Atender a dependientes a domicilio sin mascarilla
Las trabajadoras familiares consideran insuficiente el equipamiento con el que asisten a personas mayores o discapacitados
Su trabajo es invisible, porque trabajan en domicilios particulares. Pero es imprescindible. En Barcelona son 4.000 trabajadoras familiares y atienden a 24.000 usuarios: personas mayores, encamadas, dependientes o discapacitados. Les cocinan, van a comprar, les dan de comer, les duchan¡ dependiendo del caso. Atienden lo que se conoce como SAD, Servicio de Atenci¨®n Domiciliaria, y en la crisis del coronavirus denuncian que no tienen medios para evitar contagios y que est¨¢n trabajando ¡°con miedo y sin escudo¡±. Los usuarios, adem¨¢s son poblaci¨®n de riesgo: mayores y muchos con enfermedades cr¨®nicas y respiratorias.
Organizarse les resulta complicado. No tienen un puesto de trabajo com¨²n y en Barcelona el SAD est¨¢ externalizado en empresas del sector de la atenci¨®n social: Suara, Accent Social y Valoriza. Cada una facilita a sus empleadas material de protecci¨®n distinto. Lo habitual es una bata (que utilizan en todas las casas), guantes y gel higienizante. Con el coronavirus, el EPI (equipo de protecci¨®n individual) deber¨ªa incluir mascarillas y en algunos casos gafas antisalpicaduras o batas desechables. Pero la escasez ha llegado a su sector y denuncian que no tienen mascarillas. A algunas les entregan gel en sobres monodosis. Lo explican CC OO y UGT y trabajadoras que atienden en Poble Sec, Guineueta, Gr¨¤cia o Horta.
Tras la presi¨®n del Ayuntamiento de Barcelona a las empresas ¨Cque no han respondido a este diario--, ayer les llegaron mascarillas muy sencillas, de papel, y deben utilizar la misma durante todo el d¨ªa. La concejal de Salud, Gemma Tarafa, explic¨® que este material proviene de una donaci¨®n de 20.000 de un empresario asi¨¢tico. Y anunci¨® que hoy tendr¨¢n disponible un equipo con EPI para atender a casos positivos.
Mientras, un 30% de los usuarios se han dado de baja: el Ayuntamiento dice que con la cuarentena sus familiares est¨¢n en casa y ya no lo necesitan; pero las trabajadoras aseguran que hay familias que tienen miedo de que sean ellas quienes contagien. El recelo es mutuo: las empleadas utilizan la misma bata todo el d¨ªa y se mueven en transporte p¨²bico, dicen las familias; y las trabajadoras entran en pisos donde no saben qu¨¦ medidas de protecci¨®n toman las familias.
¡°La sociedad tiene identificados los equipamientos, pero no un trabajo en domicilios. Se aplaude a los servicios esenciales, ?y nosotras? ?a qu¨¦ precio si vamos con equipos insuficientes?¡±, se pregunta una trabajadora de Horta. ¡°No podemos trabajar a distancia, ?c¨®mo limpias a un abuelo encamado, como le movilizas? ?c¨®mo duchas a alguien a dos metros?¡±, insiste.
Otra trabajadora, del Poblesec y con casi 30 a?os en el sector recuerda que el SAD ¡°siempre ha sido muy precario¡±. Atienden a entre cuatro y seis personas cada d¨ªa, porque hay servicios de entre una hora y tres. ¡°Hay viviendas donde no podemos utilizar los ba?os, no est¨¢n en condiciones, y ahora no podemos estar sin geles, estamos desprotegidas, vamos a pecho descubierto¡±, lamenta.
Las empleadas y los sindicatos comprenden que la falta de material de protecci¨®n afecta a todo el mundo. ¡°Es un problema de abastecimiento general, pero la administraci¨®n deber¨ªa situar a las trabajadoras familiares al mismo nivel de los sanitarios. Veo mascarillas por la calle que ya me gustar¨ªa tener para trabajar. Estamos poniendo en riesgo tanto a los usuarios como a las profesionales¡±, apunta Rafi Redondo, responsable de intervenci¨®n social de CCOO. Desde UGT, Javi Moreno, secretario de servicios sociales, confirma que ¡°el material no est¨¢ llegando¡± y que Suara dio una mascarilla el lunes para toda la semana. ¡°Las que llegan no son homologadas, son de papel, como las de los dentistas¡±, a?ade una empleada que trabaja en la Guineueta.
El Ayuntamiento de Barcelona recluta voluntarios entre sus empleados
¡°Vienen d¨ªas en los que har¨¢n falta manos para no dejar a nadie atr¨¢s¡±. Lo dijo ayer la concejal de Salud, Gemma Tarafa, que lleva una semana siendo una de las caras del gobierno de la alcaldesa Ada Colau en la lucha contra la propagaci¨®n del coronavirus. Con esta idea, el Ayuntamiento, a trav¨¦s de su gerencia, ha enviado una carta a sus 14.000 empleados, ¡°los no involucrados en los servicios esenciales¡± en la que hace un llamamiento a que ¡°de manera voluntaria est¨¦n disponibles para colaboraciones eventuales en actividades que sirvan para apoyar a las personas de la ciudad en situaci¨®n de vulnerabilidad¡±.
Entre la plantilla municipal hay ocho personas que han dado positivo por coronavirus, dos de ellas hospitalizadas. Y otros 170 empleados est¨¢n en cuarentena, una cifra entre la que se encuentra la propia alcaldesa y otros cinco concejales.
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