El otro ¡®sonido escandinavo¡¯
El conjunto de 'free jazz' Atomic cierra hoy en el Auditorio el Ciclo de Jazz del Centro Nacional de Difusi¨®n
Aviso a navegantes: esta noche, la Sala de C¨¢mara del Auditorio Nacional va a temblar en sus cimientos. Por vez primera, un conjunto de free jazz descargar¨¢ su m¨²sica tel¨²rica y desmelenada en un lugar como este, tan poco habituado a tales excesos. Designados a tal efecto, los escandinavos Atomic, santo y se?a de las nuevas vanguardias a este lado del oc¨¦ano. Con ellos se cerrar¨¢ la programaci¨®n que el Centro Nacional de Difusi¨®n Musical ha dedicado a la m¨²sica de jazz.
Atomic son muchas cosas: un ejemplo de convivencia entre los pueblos del norte de Europa (sus integrantes son suecos y noruegos al 50%); un grupo de ¨¦xito para el que la palabra ¨¦xito no significa gran cosa; acaso, un conjunto de free jazz: "para m¨ª, el free es agua pasada", opina H?vard (pronunciado Hovaric) Wiik, pianista y compositor del quinteto. "La cuesti¨®n no es que estemos o no influenciados por el free jazz, sino si realmente estamos influenciados por el jazz a secas".
La formaci¨®n escandinava pasar¨¢ por Madrid para presentar su ¨²ltimo trabajo, There is a hole in the mountain
Conectados con las corrientes vanguardistas que emanan de la ciudad de Chicago, Atomic se reconocen tanto en los "paisajes sonoros" de Morton Feldman o Earle Brown como en los horizontes infinitos de la tierra que vio nacer a sus integrantes y ha inspirado a tantos, desde Edvard Grieg en adelante. "En Noruega somos apenas cinco millones de personas viviendo en un pa¨ªs enorme", apunta Wiik. "Yo mismo crec¨ª en un pueblecito de pescadores situado en medio de ninguna parte, y no es lo mismo nacer en un pueblo de 700 personas que en una ciudad de un mill¨®n. Pero eso es una cosa y otra muy distinta pensar que podamos estar representando a un supuesto sonido escandinavo.
Con alg¨²n motivo, los integrantes de Atomic se han labrado la fama de enemigos de la patria en sus pa¨ªses de origen, algo que, en opini¨®n de Fredrik Ljungkvist, saxofonista y compositor, carece de cualquier fundamento: "en alguno de los programas de nuestros conciertos se puede leer que somos enemigos del sonido escandinavo, pero ni yo ni nadie en el grupo estamos en contra de los m¨²sicos suecos o noruegos, aunque tampoco vamos a decir que seamos unos s¨²per fans de ese tipo de sonido. Simplemente, tratamos de ampliar nuestro cat¨¢logo de influencias a las m¨²sicas de todo el mundo y no nos gusta limitarnos a un lugar espec¨ªfico".
Los miembros del quinteto han querido hacer coincidir su periplo europeo, que les traer¨¢ a Madrid, con la presentaci¨®n de un nuevo disco, There is a hole in the mountain, grabado en la ciudad sueca de Malmoe en noviembre del pasado a?o, al tiempo que aprovechar¨¢n para registrar en directo la m¨²sica que alimentar¨¢ el pr¨®ximo ced¨¦. "Es muy dif¨ªcil captar la energ¨ªa del directo en un estudio", apunta Ljungkvist, "por eso preferimos grabar nuestros discos en vivo, mientras es posible".
En activo desde 2000
La fundaci¨®n de Atomic se remonta al a?o 2000. Dos a?os m¨¢s tarde, vio la luz Feet Music, primer aviso del nacimiento de un nuevo sonido escandinavo lejos de los estereotipos y cercano al jazz de vanguardia. La formaci¨®n del quinteto se mantiene pr¨¢cticamente intacta desde su fundaci¨®n, con Magnus Broo (trompeta); Fredrik Ljungkvist (saxos); H?vard Wiik (piano); Ingebrigt H?ker Flaten (contrabajo), y Paal Nilssen-Love (bater¨ªa). There is a hole in the mountain hace el n¨²mero 10 en la discograf¨ªa del quinteto sueco-noruego.
There is a hole in the mountain abarca el amplio abanico de singularidades y contradicciones que convierte la m¨²sica de Atomic en un objeto de estudio apasionante. De un cierto impresionismo no literal (en la pieza que da t¨ªtulo al ¨¢lbum) al free jazz can¨®nico (Accidentals), y vuelta a empezar. "El 90% de quienes nos escuchan no sabr¨ªa decir por qu¨¦ les gusta nuestra m¨²sica", observa H?vard Wiik, "incluso llegan a sentirse desconcertados cuando ven que no son capaces de precisar d¨®nde terminan las improvisaciones y d¨®nde empieza la parte compuesta. Pero eso es justo lo que pretendemos porque, para nosotros, ambas cosas son igualmente importantes. El secreto est¨¢ en la forma org¨¢nica en que la materia abstracta se inserta en un lenguaje digamos inteligible. Eso es lo que hace que esta banda sea algo muy especial y ¨²nico".
Que los miembros de Atomic se declaren admiradores incondicionales del cante flamenco sorprende menos que su descubrimiento del g¨¦nero, gracias a un disco encontrado por casualidad en un comercio del ramo, en Belgrado. "Paal Nilssen y yo and¨¢bamos de compras buscando m¨²sica serbia de clarinete y ah¨ª estaba el disco", recuerda Ljungkvist. "No recuerdo el nombre del cantaor, solo que era flamenco aut¨¦ntico grabado en los a?os sesenta. Aquello nos puso los pelos de punta... porque nos gusta escuchar la m¨²sica aut¨¦ntica sin bajos el¨¦ctricos ni sintetizadores. No nos interesa la fusi¨®n, pero a veces algo as¨ª resulta muy dif¨ªcil de encontrar".
Atomic. Auditorio Nacional. 20.00. De 12 a 18 euros.
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