La Pedrera sale a la calle de la mano de William Klein
La primera retrospectiva en Espa?a de uno de los grandes revolucionarios de la fotograf¨ªa contempor¨¢nea re¨²ne 200 de sus im¨¢genes y trabajos
La Pedrera ha acogido exposiciones de fot¨®grafos como Colita, Leopoldo Pom¨¦s y Xavier Miserachs. Todos ten¨ªan por uno de sus mayores referentes el trabajo del americano William Klein (Nueva York, 1928). Por eso, no es extra?o que la Fundaci¨®n Catalunya-La Pedrera, entidad que gestiona el enorme edificio de Gaud¨ª, cerrara el c¨ªrculo exponiendo esas im¨¢genes que tanto impactaron a estos renovadores de la fotograf¨ªa espa?ola que se inspiraron en los planteamientos de Klein y en el hecho de tomar la calle para captar lo que pasaba a su alrededor. Klein a finales de los a?os cincuenta y ellos, poco despu¨¦s, utilizaron la c¨¢mara sin someterse a normas, contribuyendo a desmontar las convenciones, los usos y las formas establecidas hasta entonces y ofreciendo una mirada aguda, irreverente y llena de vitalidad de la sociedad moderna.
Es lo que permiten ver las m¨¢s de 200 obras, sobre todo fotograf¨ªas, copias de ¨¦poca, pero tambi¨¦n enormes ampliaciones, realizadas por Klein en su ciudad natal, mezclado entre la muchedumbre de Harlem, Bronx o la Quinta Avenida. Tambi¨¦n de Roma, Mosc¨² y Tokio, en la que los aut¨¦nticos protagonistas son los transe¨²ntes que parecen no parar quietos delante de su c¨¢mara, regalando espl¨¦ndidos primeros planos. Todas conforman la exposici¨®n William Klein. Manifiesto (hasta el 5 de julio), la primera retrospectiva del norteamericano en Espa?a que, tras visitar Madrid, recala en Barcelona de la mano de Fundaci¨®n Telef¨®nica.
El paseo de Gr¨¤cia es una de las calles m¨¢s bulliciosas de Barcelona. Desde este viernes ese ajetreo se ha colado en la planta noble del edificio que cre¨® el genial arquitecto de la mano de Klein. Pero la comisaria de la exposici¨®n, Raphaelle Stopin, no solo muestra sus fotograf¨ªas. Tambi¨¦n la obra pict¨®rica que realiz¨® entre 1949 y 1951, ¨®leos y paneles pintados, que Klein comenz¨® a fotografiar y le llevaron a descubrir el potencial de la imagen; documentos, pel¨ªculas y maquetas de libros, como Life is Good & Good for You in New York, una especie de dietario visual de la vida callejera neoyorquina, que le permiti¨® en 1956 dar el gran salto y le proporcion¨® reconocimiento mundial.
¡°Me imagin¨¦ el libro que quer¨ªa hacer como un diario sensacionalista, furibundo, grosero, llamativo, saturado de tinta, con composici¨®n impactantes y unos titulares escandalosos. Era lo que Nueva York merec¨ªa y tendr¨ªa¡±, escribi¨® Klein, autor de im¨¢genes tan impactantes como Pistola, en la que un ni?o, con gesto agresivo, apunta al fot¨®grafo, y 4 cabezas, en la que aparece el rostro (siempre en primer plano) de un jud¨ªo, un afroamericano, un latino y un polic¨ªa irland¨¦s; retrato de la amalgama social de la ciudad. ¡°Est¨¢ tomada con un objetivo de 28 mil¨ªmetros que hace que el granulado de la pel¨ªcula se confunda con la piel de la mujer¡±, explic¨® Stopin. Klein maquet¨® el libro, escogi¨® la tipograf¨ªa y redacto el texto con un estilo muy personal. Esta maqueta del libro, considerado el m¨¢s innovador y radical de fotograf¨ªa del siglo XX, puede verse por primera vez dentro de una vitrina.
La fama del libro le llev¨®, en 1956, a Roma llamado por Fellini para ayudarle a realizar Las noches de Cabiria. Y all¨ª volvi¨® a hacer lo mismo, ech¨¢ndose a la calle para buscar la densidad y el movimiento de los romanos. Y tres a?os m¨¢s tarde, a Mosc¨² y Tokio meti¨¦ndose, una vez m¨¢s, entre las aglomeraciones de la gente.
Pero el trabajo que m¨¢s fama le ha dado a Klein han sido sus fotos de moda, sobre todo para la revista Vogue, empleando un lenguaje nuevo, experimental e impactante. Acostumbrado al medio, el fot¨®grafo sac¨® a la calle a las maniqu¨ªes y les hizo que se mezclaran con la gente. Como a Nina y Simone que hizo que se cruzaran una y otra vez en la Piazza di Spagna de Roma, vestidas en blanco y negro, como las rayas del paso de cebra por donde pasan, mientras ¨¦l, en lo alto de las escaleras, esperaba el momento para fotografiarlas una vez que alteraban la circulaci¨®n de esa popular calle.
Vogue censur¨® alguna de sus im¨¢genes, como la que capt¨® en 1964 de Antonia y Simone, vestidas con impactantes colores monocromos, en la puerta de una barber¨ªa en la que se ve¨ªa a un trabajador negro sentado en el interior, pero la revista cort¨® al trabajador y solo public¨® a las dos modelos.
La muestra recorre tambi¨¦n sus creaciones con negativos impresos ampliados y pintados; piezas ¨²nicas, y sus incursiones en el cine, m¨¢s desconocidas para el gran p¨²blico.
La exposici¨®n termina como empez¨®. Con una enorme imagen en la que siete modelos, todas vestidas con rayas blancas y negras, miran a la c¨¢mara en un contrapicado. La imagen podr¨ªa ser de alguna de las escenas vividas en los templos de la Gauche Divine realizada por Miserachs, Colita o cualquiera de los grandes que siguieron a este grande de la fotograf¨ªa contempor¨¢nea que el pasado jueves, pese a estar a punto de cumplir 92 a?os, no quiso perderse la inauguraci¨®n de su exposici¨®n en el edificio de Gaud¨ª, por el que confes¨® sentir admiraci¨®n y respeto y ¡ªpese a ir en silla de ruedas¡ª pos¨® junto a alguna de sus im¨¢genes inmortales.
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