Buena pol¨ªtica
Mientras Torra iba a la BBC a mentir sobre las medidas de confinamiento que hab¨ªa tomado el Gobierno de Pedro S¨¢nchez, los ayuntamientos m¨¢s peque?os ya estaban abasteciendo a los trabajadores de la sanidad
La crisis del coronavirus lo ha alterado todo e incluso est¨¢ haciendo que nos replanteemos el concepto de ¡°normalidad¡±. Ha destruido vidas, ha inoculado miedo, ha hecho las preocupaciones m¨¢s concretas y que ocupen el centro de la reflexi¨®n de la mayor parte de la ciudadan¨ªa. Ha cambiado en menos de tres semanas la situaci¨®n econ¨®mica y social y ha situado a las instituciones ante una prueba decisiva. Estamos frente a muchas cosas (la mayor¨ªa todav¨ªa desconocidas), pero tambi¨¦n ante un gigantesco estr¨¦s colectivo, y una rotura de costuras en cualquier debate que se ha reverberado especialmente en las redes, justo ahora que mucha m¨¢s gente est¨¢ pendiente de ellas. Los ejemplos ser¨ªan infinitos, pero hay uno que merece la pena citar especialmente.
El economista Xavier Sala i Mart¨ªn, a menudo, activo y decididamente asertivo en las redes, escrib¨ªa hace dos d¨ªas en un tuit que regidores y regidoras de los ayuntamientos no tendr¨ªan que cobrar durante la crisis o, alternativamente, que si quisieran cobrar se podr¨ªan dedicar a ayudar a las residencias de la tercera edad, tan golpeadas en estos momentos por la pandemia (los ¨²ltimos datos hablan de 900 muertos) y tan olvidadas en la ¨²ltima d¨¦cada por los gobiernos de la Generalitat, que es quien, en definitiva, tiene las competencias. Hay que remarcar el preocupante menosprecio que muestra el profesor hacia la val¨ªa profesional de todas aquellas personas que se dedican a los cuidados, y que ojal¨¢ de una vez para siempre despu¨¦s de esta crisis vean reconocidos un trabajo y unas competencias que son y ser¨¢n fundamentales.
Pero ahora parece interesante concentrarse en las acusaciones de inoperancia dirigidas a aquellas personas que se dedican a la pol¨ªtica institucional local. Parece especialmente importante porque a nadie se le escapa que en Catalu?a esta crisis ha estado marcada tambi¨¦n por un conflicto ¡°de relato¡±, importante, en el que la Generalitat presidida por Torra (y buena parte de la opini¨®n p¨²blica o televisada af¨ªn, especialmente p¨²blica, as¨ª como el independentismo gore presente en las redes) ha marcado posiciones en base a la idea de una supuesta mayor eficiencia del Govern, que parece que lo ten¨ªa todo previsto, que se ha contrapuesto a una ineptitud del Gobierno central. Un relato que ¡ªadem¨¢s de las derivadas peligrosas que ha tenido, especialmente en la pol¨¦mica sobre el cierre de Madrid (el paso del ¡°Madrid nos roba¡± al ¡°Madrid nos mata¡± ha sido muy, demasiado transitado)¡ª es muy dif¨ªcil de demostrar. Se podr¨ªa dejar el tema a un lado, argumentando que tanto la Administraci¨®n central como la catalana est¨¢n ante un reto inesperado y gigantesco y ya vendr¨¢n tiempos para hacer balance, corregir errores, elaborar cr¨ªticas argumentadas. Pero la cuesti¨®n parece especialmente hiriente si se relaciona con el tuit de Sala i Mart¨ªn, porque cuando se est¨¢ ante una crisis de esta magnitud la capacidad de tomar decisiones r¨¢pidamente y sobre todo la colaboraci¨®n entre instituciones resulta fundamental. Y, en ese sentido ¡ªa diferencia de lo que parece pensar el medi¨¢tico profesor¡ª, la prueba de esto han sido justamente los ayuntamientos.
Mientras Torra iba a la BBC a mentir sobre las medidas de confinamiento que hab¨ªa tomado el Gobierno de Pedro S¨¢nchez, los ayuntamientos m¨¢s peque?os ya estaban abasteciendo a los trabajadores de la sanidad con materiales cada vez m¨¢s dif¨ªciles de encontrar, mediante iniciativas propias o canalizando el impulso de la sociedad civil. Mientras la ¨²nica preocupaci¨®n del presidente de la Generalitat era enviar improbables cartas a organismos internacionales, los ayuntamientos respond¨ªan a las necesidades m¨¢s directas de los sectores m¨¢s vulnerables, potenciando servicios sociales y ¡ªen situaciones muy complicadas¡ª haciendo funcionar todas nuestras ciudades y nuestros pueblos. Mientras en ruedas de prensa surrealistas del Govern se escond¨ªa la informaci¨®n sobre la situaci¨®n de las residencias, alcaldes de ERC e incluso consistorios donde gobiernan las CUP (como en Sant Cugat) ped¨ªan ayuda a la UME para desinfectarlas, ante la inoperancia de la Generalitat. Mientras se generaba un verdadero vac¨ªo informativo en torno a la Conca d¡¯?dena, el alcalde de Igualada, del PDeCAT ¡ªmientras resaltaba la colaboraci¨®n de los ayuntamientos de la zona, todos a manos de partidos diferentes¡ª, alertaba que la situaci¨®n era grave, poniendo por delante el bienestar de sus vecinos al relato de un Govern en el que los suyos participan. Y mientras que a finales de febrero la Generalitat ni siquiera pensaba en cerrar las escuelas, en Barcelona ya se hab¨ªa trazado un plan de emergencia que ha llevado a coordinar y gestionar en poqu¨ªsimo tiempo la creaci¨®n de un espacio para personas sin hogar, la ampliaci¨®n de los grandes hospitales de la ciudad acondicionando pabellones, para descongestionar las estructuras hospitalarias.
Todos estos ejemplos nos hablan de dos cosas. De la enorme capacidad de coordinaci¨®n que han tenido los ayuntamientos, fueran del color pol¨ªtico que fueran. Y de unas regidoras y unos regidores que ¡ªlejos de lo que piensa Sala i Mart¨ªn, pero seguramente muy cerca de la percepci¨®n de la ciudadan¨ªa, como han demostrado los ¨²ltimos estudios demosc¨®picos¡ª han hecho, en esta coyuntura tan dif¨ªcil, simplemente buena pol¨ªtica, si por eso entendemos poner por delante de cualquier otra cosa los intereses de las personas. Cuando pase esta crisis, tendr¨ªamos que recordar todas qui¨¦n y c¨®mo ha hecho buena pol¨ªtica. Para descartar aquella que, en tiempos dif¨ªciles o en tiempos m¨¢s felices, simplemente es mala.
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