Le¨®n y la Espa?a plural
Cuando se invoca la pluralidad de Espa?a, rara vez se piensa en Castilla y Le¨®n
Cuando se invoca la pluralidad de Espa?a, rara vez se piensa en Castilla y Le¨®n. Una inercia nacionalista, casi siempre procedente de Catalu?a, presenta la comunidad como algo homog¨¦neo y enraizado en una idea fachosa e imperial de lo espa?ol. Por eso tal vez haya tanta gente sorprendida por la movida leonesa, que ya se ha bautizado como Lexit (palabro horrible que procurar¨¦ evitar). Muchos invocantes de la pluralidad de las Espa?as descubren ahora pluralidades all¨ª donde cre¨ªan que nac¨ªa la uniformidad, porque sobreentienden que la pluralidad no es un atributo de las cabezotas mesetarias. Pasean poco por el pa¨ªs. Si lo pisasen m¨¢s, estar¨ªan al tanto de lo peligroso que es llamar castellano a un leon¨¦s y del cuidado exquisito que hay que poner para no ofender a nadie. Cuando crean que dominan las sutilezas de leoneses y castellanos pueden empezar a estudiar los agravios que animan la convivencia entre el Bierzo o la Maragater¨ªa. Ni el m¨¢s quisquilloso erudito catalanista alcanzar¨ªa a entenderlos.
Como yo no soy cuidadoso y me suelen traer sin cuidado estas cuestiones, he sufrido m¨¢s de una vez la furia leonesa, que se revuelve cada vez que la adjetivan de castellana. Errar un gentilicio es de los peores insultos involuntarios que se pueden proferir entre espa?oles. Por eso las leyes y la prensa pol¨ªtica de la comunidad son ejemplos sublimes de equilibrismo morfosint¨¢ctico y estil¨ªstico. Baste decir que Castilla y Le¨®n no tiene capital: la ley de sedes (aprobada bajo el gobierno de Aznar) dice que el Parlamento y la Junta se instalan en Valladolid poco menos que por conveniencia geogr¨¢fica.
El leonesismo pol¨ªtico ha sido minoritario y parec¨ªa en retroceso (hasta las elecciones de 2022, cuando sac¨® su mejor resultado hist¨®rico, m¨¢s de un 20% de los votos de la provincia), pero cultural y socialmente es una fuerza poderosa e ideol¨®gicamente transversal, que pone de acuerdo a derechas e izquierdas. Se alimenta de la creencia de que las ¨¦lites de Valladolid y de los burgos castellanos marginan a Le¨®n, cuya influencia pol¨ªtica es m¨ªnima. Tambi¨¦n ayuda que Castilla y Le¨®n haya sido incapaz de crear en 40 a?os algo parecido a un sentimiento de identidad, hasta el punto de que el gentilicio castellanoleon¨¦s es un intruso idiom¨¢tico que casi no se ve ni en los textos legales, que prefieren hablar de leoneses y castellanos. La aspiraci¨®n y la pol¨¦mica no son nuevas, y si muchos espa?oles la descubren ahora es porque Espa?a es plural, pero hay unas Espa?as tan plurales que no conciben m¨¢s pluralidades que las suyas.
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