El misterio de la escultura que apareci¨® en el monte tras dos d¨¦cadas desaparecida
La obra ¡®Araba¡¯, del escultor N¨¦stor Basterretxea, luce de nuevo en Araia sin que se hayan esclarecido las inc¨®gnitas sobre su paradero en los ¨²ltimos a?os
Dice que van dos vascos por el monte buscando setas y uno de ellos pega un respingo y le dice al otro: ¡°Oye, I?aki, que me he encontrado un rolex¡±. Y el otro le responde: ¡°Pero Patxi, ?a qu¨¦ estamos? ?a setas o a rolex?¡±. Como en el chiste, Aritz Albisu hab¨ªa salido a por setas y no se encontr¨® un rolex pero como si lo hubiera hecho. Descubri¨® tirada en el monte una escultura de N¨¦stor Basterretxea, uno de los principales escultores vascos del siglo XX. M¨¢s valioso que un rolex.
Albisu sac¨® varias fotos a aquella figura abstracta de bronce de unos 40 kilos y una de esas fotos termin¨® en el m¨®vil de Txelo Auzmendi, la alcaldesa de Asparrena (1.641 habitantes), el municipio alav¨¦s que se extiende bajo la monta?a en la que hab¨ªa aparecido la escultura. La obra ten¨ªa toda la pinta de ser ¡®Araba¡¯, aquella escultura que hab¨ªa desaparecido hac¨ªa m¨¢s de dos d¨¦cadas sin dejar rastro. N¨¦stor Basterretxea hac¨ªa unos a?os que hab¨ªa fallecido pero la alcaldesa conoc¨ªa a Gorka, uno de sus hijos, y le mand¨® un mensaje de whatsapp con la imagen.
-?Te suena que esta pueda ser la r¨¦plica de la escultura de N¨¦stor que estuvo en el Aratz?
-S¨ª, es esa. Manda cojones. ?D¨®nde est¨¢? ¡ªle escribi¨® de vuelta Gorka.
Eran las diez y veintid¨®s de la noche del 29 de mayo de 2021 y la familia Basterretxea hab¨ªa recibido noticias de la escultura perdida. ¡°?D¨®nde est¨¢?¡±, preguntaba Gorka Basterretxea. La escultura estaba muy cerca, a apenas varios centenares de metros monta?a abajo del lugar del que hab¨ªa desaparecido unos 20 a?os antes. La obra hab¨ªa sido colocada en su d¨ªa en la cumbre del monte Aratz, un mastodonte con apariencia de volc¨¢n, reconocible por su txapela blanquecina de roca caliza que emerge entre bosques de haya. El Aratz es la m¨¢s alta de las monta?as de la sierra de Altzania que separa ?lava de Gipuzkoa y se adentra en Navarra, una cordillera de leyendas y caminos extraviados por los que cruzaban en la Edad Media embajadores venecianos y patriarcas de Alejandr¨ªa evitando los pasos m¨¢s peligrosos del sur, los mismos caminos que ahora recorre el atleta Killian Jornet desde Zegama al Aizkorri entre los v¨ªtores de miles de amantes de las carreras de monta?a. Escribi¨® Madame D¡¯Aulnoy en 1679 que estos eran montes donde ¡°desde todos los rincones contesta el eco¡±. En uno de esos rincones hab¨ªa aparecido una escultura de uno de los artistas m¨¢s preciados de la cultura vasca y que junto a Chillida y Oteiza formaban parte de la vanguardia escult¨®rica que hab¨ªa marcado el pasado siglo.
Con la confirmaci¨®n de que la escultura era la desaparecida Araba, lo siguiente fue organizar una operaci¨®n de rescate con Albisu de gu¨ªa. Llegaron hasta el lugar, metieron la escultura en un saco de patatas (muy alav¨¦s todo) y aprovecharon dos sospechosos tubos de metal que hab¨ªan aparecido junto a la escultura para bajarla, como un santo en una procesi¨®n a hombros entre cuatro personas, hasta el pueblo de Araia, la cabecera del municipio de Asparrena. La escultura estaba de vuelta.
Casi cuatro a?os despu¨¦s de aquel hallazgo, Gorka Basterretxea acaricia con las manos las imperfecciones de la escultura que, tras ser restaurada, tiene nuevo hogar desde el pasado noviembre en una zona ajardinada al aire libre en Araia. ¡°Las huellas forman parte de la historia de esta pieza a la que le sucede lo que le ha sucedido: se coloca y a los dos a?os desaparece y vuelve a aparecer veinte a?os despu¨¦s en un barranco. Al tirarla por el barranco sufri¨® golpes, pero decidimos dejar esas huellas como parte de la historia de la pieza, le da una carga de emoci¨®n¡±, explica Basterretxea. La pieza mira hacia la cumbre de la monta?a de la que fue arrancada. ¡°All¨ª, donde est¨¢ la nube¡±, se?ala la alcaldesa Txelo Auzmendi. ¡°Desde aqu¨ª se ve el Aratz y nos pareci¨® un lugar estrat¨¦gico como conexi¨®n con el sitio de origen, adem¨¢s es un lugar por el que pasa todo el que quiera entrar en Araia¡±, a?ade.
?Qu¨¦ ocurri¨® con la obra de arte durante m¨¢s de dos d¨¦cadas? ?Qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s de su desaparici¨®n? Al principio se pens¨® que, tras ser derribada, la escultura hab¨ªa permanecido all¨ª hasta que fue encontrada fortuitamente, pero hab¨ªa detalles que no encajaban. Seteros de la zona ¡ªde esos que conocen cada recodo de la sierra y mantienen en secreto como la f¨®rmula de la Coca-Cola los lugares en los que crecen los perretxikos¡ª no se la hab¨ªan encontrado nunca. Raro. Las primeras indagaciones de los restauradores confirmaron que era poco probable que aquella pieza hubiera estado tanto tiempo a la intemperie. ¡°Nos la encontramos sorprendentemente en muy buen estado¡±, comenta Azucena Prior, responsable de la empresa de restauraci¨®n Artyco que se encarg¨® de la pieza. La obra tendr¨ªa que haber estado mucho m¨¢s oxidada.
Y hab¨ªa otro detalle muy curioso. ¡°Tuvimos que sustituir unos anclajes y al hacer una peque?a perforaci¨®n extrajimos 350 mililitros de agua cristalina, agua totalmente limpia¡±. Demasiado limpia para llevar tanto tiempo en la monta?a. La pieza hab¨ªa estado en alg¨²n lugar lejos de aquella cordillera y hab¨ªa sido ¡®devuelta¡¯ no mucho tiempo antes de su hallazgo. Hasta hab¨ªan dejado al lado esos dos tubos de metal como una prueba m¨¢s del retorno de la obra. ?Alguno de los ladrones ¡ªtuvieron que ser varios para bajarla del monte¡ª se hab¨ªa arrepentido despu¨¦s de tanto tiempo? ?Hab¨ªan sido los herederos de la persona que ten¨ªa la obra secuestrada quienes la hab¨ªan dejado all¨ª?
El origen de Araba se remonta a 1962. N¨¦stor Basterretxea la cre¨® en madera tallada dentro de una trilog¨ªa dedicada a ?lava, Bizkaia y Gipuzkoa y en los a?os 90 la cedi¨® a un proyecto llamado Lautada, que, entre otras iniciativas, pretend¨ªa crear una Colecci¨®n de Arte Contempor¨¢neo en Araia e instalar r¨¦plicas de grandes escultores en varias cumbres vascas. Se trataba de un itinerario escult¨®rico que evocaba ¡°el vuelo de la Dama de Anboto¡±, el personaje m¨¢s destacado de la mitolog¨ªa vasca, con piezas repartidas en once monta?as entre el Gorbea e Hirumugarrieta, el pico donde confluyen las fronteras de ?lava, Gipuzkoa y Navarra. ¡°Todas esas monta?as que son sagradas para nosotros los vascos¡±, recuerda casi 30 a?os despu¨¦s el impulsor de aquel proyecto, Jes¨²s Mar¨ªa Alegr¨ªa Pinttu, muy conocido por ser el presidente de la ONG M¨²sicos Sin Fronteras.
Pinttu hab¨ªa conseguido el apoyo de varios artistas y del diputado alav¨¦s de Cultura pero tambi¨¦n ten¨ªa sus detractores, entre otros, ecologistas que no quer¨ªan obras de arte en las monta?as. A finales de los 90, Araba se instal¨® en la cumbre del Aratz pero apenas dos a?os despu¨¦s, desapareci¨®. ¡°Hab¨ªa que aserrar aquellos hierros fijados a la roca con premeditaci¨®n y alevos¨ªa¡±, dice Pinttu. Despu¨¦s de aquello, ¡°de tanta energ¨ªa y dinero personal gastado¡±, arroj¨® la toalla. ¡°As¨ª se frustr¨® la historia¡±. Pinttu cree que aquel sabotaje fue un ataque contra el proyecto Lautada. Puso una denuncia ante la Ertzaintza pero nada m¨¢s se supo. ¡°Hay culpables y hay gente que estuvo en contra, ellos sabr¨¢n lo que hacen con su conciencia, pero la verdad es revolucionaria y el pueblo merece la verdad¡±.
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