El coronavirus desentierra la pobreza invisible
Cuando todo esto acabe habr¨¢ que pasar cuentas con quienes c¨ªnicamente reclaman m¨¢s eficacia o generosidad, mientras ellos, en pasado o en presente, se han dedicado a recortar los servicios p¨²blicos b¨¢sicos.
Mi¨¦rcoles 1 de abril. A las 9.30 de la ma?ana siete personas recorren las calles desiertas de Badalona. Una pareja de voluntarios sociales acompa?a a otros cinco vecinos de la ciudad al supermercado. Llevan la tarjeta de cr¨¦dito de C¨¢ritas para comprar. Pueden gastar cada uno 50 euros en alimentaci¨®n y productos de higiene. Viven en los barrios de La Salut, Sant Roc y Montigal¨¤ y son la muestra de que las necesidades m¨¢s perentorias han empezado a hacer su aparici¨®n en esta extraordinaria situaci¨®n generada por la pandemia.
El coronavirus ha hecho aflorar la precariedad en todo su esplendor. Las realidades invisibles han salido a la luz. La situaci¨®n de la que ven¨ªamos no era halag¨¹e?a. Pese a la recuperaci¨®n econ¨®mica y las macro-cifras, la pobreza severa ¨Cingresos inferiores a 350 euros al mes afecta ¨Cseg¨²n la Generalitat¨C a 500.000 catalanes .
Los beneficiarios de la compra de Badalona son personas como R., una mujer separada con tres hijos a su cargo de 9, 7 y 2 a?os, que cobra la Renta Garantizada de Ciudadan¨ªa ¨Cunos 900 euros¨C y paga 400 de alquiler. L., otra de las compradoras, vive en un local sin luz ni agua y trabajo en empleos tan sumergidos que con el coronavirus han desaparecido. Los voluntarios que la acompa?an al s¨²per han tenido que facilitarle una tarjeta multiviaje para que pueda ir a visitar a su hijo, ingresado por un atropello en Can Ruti.
Para quienes el r¨¦gimen de supervivencia es la dieta diaria se han puesto en marcha las redes solidarias ¨Cxarxes solid¨¤ries¨C en m¨¢s de medio centenar de localidades catalanas: todos los barrios de Barcelona, el ¨¢rea metropolitana, Tarragona, Reus, Osona, Girona, Lleida¡ Ayuntamientos, entidades sociales, asociaciones de vecinos y plataformas de lucha por la vivienda han organizado esta iniciativa (https://confavc.cat/cuidem-nos-des-dels-nostres-barris/) que intenta orientar a quienes nunca han tenido br¨²jula. Va dirigido a la mano de obra sin cualificar, a aquellos que no han tenido ocasi¨®n de descubrir qu¨¦ significa trabajo con valor a?adido.
De esta realidad invisible daba cuenta recientemente en SER Catalunya Joan Artigal, director del institut escola Trinitat Nova. Artigal explic¨® las dificultades de sus 440 alumnos para seguir las clases on line tal como propone la Generalitat: muchos de ellos no tienen internet y dependen del tel¨¦fono de sus padres. ¡°M¨¢s que llamarlos para seguir las clases, les hemos llamado para preguntarles como estaban y en 57 casos los tutores han detectado que sus familias lo est¨¢n pasando muy mal. Somos la primera l¨ªnea de contacto con la realidad invisible¡±. Y en las redes sociales sentenci¨® a prop¨®sito de la evaluaci¨®n: ¡°?Qu¨¦ nota les pondremos a los alumnos cuando nos digan que no tienen para comer?¡±
A pesar del descarrilamiento que ha supuesto la pandemia, no podemos permitirnos seguir perdiendo vagones. Las medidas sociales tomadas por el Gobierno central ni son suficientes ni contentan al 100%. La m¨²sica suena bien, pero la letra es burocr¨¢ticamente compleja. Los aut¨®nomos piden la exoneraci¨®n y no la moratoria de cuotas, la Alianza Contra la Pobreza Energ¨¦tica quiere que no sea el erario p¨²blico sino las grandes empresas las que se hagan cargo de las deudas impagadas de suministros b¨¢sicos y el Sindicat de Llogaters es partidario de que se suspendan los pagos de mensualidades a todos los golpeados por la crisis que se han quedado sin ingresos. Desde la derecha montaraz espa?ola se opina que el paquete de medidas del Gobierno central protege demasiado a los m¨¢s vulnerables, que provocar¨¢ m¨¢s paro, m¨¢s d¨¦ficit y que generar¨¢ una deuda imposible. Olvidan que Rajoy lleg¨® al poder con una deuda p¨²blica de 744.000 millones y la dej¨® en 1,169 billones, adem¨¢s de no subir los impuestos cuando la econom¨ªa crec¨ªa al 3% entre 2014 y 2018.
Ahora, desde la Generalitat reclaman una renta m¨ªnima durante la pandemia y exigen m¨¢s generosidad al Gobierno central. Todo ello hace falta. Pero es f¨¢cil disparar con p¨®lvora del rey mientras se racanea con la propia. En Catalu?a, el Govern tiene una v¨ªa de agua en las residencias para la tercera edad. Adem¨¢s el Departamento de Trabajo rechaza numerosas peticiones de Renta Garantizada de Ciudadan¨ªa y el Indicador de Renta de Suficiencia ¨Cbase de esta y otras muchas prestaciones¨C no se actualiza desde 2010. La Mesa del Tercer Sector ha vuelto a reclamar esta semana la activaci¨®n de RGC, habida cuenta de la emergencia y de que la propia Generalitat estima la pobreza severa en 494.000 personas mientras que esta prestaci¨®n social solo la disfrutan 124.427 ciudadanos.
Cuando todo esto acabe habr¨¢ que pasar cuentas con quienes c¨ªnicamente reclaman m¨¢s eficacia o generosidad, mientras ellos, en pasado o en presente, se han dedicado a recortar los servicios p¨²blicos b¨¢sicos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.