Andaluc¨ªa regula limitar el uso del m¨®vil durante la jornada escolar y c¨®mo requisarlo a los alumnos
Los directores de centros valoran la medida, pero reprochan que no se les haya consultado sobre las normas que ellos ya ven¨ªan aplicando y las familias cuestionan que no se d¨¦ la misma celeridad a problemas hist¨®ricos como la bajada de ratio en las aulas
Los alumnos andaluces no podr¨¢n utilizar su tel¨¦fono m¨®vil durante la jornada escolar y se les podr¨¢ requisar si incumplen con esa limitaci¨®n. As¨ª ha quedado establecido a trav¨¦s de una instrucci¨®n que el pasado lunes se remiti¨® a todos los centros educativos desde la Consejer¨ªa de Desarrollo Educativo. Las indicaciones han sido recibidas de manera positiva por sus directores y las asociaciones de padres, que lo consideran un refuerzo institucional para las regulaciones al respecto que ya aplican todos los colegios e institutos, pero reprochan que no se haya contado previamente con ellos para poder incorporar sus propuestas e inquietudes derivadas precisamente del tiempo que llevan aplicando sus propias medidas. Tambi¨¦n se cuestiona que no se aborden de una manera tan acelerada otros problemas que les preocupan como la reducci¨®n de ratio en las aulas.
El documento ¡ªque deben incorporar todos los centros¨D ordena la limitaci¨®n del uso de tel¨¦fonos m¨®viles durante la jornada escolar, que se entiende como el horario lectivo, tiempo de recreo y las actividades complementarias y extraescolares, con la excepci¨®n de que ¡°est¨¦ expresamente previsto en le proyecto educativo [¡] con fines exclusivamente did¨¢cticos y criterios pedag¨®gicos debidamente justificados¡±. Tambi¨¦n se excluye de la limitaci¨®n ¡°al alumnado que lo requiera atendiendo a sus circunstancias personales que tendr¨¢n que ser debidamente acreditadas ante la direcci¨®n del centro¡±. Entre las medidas correctoras que propone la instrucci¨®n, ¨²nicamente se alude a la opci¨®n de ¡°retirar al alumnado los dispositivos m¨®viles¡± y se precisa que deber¨¢ hacerse en dependencias administrativas o del equipo directivo del centro y en presencia de ¡°al menos dos de sus miembros¡±. El aparato requisado deber¨¢ guardarse ¡°en el despacho de la direcci¨®n del centro que proceder¨¢ a su custodia hasta que sea devuelto a los representantes legales del alumnado¡±.
¡°La instrucci¨®n viene a reforzar lo que ten¨ªamos recogido en nuestro reglamento interno, pero al ser una normativa formal de la Junta, tenemos m¨¢s respaldo¡±, sostiene Sonsoles Salazar, directora del CEIP Jos¨¦ Mar¨ªa del Campo. La responsable de este colegio del barrio sevillano de Triana reconoce que en Primaria el uso del m¨®vil se ha convertido en un problema y cita su mal uso durante el comedor o en casos como la grabaci¨®n de los profesores con relojes inteligentes. ¡°Hubiera sido ideal que se hubiera tenido en cuenta nuestra experiencia con nuestras propias normas, porque en Primaria los problemas son distintos, es m¨¢s importante la prevenci¨®n y la formaci¨®n a las familias¡±, sostiene Jorge Delgado, presidente de la Asociaci¨®n Andaluza de Directores y Directoras de Centros de Infantil y Primaria (Asadipre). ¡°La instrucci¨®n nos cubre las espaldas, aunque esperamos un mayor desarrollo en el futuro¡±, a?ade.
Los problemas derivados del uso del m¨®vil son una realidad tambi¨¦n entre los alumnos m¨¢s mayores, sobre todo los que cursan Bachillerato, como reconoce Virginia Rodr¨ªguez, presidenta de la Asociaci¨®n de Directores de Institutos de Andaluc¨ªa (ADIAN), quien, como en el caso de Salazar, considera positivo que desde la Junta ¡°se respalde con una normativa espec¨ªfica concreta el uso de los dispositivos m¨®viles que ya ten¨ªamos regulados en nuestros centros en funci¨®n de nuestra realidad y experiencia¡±.
Como opina Delgado, precisamente es ese aprendizaje acumulado el que echa de menos en la formulaci¨®n de la instrucci¨®n. ¡°Podr¨ªa haber sido m¨¢s operativa si previamente nos hubieran consultado para consensuar un texto en el que podr¨ªamos haber hecho aportaciones de acuerdo con lo que nosotros sabemos, porque nosotros tenemos detectado d¨®nde est¨¢ el problema¡±, se?ala Rodr¨ªguez. Fuentes de la Consejer¨ªa de Desarrollo Educativo indican que la instrucci¨®n se complementar¨¢ con un dictamen del Consejo Escolar de Andaluc¨ªa con las propuestas que se debatan con sindicatos y familias en ese foro, cuya fecha se prev¨¦ fijar durante el primer trimestre del a?o que viene.
Rodr¨ªguez tambi¨¦n llama la atenci¨®n sobre la falta de concreci¨®n del texto de la instrucci¨®n en puntos como no dejar claro si la limitaci¨®n incluye la prohibici¨®n o no de que los m¨®viles se lleven al colegio, pero ser extremadamente precisos en la retirada de los dispositivos. ¡°Se indica que tiene que ser en presencia de dos miembros del equipo directivo, y muchas veces no hay dos personas de la direcci¨®n de guardia a la vez, por lo que entendemos que esta medida nos puede cargar de trabajo. Tendremos que ver c¨®mo incorporamos esta medida¡±, se?ala.
Formar a las familias
Salazar ha rebotado la instrucci¨®n a los padres y madres del colegio para que est¨¦n al tanto. Los directores consultados reconocen que en general las familias entienden y acatan las restricciones del uso de los m¨®viles reguladas en la normativa del centro. ¡°Estas medidas est¨¢n incluidas en los reglamentos de organizaci¨®n y funcionamiento de los centros y en sus planes de convivencia, son documentos que se tratan y debaten en los consejos escolares donde estamos representadas las familias¡±, indica Marina Jim¨¦nez, presidenta de CODAPA, la organizaci¨®n que representa a todas las Ampas de Andaluc¨ªa. Sin restarle relevancia a la iniciativa de la Junta, Jim¨¦nez reclama que estas medidas ¡°vayan acompa?adas de un proceso de reflexi¨®n real¡±.
Jim¨¦nez considera que el Gobierno andaluz ha actuado m¨¢s movido por el debate sobre el uso de los m¨®viles que se ha suscitado recientemente en los medios de comunicaci¨®n, m¨¢s que por las verdaderas necesidades que reclama en Andaluc¨ªa la comunidad educativa. ¡°Nos parece bien que esa inquietud alimentada en redes sociales se traslade al Parlamento auton¨®mico, pero hay otros debates hist¨®ricos que nos interesan y que llevamos tiempo reclamando como la rebaja de la ratio en las aulas, que lleg¨® al Parlamento como una iniciativa legislativa popular y que no se permiti¨® abordar¡±, sostiene. ¡°Muchas veces hay que saber cu¨¢l es la realidad de los centros educativos y creemos que el ruido distorsiona las reclamaciones reales de las familias y los docentes¡±, abunda.
Esta instrucci¨®n llega menos de una semana despu¨¦s de que el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, anunciara la regulaci¨®n del uso de los m¨®viles en los centros educativos como una de sus medidas estrella en el debate sobre el estado de la comunidad, una celeridad que tambi¨¦n ha sido cuestionada por el sindicato de profesores USTEA. ¡°No nos cabe m¨¢s que pensar que se trata de un se?uelo de propaganda de la Consejer¨ªa de Desarrollo Educativo para desviar la atenci¨®n de los 40 millones previstos en los presupuestos para nuevos conciertos¡±, explica ?ngel Garc¨ªa, su responsable de comunicaci¨®n federal.
En la misma l¨ªnea que Delgado, para la representante de las Ampas andaluzas, m¨¢s all¨¢ de las prohibiciones, el foco debe ponerse en la formaci¨®n de las familias y de los profesores en el uso de las nuevas tecnolog¨ªas en educaci¨®n. ¡°No podemos estar demonizando el uso de las nuevas tecnolog¨ªas en las aulas por el mal uso que un alumno o una alumna haga de los dispositivos m¨®viles¡±, opina Jim¨¦nez. En este sentido, la instrucci¨®n recoge que la Consejer¨ªa ¡°dise?ar¨¢ y ofertar¨¢ a lo largo del segundo y tercer trimestre¡± de este curso escolar ¡°programas formativos espec¨ªficos sobre la educaci¨®n en seguridad y privacidad digital¡± dirigidos a docentes y equipos directivos y ¡°jornadas sobre el uso seguro y responsable de internet, dispositivos m¨®viles y redes sociales de sus hijos e hijas¡±, destinados a las familias, una decisi¨®n que tambi¨¦n es saludada por ADIAN. ¡°Es importante tener en cuenta el dato de que m¨¢s del 80% de los ni?os de 5? de Primaria tienen m¨®vil, su mal uso condiciona los problemas que luego tienen en el lenguaje, en su conducta¡±, advierte Delgado.
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