos turistas potenciales, pero anhela llegar a m¨¢s cristianos escandinavos o curiosos en general. El caso es que lleguen m¨¢s a menudo a Covarrubias autobuses llenos de noruegos. A finales de julio celebran una romer¨ªa donde propios y extra?os acudir¨¢n al templo para honrar a san Olaf en el aniversario de su muerte. El plan ilustra la alianza de civilizaciones conformada en Covarrubias: primero una misa, luego una paella popular seguida por un campeonato de parch¨ªs y, para rematar, un recital de poes¨ªa n¨®rdica.