N¨¢ufragos del mar Menor: el desastre ecol¨®gico arruina la zona
La degradaci¨®n de municipios como Los Urrutias, Los Alc¨¢zares o Los Nietos, cuyo parque inmobiliario se ha devaluado 4.800 millones de euros en seis a?os, avanza parejo al deterioro de la laguna murciana
El sol cae oblicuo sobre la playa desierta. Apenas hay ni?os jugando en la orilla de Los Urrutias (Murcia), tampoco cubos de arena ni rastrillos, solo una masa de agua arruinada por el hombre, de la cual dos excavadoras sacan montones de algas en descomposici¨®n. El aire se impregna con cada palada de un olor ¨¢cido que ahuyenta al ba?ista del mar Menor. Algunos observan la escena desde los balnearios, unas gigantescas pasarelas de madera que permiten sortear el lodazal de la laguna, donde tambi¨¦n borbotea una espuma amarilla. Esta es la postal asolada de un prodigio de la naturaleza al que amenazan el urbanismo desaforado y la agricultura intensiva. Una degradaci¨®n que afecta incluso al valor del parque inmobiliario de la zona, que se ha depreciado 4.800 millones de euros en seis a?os, seg¨²n se desprende de un estudio publicado recientemente en la revista Nature Scientific Report.
Dirigido por el economista del Banco de Espa?a Gabriel P¨¦rez Quir¨®s, el informe analiza las consecuencias del desastre medioambiental para la vivienda. Compara el precio medio del metro cuadrado en las playas del mar Menor (municipios como Los Urrutias, Los Alc¨¢zares o Los Nietos) con el de la costa del sur de Alicante (Pilar de la Horadada, Dehesa de Campoamor o La Zenia), coincidentes hasta 2015 por su cercan¨ªa y una calidad constructiva muy similar. El mercado inmobiliario analizado en el estudio comenz¨® entonces a desvincularse de su paralelo mediterr¨¢neo conforme se hac¨ªan evidentes los males que aquejaban a la laguna murciana. La proliferaci¨®n de algas da?inas y fitoplancton desembocaban en episodios de anoxia ¡ªp¨¦rdida de ox¨ªgeno¡ª que hicieron aflorar miles de peces muertos. Estos fen¨®menos tienen su origen en la gran cantidad de nitratos que alcanzan el agua, procedentes del regad¨ªo del Campo de Cartagena (85%) y la actividad urbana (15%), seg¨²n detalla la mencionada investigaci¨®n.
¡°La gente est¨¢ dispuesta a pagar menos por un entorno que no es tan agradable como antes¡±, apunta P¨¦rez Quir¨®s sobre un estudio que firma, entre otros, con la ambient¨®loga de la Universidad Complutense Mari Luz Garc¨ªa Lorenzo. Basado en datos del catastro, el informe excluye La Manga, afectada solo de manera parcial por esta sintomatolog¨ªa, pues tambi¨¦n tiene acceso al Mediterr¨¢neo. Las enfermedades del mar Menor son m¨²ltiples. La agricultura intensiva ha provocado una contaminaci¨®n del acu¨ªfero cuaternario por nitrato, que se filtra a la laguna a trav¨¦s de la rambla del Albuj¨®n ¡ªel desag¨¹e de la huerta¡ª, donde se forma un r¨ªo con caudal permanente que arrastra qu¨ªmicos. El efecto de esta infiltraci¨®n se parece a abonar el mar, pero en lugar de cosechar tomates, por doquier crecen las algas oportunistas y el microplancton. Cuando toda aquella biomasa muere, el viento de levante la empuja hacia el interior de la laguna. El peligro de anoxia aumenta considerablemente si ese lodo no se retira.
Las brigadas de limpieza del Gobierno murciano extrajeron solo el a?o pasado m¨¢s de 20 toneladas de residuos org¨¢nicos. La recogida da lugar a una colecci¨®n de estampas estremecedoras, como la que esta ma?ana se vive en Los Urrutias. ¡°?T¨² te crees que iba a venir a esta playa si no tuviera casa aqu¨ª?¡±, pregunta con cierta iron¨ªa Fuensanta Moreno (43 a?os), poco antes de que una excavadora pase junto a su toalla. Esta profesora residente en Cartagena es el ejemplo de lo que aqu¨ª se denomina veraneantes cautivos. Sus padres compraron en los setenta una vivienda encalada y de dos alturas para las vacaciones. De aquella ¨¦poca recuerda la sensaci¨®n de verano eterno. Y las aguas cristalinas de la laguna, donde trotaban los caballitos de mar, que no pocas veces se le enroscaban en los dedos. La memoria de lo que fue el mar Menor contrasta con su presente. ¡°Da mucha pena venir, pero qu¨¦ vamos a hacer, ?malvender la casa y alquilar por ah¨ª? Para empezar, a ver qui¨¦n la compra¡±.
Si el n¨²mero de transacciones inmobiliarias constituye un buen indicador de la actividad econ¨®mica, podr¨ªa decirse que los pueblos del mar Menor est¨¢n en crisis generalizada. Las operaciones de este tipo en el sur de Alicante duplicaron entre 2015 y 2019 las de esta zona. El total de compraventas hab¨ªa sido hasta entonces muy similar en ambas comarcas, como indica P¨¦rez Quir¨®s, pero ¡°el desastre ecol¨®gico da?¨® al mercado¡±. Se trata de un pago en diferido por los beneficios pasados. La conversi¨®n del secano en regad¨ªo gracias al trasvase del Tajo al Segura, la construcci¨®n y el turismo llegaron a dejar grandes cantidades de dinero en la regi¨®n. Amparo Rubio, propietaria de la inmobiliaria Mar en Los Urrutias, explica: ¡°La playa se ha deteriorado, ese es el origen de todo lo que pasa aqu¨ª. Muchos vendedores me piden que enga?e a alg¨²n guiri que no sepa lo que ocurre, pero los extranjeros vienen una vez y no regresan¡±.
Abundan las casas tapiadas en Los Urrutias. Algunas de ellas tienen una ubicaci¨®n privilegiada, en primera o segunda l¨ªnea de playa. Sobre los carteles de ¡°se vende¡± cae pesadamente una fina capa de polvo. La localidad pertenece al t¨¦rmino municipal de Cartagena, como Los Nietos, Mar de Cristal, Bah¨ªa Bella y otras poblaciones del mar Menor. Unos destinos vacacionales sin apenas tejido productivo, cuyo deterioro avanza parejo al de esta laguna salada de 170 kil¨®metros cuadrados y poca profundidad. La ocupaci¨®n ilegal de inmuebles no es un problema en este punto, dice Carlos Salcedo (45 a?os), que reside en Los Urrutias todo el a?o. ¡°?Qui¨¦n va a querer vivir aqu¨ª? Ni siquiera hay centro de salud, solo un consultorio. Como no tenemos Ayuntamiento propio, nadie nos defiende. El autob¨²s a Murcia pasa un par de veces y el de Cartagena, otras tantas¡±, lamenta. Su familia puso a la venta hace casi un a?o la casa de una t¨ªa fallecida. ¡°Y ah¨ª sigue, cerrada y hecha mierda¡±.
Las medusas muertas se amontonan en la arena de la playa. Una ni?a disecciona sus cuerpos gelatinosos, que todav¨ªa se mueven, con ayuda de dos palos. ¡°?Mira mam¨¢, qu¨¦ miedo!¡±, exclama nerviosa. La especie que m¨¢s abunda se llama huevo frito, cuya poblaci¨®n crece como consecuencia de los abonos qu¨ªmicos que llegan hasta el mar Menor. Tambi¨¦n influye en su explosi¨®n el aumento de la temperatura del agua, que estos d¨ªas llega a cotas alt¨ªsimas por efecto del cambio clim¨¢tico, seg¨²n explica el bi¨®logo de la Universidad de Murcia ?ngel P¨¦rez Ruzafa. ¡°Las medusas acuden en nuestra ayuda, porque se alimentan de plancton. Reducen la producci¨®n primaria de la laguna y, por tanto, el riesgo de anoxia. Poner redes para atraparlas es un error. Como si tienes una infecci¨®n y te dedicas a matar gl¨®bulos blancos¡±, declara el experto. Por esa raz¨®n, ning¨²n municipio de la ribera ha instalado este a?o barreras. Bueno para el ecosistema, malo para el ba?ista.
La devaluaci¨®n del parque inmobiliario en este territorio incumbe tambi¨¦n a las empresas. Su capacidad depende en gran medida del valor de sus activos inmobiliarios, como recuerda el mencionado informe. ¡°Obviamente, nos preocupa el futuro, el nuestro y el del pueblo¡±, explica Mar¨ªa Jos¨¦ G¨®mez, que hace m¨¢s de una d¨¦cada abri¨® junto a su pareja un centro de idiomas en Los Alc¨¢zares, el ¨²nico municipio del Mar menor independiente, junto a San Javier, y muy castigado por la dana. ¡°La mayor¨ªa de los pol¨ªticos que gobiernan esta comunidad veranean en La Torre de la Horada, no conocen el mar Menor. Sienten adem¨¢s un profundo desprecio hacia el turismo popular y democr¨¢tico que tradicionalmente ha representado esta zona¡±, declara la empresaria. La posibilidad de un pacto del PP y Vox para gobernar la regi¨®n le quita el sue?o. ¡°Si los negacionistas entran en las instituciones, estamos perdidos¡±, apostilla. A solo dos kil¨®metros de su academia, la rambla del Albuj¨®n escupe sin cesar el nitrato que envenena la mayor laguna salada del continente.
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