Los socios del Gobierno se cubren de reproches antes de votar juntos
El PP amplifica en el hemiciclo las acusaciones del empresario Aldama contra el PSOE y desata la bronca
Ione Belarra acab¨® su intervenci¨®n, baj¨® del atril, se encamin¨® fuera del hemiciclo y el ¨²nico miembro del Gobierno que ocupaba el banco azul, el ministro de la Presidencia y Justicia, F¨¦lix Bola?os, sali¨® corriendo tras ella. La intervenci¨®n de la secretaria general de Podemos sonaba como el anuncio de malas noticias para el Ejecutivo, cuyo paquete fiscal, sometido a votaci¨®n este jueves en el Congreso, ...
Ione Belarra acab¨® su intervenci¨®n, baj¨® del atril, se encamin¨® fuera del hemiciclo y el ¨²nico miembro del Gobierno que ocupaba el banco azul, el ministro de la Presidencia y Justicia, F¨¦lix Bola?os, sali¨® corriendo tras ella. La intervenci¨®n de la secretaria general de Podemos sonaba como el anuncio de malas noticias para el Ejecutivo, cuyo paquete fiscal, sometido a votaci¨®n este jueves en el Congreso, pend¨ªa de un hilo. Belarra hab¨ªa empezado calificando de ¡°absolutamente esperp¨¦ntico¡± el proceso de elaboraci¨®n de la reforma, prosigui¨® acusando al PSOE de privilegiar a Junts y PNV respecto a los grupos de izquierda y remat¨® con una advertencia: ¡°Si quieren los votos de Podemos, pongan el impuesto a las energ¨¦ticas¡±.
No hab¨ªan pasado ni cinco minutos cuando un comunicado del partido de Belarra anunciaba su voto favorable al paquete fiscal despu¨¦s de que los socialistas se comprometiesen a crear una mesa de negociaci¨®n sobre ese impuesto a las energ¨¦ticas, cuya pr¨®rroga se hab¨ªa descartado tras un pacto con Junts al que se adhiri¨® el PNV. Una vez m¨¢s quedaba comprobado que en este Congreso que vive como en una serie de guion endiablado casi nunca nada es lo que parece.
¡°Aqu¨ª todo puede cambiar en 24 horas, para bien o para mal¡±, coment¨® despu¨¦s la diputada de ERC Pilar Valluguera. Y en mucho menos, apenas unos minutos. En este Congreso solo apto para fun¨¢mbulos es posible que algunos grupos se sacudan dial¨¦cticamente a conciencia para luego votar todos juntos. As¨ª sucedi¨® este jueves con los socios del Gobierno, que acabaron apoyando el paquete fiscal tras poner sobre la mesa agravios y diferencias.
El proyecto de ley, planteado inicialmente para transponer una directiva europea que establece un gravamen m¨ªnimo del 15% a las multinacionales y al que el Gobierno intent¨® luego adosar una reforma fiscal m¨¢s amplia, ya provoc¨® el pasado lunes un ins¨®lito espect¨¢culo en la Comisi¨®n de Hacienda del Congreso, suspendida hasta despu¨¦s de medianoche mientras el Ejecutivo buscaba a la desesperada un acuerdo sobre el texto que este jueves se deb¨ªa someter al pleno. Y hasta ¨²ltima hora se mantuvo la incertidumbre dejando al descubierto una situaci¨®n que el diputado del PP Pedro Puy resumi¨® con mordacidad: ¡°Estamos viendo el espect¨¢culo de la manta. Se tapa Junts, se destapa Sumar; se tapa Sumar, se destapa Esquerra; se tapa Esquerra, se destapa Podemos. Y el PNV, por supuesto, siempre est¨¢ tapado¡±. Una diputada de este ¨²ltimo partido, Idoia Sagastizabal, lo hab¨ªa definido antes con otra imagen menos c¨¢ustica: la ¡°cuadratura del c¨ªrculo¡± que supone conciliar las posiciones dif¨ªcilmente conciliables entre los grupos que apoyan al Gobierno, sobre todo en cuestiones econ¨®micas como esta de los impuestos.
En este Congreso abonado a los fen¨®menos extra?os el debate sobre el paquete fiscal vers¨® m¨¢s sobre lo que no contiene -gravar a las grandes energ¨¦ticas- que sobre su contenido real. La discusi¨®n estuvo salpicada de reproches. La rivalidad entre los dos grupos soberanistas vascos siempre ha transcurrido con modos versallescos a diferencia de la encarnizada disputa entre los independentistas catalanes. Pero en los ¨²ltimos meses se ha ido haciendo m¨¢s visible. Y aunque Oskar Matute, el portavoz econ¨®mico de EH Bildu, no cit¨® en ning¨²n momento al PNV, las alusiones sonaron muy evidentes: ¡°Nosotros no nos sentimos interpelados por Josu Jon Imaz [expresidente del PNV y actual CEO de Repsol]. La pol¨ªtica de EH Bildu la hacen sus militantes (¡) Hay quien est¨¢ en la pol¨ªtica para defender intereses¡±.
Sagastizabal no entr¨® a confrontar directamente ni se sali¨® de la l¨ªnea diplom¨¢tica. Pero enfatiz¨® que el contenido final de la ley es el resultado de la ¡°aritm¨¦tica parlamentaria¡± y emplaz¨® a los grupos a ser ¡°responsables¡± y ¡°abandonar las posiciones maximalistas¡±.
Al igual que Matute, el resto de la izquierda soberanista presumi¨® de no ceder ante la presi¨®n de las grandes empresas. Lo hicieron N¨¦stor Rego, del BNG, y Vallugera. En el caso de la diputada de ERC tambi¨¦n result¨® palmario que estaba marcando distancias con Junts cuando declar¨®: ¡°Nosotros solo representamos a la gente, no a un consejo de administraci¨®n o a las energ¨¦ticas, a nada que no seamos nosotros mismos. No tenemos ninguna deuda con nadie¡±.
A¨²n faltaba Junts y ah¨ª la cosa se puso m¨¢s abrupta. Tampoco hizo falta que su diputado Josep Maria Cruset citase expresamente a ERC porque estaba muy claro. Cruset carg¨® contra los que entienden la pol¨ªtica ¡°como una pista de baile por la que se pasean con tono chulesco y arrogante¡±. Y a rengl¨®n seguido lanz¨® el reproche favorito de Junts a Esquerra: que en la anterior legislatura apoy¨® al Gobierno ¡°a cambio de nada¡±. Gabriel Rufi¨¢n, el portavoz de ERC, se revolv¨ªa en el esca?o, negando con la cabeza y entre sonrisas sarc¨¢sticas.
En ese clima, los partidos del Gobierno se esforzaron en no caldear m¨¢s el ambiente. El portavoz econ¨®mico de Sumar, Carlos Mart¨ªn, hizo una cerrada defensa de los impuestos y rebati¨® que Espa?a sea un ¡°infierno fiscal¡±, como denuncia la derecha, sino m¨¢s bien un ¡°territorio de baja tributaci¨®n¡±. Sin moverse de su esca?o, la vicepresidenta y ministra de Hacienda, Mar¨ªa Jes¨²s Montero, pidi¨® la palabra brev¨ªsimamente para dar las gracias a los aliados. Y nada m¨¢s, no fuera a ser que cualquier comentario volviese a cambiarlo todo en un minuto.
Bronca por Aldama
Pero la verdadera bronca lleg¨® al final del pleno, una vez que ya se conoc¨ªan las acusaciones ante el juez del empresario V¨ªctor de Aldama contra Pedro S¨¢nchez y otros dirigentes del PSOE. Uno de ellos, el secretario de organizaci¨®n del partido, Santos Cerd¨¢n, interven¨ªa en el ¨²ltimo punto del orden del d¨ªa, sobre la transferencia del tr¨¢fico a Navarra, su comunidad de origen. Durante la intervenci¨®n de Cerd¨¢n comenzaron a o¨ªrse desde la bancada del PP gritos que mentaban a Aldama. Antes de finalizar, el dirigente socialista deplor¨® que ¡°un delincuente confeso marque la agenda pol¨ªtica¡± y, dirigi¨¦ndose a los populares, afirm¨®, muy en¨¦rgico: ¡°No van a vencer con calumnias, mentiras y falsos testimonios. Abandonen toda esperanza¡±.
Cuando Cerd¨¢n abandon¨® la tribuna de oradores, se desat¨® la algarab¨ªa en los esca?os del PP con risas y gritos. Hasta se oy¨® imitar la melod¨ªa de los ni?os de San Ildefonso cuando cantan la loter¨ªa a la voz de ¡°quince miiiil euroooos¡±, la cantidad que Aldama asegura haber entregado al n¨²mero tres del PSOE. En la bancada de enfrente, los socialistas se pon¨ªan en pie para ovacionar a su compa?ero.
A continuaci¨®n subi¨® a la tribuna el popular Sergio Sayas, que, dejando de lado el orden del d¨ªa, se centr¨® en comentar en detalle la declaraci¨®n judicial del empresario. Tras un rato, el vicepresidente primero, el socialista Alfonso G¨®mez de Celis, que estaba dirigiendo la sesi¨®n, lo interrumpi¨® invocando el art¨ªculo 102 del Reglamento, que establece que ¡°los oradores ser¨¢n llamados a la cuesti¨®n siempre que est¨¦n fuera de ella¡±. Sayas se revolvi¨®: ¡°A usted la democracia le viene muy grande¡±. Y aleg¨® que le estaba ¡°poniendo contexto¡± al traspaso del tr¨¢fico a Navarra con el argumento de que el PSOE ¡°quiere echar a la Guardia Civil¡± de all¨ª porque ¡°la Guardia Civil molesta a los delincuentes¡±. El diputado prosigui¨® dando por buenas las acusaciones de Aldama a S¨¢nchez. La presidencia lo avis¨® por segunda vez, pero Sayas persisti¨®: ¡°Este pa¨ªs es todav¨ªa una democracia por mucho que ustedes est¨¦n intentando que deje de serlo¡±. Su tiempo se estaba agotando ya y el PP lo despidi¨® entre aplausos, carcajadas y un aire general de euforia.