Tumbado en la habitaci¨®n con las emergencias sintonizadas
El hotel Palau de Girona alberga a 22 profesionales sanitarios que necesitan estar cerca de sus hospitales y aislarse de la familia
La t¨¦cnica de enfermer¨ªa Joana Mart¨ªnez se jubil¨® el pasado diciembre. Dos meses m¨¢s tarde, la crisis del coronavirus forz¨®, como una sacudida, su retorno a la actividad laboral. La semana pasada realizaba turnos de noche en el hospital Santa Caterina de Girona, centro en el que trabaj¨® desde 1974 hasta 2019. ¡°En enero me pidieron si pod¨ªa reincorporarme. Pod¨ªa haber dicho que no, pero este hospital es mi segunda casa¡±. Tras jornadas de diez horas al pie del ca?¨®n, Mart¨ªnez intenta relajarse escribiendo poes¨ªa, leyendo y hablando por tel¨¦fono con la familia desde una habitaci¨®n del hotel Palau de Girona, en Sant Juli¨¤ de Ramis. Su domicilio se encuentra en Salt, a tan solo 7 kil¨®metros del hotel en el que est¨¢ residiendo aislada junto a otros 21 miembros del personal sanitario de la provincia. Mart¨ªnez se siente ¡°lenta y cansada¡±, y remarca que le gustar¨ªa abrazar a sus hijos y a sus compa?eras: ¡°Echo de menos abrazar a la gente, sin reservas¡±.
El Palau es uno de los dos hoteles y apartamentos tur¨ªsticos en la demarcaci¨®n de la ciudad de Girona que se han puesto a disposici¨®n de los profesionales sanitarios. El pago de las n¨®minas y la gesti¨®n de las reservas corren a cargo del Departamento de Salud, explica Joan Blanco, gerente del Palau. Su oficio como hotelero durante la pandemia es extra?o, afirma, porque se ci?e al mantenimiento, la limpieza y la alimentaci¨®n. Blanco ha observado desde la recepci¨®n c¨®mo ha evolucionado la crisis: por la movilidad de los m¨¦dicos de apoyo, que se desplazan a all¨ª donde faltan manos, por las bajas que se van sumando o por el material de protecci¨®n de los sanitarios, que ha ido mejorando desde aquellos primeros d¨ªas en los que improvisaban trajes de aislamiento con bolsas de pl¨¢stico.
La plantilla del hotel en activo es solo la fundamental y sigue las indicaciones de las autoridades sanitarias: los ba?os y las toallas se limpian cada d¨ªa y las s¨¢banas, cada dos. Las mesas en el comedor deben ser individuales y con una separaci¨®n de dos metros. El comedor es el ¨²nico lugar donde pueden coincidir los hu¨¦spedes del Palau. ¡°Es donde hablamos de nuestra experiencia. Los positivos aqu¨ª sobre todo se dan en los equipos de ambulancias. Es deprimente¡±, dice Mar¨ªa Elva Demarchi, t¨¦cnica de radiolog¨ªa del Hospital Josep Trueta. Delmarchi calcula que realiza siete veces m¨¢s actuaciones de radiolog¨ªa que antes de la pandemia. ¡°Es engorroso porque todas las intervenciones son port¨¢tiles y porque cada paciente requiere mucho tiempo de preparaci¨®n con las medidas de protecci¨®n¡±. Demarchi asegura que en el hotel ha encontrado un remanso de tranquilidad. Dej¨® su domicilio porque su marido es persona de alto riesgo y cada noche volv¨ªa sufriendo por si se hab¨ªa seguido adecuadamente todas las pautas de seguridad. ¡°Aqu¨ª nos arreglan la habitaci¨®n, nos hacen la comida. Si no llegamos a los turnos de almuerzo o de cena, nos preparan bocadillos y fruta. Solo tenemos que descansar¡±.
Demarchi, de origen argentino, a punto de jubilarse, aprovecha para leer ¨Cahora est¨¢ con Tierra firme, de Matilde Asensi¨C y para ver algo de televisi¨®n, aunque poca, a?ade, porque est¨¢ saturada de informaci¨®n sobre el coronavirus. Desde su ventana puede ver una pancarta que han colgado unos vecinos con la que le agradecen su esfuerzo. Solo este cartel y una ambulancia estacionada en la calle indican que el hotel sirve de estaci¨®n m¨¦dica. Ferran Vidal conduce una ambulancia medicalizada del Sistema de Emergencias M¨¦dicas (SEM) que hasta la semana pasada tuvo el hotel como base porque en la central de Girona no hab¨ªa espacio. El equipo, de apoyo extra para el traslado de pacientes entre unidades de cuidados intensivos, lo componen un t¨¦cnico, un m¨¦dico y un enfermero. En las dependencias del Palau esperaban durante las doce horas de guardia, con la radio de emergencias conectada, sus voces enlatadas como constante banda sonora. Pueden encargarles un traslado en Girona como en la provincia de Barcelona. Vidal segu¨ªa desde su habitaci¨®n los informativos, hablaba con la familia y resum¨ªa por tel¨¦fono la vida que lleva durante estas semanas. ¡°Estoy como en dos realidades paralelas: la que veo en los hospitales y en la ambulancia, y la del confinamiento cuando paso por casa y veo a los m¨ªos¡±. Lo m¨¢s incre¨ªble, apuntaba Vidal, es como se han acostumbrado a cosas antes inusuales, como atender a paciente intubados. ¡°Transportamos a enfermos en posici¨®n dec¨²bito prono, es decir, intubados y boca abajo. Un m¨¦dico me dijo que esto se lo ense?aron en la facultad, pero que nunca lo hab¨ªa visto¡±.
El Palau se ubica en un rinc¨®n discreto en los confines de un municipio que es periferia de la ciudad. Wendy R¨ªos recorre cada d¨ªa, ida y vuelta, los dos kil¨®metros que hay entre el hotel y el hospital sociosanitario Mutuam. R¨ªos es enfermera y lleg¨® a Espa?a hace tres meses procedente de Italia. La caminata le ayuda a ganar fuerza para afrontar una experiencia que nunca hab¨ªa imaginado, ni siquiera cuando en Per¨² lidi¨® con un brote de c¨®lera. Su mujer tambi¨¦n es enfermera y est¨¢ en observaci¨®n por un posible positivo de la covid-19. Ella sustituye estos d¨ªas a una compa?era que cay¨® enferma. En la habitaci¨®n mira la televisi¨®n y estudia catal¨¢n. Con sus vecinos de hotel no hablan de nada que no sea el trabajo porque es una lucha que marca sus vidas y en la que resisten, seg¨²n R¨ªos, por vocaci¨®n.
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