Seis cazadores espa?oles retenidos un mes en Turqu¨ªa regresan a casa tras retirarse los cargos contra ellos
Los detenidos han tenido que pagar una elevada indemnizaci¨®n aunque el informe policial los exoneraba de haber herido accidentalmente a un aldeano
Ha sido un mes de nervios, angustia e incertidumbre para seis cazadores espa?oles retenidos en Turqu¨ªa y acusados ¡ªseg¨²n ellos, injustamente¡ª de haber herido a un aldeano durante una monter¨ªa organizada en la provincia turca de Malatya (Anatolia Oriental). Un mes de gestiones de sus abogados, de la Embajada de Espa?a en Ankara, de negociaciones, de tira y afloja, del desembolso de miles de euros, para poder, finalmente, lograr que se retirasen los cargos contra ellos y regresar este lunes a Espa?a. Eso s¨ª, con la sensaci¨®n de que algo se les escapa, aseguran, y de que han sido v¨ªctimas de, como m¨ªnimo, una historia muy extra?a. ¡°Es kafkiano, y cuantas m¨¢s vueltas le das, menos sentido le encuentras y m¨¢s te enfadas¡±, resume Enrique de la Riva, uno de los afectados.
Los seis espa?oles ¡ªEnrique de la Riva, Carlos Soto Linares, Francisco Jos¨¦ L¨®pez Rodr¨ªguez, Francisco Javier Soto Garc¨ªa, Juan Claudio Jarillo G¨®mez y Luis Mat¨ªas Garc¨ªa Casero¡ª, todos ellos con a?os de experiencia en la pr¨¢ctica de la caza, participaban en un viaje cineg¨¦tico organizado por la empresa turca Wildhunting in Turkey. ¡°Todo iba muy bien, y en los pueblos por los que pas¨¢bamos nos recib¨ªan encantados, nos ofrec¨ªan t¨¦, consideran que les hacemos un favor al cazar jabal¨ªes porque les da?an los sembrados y los frutales, pero ellos no los tocan ni los comen¡±, explica De la Riva. El jabal¨ª (al que los turcos denominan ¡°cerdo salvaje¡±) no es de consumo habitual en Turqu¨ªa, porque, como el cerdo, es considerado un animal impuro por los musulmanes, as¨ª que es habitual que empresas locales y for¨¢neas organicen viajes para cazadores extranjeros.
Tras varios d¨ªas de batidas, en los que participaban junto a personal de la empresa organizadora y a un traductor local, el 3 de febrero, cuando regresaban a sus veh¨ªculos al terminar la jornada, se encontraron con que los esperaban unos gendarmes que les comunicaron que hab¨ªa ocurrido un accidente en una zona cercana y que deb¨ªan acudir a declarar. ¡°Hasta aqu¨ª todo fue normal y el trato correcto. Nosotros pens¨¢bamos que se nos tomar¨ªa declaraci¨®n y luego podr¨ªamos continuar el viaje, porque regres¨¢bamos a Espa?a al d¨ªa siguiente¡±, afirma De la Riva. Esas expectativas no se cumplieron: a partir de ah¨ª, todo se empez¨® a torcer.
Aquella primera noche, los espa?oles la pasaron detenidos en un cuartel de la Gendarmer¨ªa, y al d¨ªa siguiente fueron puestos a disposici¨®n judicial. Entonces el juez y el fiscal hablaron ¡ªseg¨²n confirmaron a EL PA?S varias fuentes que han seguido el juicio¡ª que un aldeano hab¨ªa resultado gravemente herido y que se debat¨ªa entre la vida y la muerte, aunque finalmente result¨® ser una persona que hab¨ªa sufrido una herida leve, por una raz¨®n que, seg¨²n el informe m¨¦dico, no pod¨ªa ser determinada. El atestado policial tambi¨¦n indicaba que era materialmente imposible que la v¨ªctima hubiera sido alcanzada por los espa?oles, que disparaban en direcci¨®n contraria y se hallaban a m¨¢s de un kil¨®metro del lugar donde result¨® herido. ¡°Ese d¨ªa hab¨ªa tambi¨¦n otros cazadores locales por la zona, pero solo nos acusaron a nosotros¡±, se queja De la Riva. El juez decidi¨® dejarlos en libertad con cargos e imponer medidas cautelares: la prohibici¨®n de salir del pa¨ªs y la obligaci¨®n de presentarse cada semana en comisar¨ªa.
Despu¨¦s de unos d¨ªas en Malatya y otros tantos en Ankara, finalmente se establecieron en un hotel en Estambul, pensando que el proceso tendr¨ªa una r¨¢pida resoluci¨®n. Pero los plazos se fueron alargando. ¡°Nuestra abogada present¨® un recurso contra la decisi¨®n de retenernos en Turqu¨ªa, dado que los informes policiales no apuntaban a nosotros, e incluso propusimos depositar una fianza, pero el fiscal se opuso. Dec¨ªa que segu¨ªa habiendo dudas¡±, a?ade: ¡°Est¨¢bamos moralmente hundidos por no poder ver a nuestras familias, no saber cu¨¢ndo ¨ªbamos a regresar, el coste de la estancia, incluso uno de nuestros compa?eros ha perdido su empleo... Al final, nos recomendaron que lo suyo era negociar con la familia del herido para que retirase la denuncia¡±.
La familia les pidi¨® 75.000 euros, una cantidad que los espa?oles consideraron ¡°desorbitada¡± pero, tras una semana de negociaciones, ¡°el asunto se estaba poniendo tan feo¡± que pagaron, aunque ¡°no todo lo que hab¨ªa pedido, pero s¨ª una cifra muy alta¡±, asegura De la Riva. El herido retir¨® la denuncia particular y, tras una reuni¨®n de los abogados con el juez y el fiscal, se esperaba que el caso se cerrase r¨¢pidamente. Sin embargo, el fiscal se ha tomado su tiempo: no ha sido hasta casi una semana despu¨¦s, este lunes, cuando, tras intensas gestiones por parte de la Embajada de Espa?a ante el Ministerio de Justicia turco, ha accedido a retirar su acusaci¨®n y levantar la prohibici¨®n de que los espa?oles abandonen el pa¨ªs.
¡°Hemos tenido que pagar por una cosa que no hemos hecho y nos han retenido aqu¨ª pese a que no solo no hab¨ªa pruebas contra nosotros, sino que las pruebas indicaban que no hab¨ªamos sido nosotros. Lo que est¨¢ claro es que detr¨¢s hay algo que desconocemos, no s¨¦ si son cuestiones pol¨ªticas o que nos han querido sacar el dinero¡±, concluye el cazador espa?ol.
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