48 horas confinados por las llamas
Una familia canaria relata su experiencia encerrada en su casa del monte de La Esperanza ante el avance del incendio que arrasa la isla de Tenerife
Los ojos de Te¨®filo se entristecen cuando miran hacia el horizonte. Desde la azotea de su casa se observan varias columnas de humo que se desprenden de las monta?as. El monte de La Esperanza ¨Csituado en el noreste de la isla de Tenerife¨C es una de las zonas m¨¢s castigadas por el hambriento incendio, que ha carbonizado 11.612 hect¨¢reas. En una de las callecitas que bajan por la llanura donde se erige esta entidad se encuentra el hogar de Te¨®filo, una casa de color rojo mate donde han permanecido confinados durante dos d¨ªas enteros ¨¦l y su familia.
El jueves de madrugada todos recibieron un mensaje en el tel¨¦fono m¨®vil de alerta del gobierno canario en el que se comunicaba el confinamiento de La Esperanza (3.400 habitantes). ¡°Las personas deber¨¢n permanecer en sus domicilios o lugares interiores [...] sin realizar actividades al aire libre¡±, dec¨ªa la alerta. Te¨®filo se encontraba en ese momento en casa de sus padres con su mujer y sus dos hijos, de 18 y 12 a?os.
Pasaron todo el d¨ªa en vilo, sin despegarse de la televisi¨®n para estar informados sobre c¨®mo iba avanzando el incendio, que ha afectado a un total de 11 municipios. ¡°Solo pod¨ªamos salir a comprar el pan¡±, dice Te¨®filo, profesor de 48 a?os. Lo primero que comentaron es que la situaci¨®n les recordaba un poco al encierro hace unos a?os por la pandemia de covid. El Rosario fue confinado para no entorpecer las labores de extinci¨®n ya que se localiza en una zona donde pasaban constantemente los veh¨ªculos de bomberos que se dirig¨ªan a apagar el incendio. Tambi¨¦n se han realizado evacuaciones en otros municipios como medida preventiva por la mala calidad del aire a consecuencia de la proximidad de las llamas.
¡°Desde aqu¨ª [la azotea] se ve¨ªa todo lleno de fuego, todo se prendi¨®¡±, relata Te¨®filo mientras se?ala con el dedo las monta?as que se ven desde su casa, detr¨¢s de las cuales se encuentra el Valle de G¨¹¨ªmar y Arafo, donde empez¨® el peor incendio que ha vivido Canarias en los ¨²ltimos 40 a?os. Aunque para el profesor el fuego no es ninguna novedad. ?l mismo particip¨® en la extinci¨®n de un incendio que ocurri¨® en los a?os 90, seg¨²n cuenta. ¡°Si se mete en Tacoronte ser¨ªa complicado sacarlo¡±, vaticina el profesor. Precisamente en la ma?ana del s¨¢bado el fuego se aproxim¨® peligrosamente a ese municipio y oblig¨® a desalojar a algunos de sus vecinos.
La Esperanza se convirti¨® durante los dos d¨ªas de confinamiento en un pueblo fantasma. No se ve¨ªa ni un alma por la calle. Todos los negocios ten¨ªan las persianas bajadas. Te¨®filo explica que El Rosario ¨Cmunicipio al que pertenece el n¨²cleo urbano¨C vive principalmente de la ganader¨ªa y la agricultura. Se localiza en una llanura que se extiende desde la monta?a hasta el mar y se divide en tres zonas: la alta (donde se encuentra La Esperanza), la media y la baja. En el jard¨ªn de la familia Jorge Alonso se cultivan patatas y frutales, como higueras y nogales. Unas cuantas gallinas corretean cerca del huerto, que abarca casi toda la superficie del jard¨ªn. Mientras, los aviones anfibio sobrevuelan la zona. Recargan agua en el mar, pasan por encima de las casas de La Esperanza y se pierden en el horizonte.
Te¨®filo y su familia echan la tarde jugando a la baraja, domin¨® y parch¨ªs. Los ni?os, cuenta el profesor, son los que mejor est¨¢n llevando la situaci¨®n. ¡°Si se quedaran sin redes sociales o sin electricidad se mueren¡±, dice entre risas su padre. A ¨¦l y a su mujer les ha sentado peor el cambio de rutina y viven con nerviosismo cada novedad del incendio. Ahora en verano suelen dar paseos por el monte, otras veces van a la playa y los fines de semana salen a comer a un guachinche ¨Crestaurante t¨ªpico del norte de Tenerife de comida tradicional¨C con sus amigos. ¡°Es una ¨¦poca de encuentros¡±, resume. Su madre, Mar¨ªa Vitalina, de 65 a?os, se pasea por la casa vestida con una pamela, unas mallas y una camiseta, y con los labios pintados de rosa.
¨C?Sabes que yo conozco a la reina Leticia?
Mar¨ªa muestra con orgullo una fotograf¨ªa donde aparecen ella y la reina. ¡°Es en Barcelona. Espera, que tengo m¨¢s fotos¡± y se marcha corriendo a por ellas. Ella es La mujer pinochera de La Esperanza, seg¨²n la defini¨® un peri¨®dico local. Anteriormente, se recog¨ªa la pinocha ¨Cacumulaci¨®n de hojas secas de pino¨C del bosque para cubrir el terreno de los cultivos de pl¨¢tanos y papas y evitar as¨ª la humedad. ¡°Lo bueno es que el pino canario se regenera ¡±, dice aliviado su hijo. Por la noche, el olor a humo es m¨¢s fuerte, a pesar de que las temperaturas son m¨¢s bajas y de vez en cuando corre una brisa de aire fresco.
El viernes reinaba cierta esperanza entre los tinerfe?os de recibir buenas noticias, despu¨¦s de que el operativo que lucha contra el fuego sacara alg¨²n fruto en las labores de extinci¨®n. Pero por la noche todo se complic¨®. ¡°La realidad ha superado las expectativas¡±, dec¨ªa el presidente canario Fernando Clavijo en la ma?ana del s¨¢bado. La rapidez con la que se hab¨ªan propagado las llamas y las condiciones meteorol¨®gicas adversas y la orograf¨ªa del terreno han complicado considerablemente el control de las mismas.
La situaci¨®n del incendio hab¨ªa empeorado considerablemente. Cuando levantaron el confinamiento en La Esperanza en la noche del viernes, Te¨®filo se march¨® a su casa de Agua Garc¨ªa, situada en la zona alta de Tacoronte. Al d¨ªa siguiente, nada m¨¢s despertarse, ten¨ªa otro mensaje en el m¨®vil que avisaba que se proced¨ªa a la evacuaci¨®n de Tacoronte. Este domingo permanecen desalojados 11 de los 31 municipios de la isla, aunque Tenerife empieza a ver la luz al final del t¨²nel: la mejor¨ªa de las condiciones meteorol¨®gicas han frenado la expansi¨®n del incendio.
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