Cinco buenos ejemplos
En esta pandemia y en Espa?a lo corriente es hablar mal de nuestros gobiernos y gobernantes. Estamos en nuestro derecho de hacerlo as¨ª, por supuesto, pero perm¨ªtanme hoy destacar un acierto extremo
En tiempo de pandemia algunos descuellan, son ejemplares. Les traigo hoy mi lista de cinco personas y organizaciones cuya ejecutoria se ha hecho notar y lo hago con la intenci¨®n aviesa de que ustedes discrepen en todo o en parte y elaboren la suya propia para que, entre todos, caigamos en la cuenta, siempre provisional, de que muchos hacen bien las cosas. Incluso en las circunstancias m¨¢s adversas
La primera en mi lista es ¡°Arrels Fundaci¨®¡± (arrelsfundacio.org), una fundaci¨®n catalana. Constituida en 1987, se dedica a quienes carecen de hogar y, entre ellos, a los casi 1.200 sin techo que duermen al raso en Barcelona: inconfinables, no suelen llegar a viejos, son muchos m¨¢s los hombres que las mujeres y casi la mitad son extranjeros. Mi recomendaci¨®n pol¨¦mica es que, por cada euro que ustedes quieran darle a alguien sin techo, hagan llegar dos a esta fundaci¨®n o a otra parecida. Arrels cuenta con 68 empleados y 400 voluntarios. Es transparente: surgida en la ¨®rbita de la Compa?¨ªa de Jes¨²s, funciona mejor que bien y, adem¨¢s de ayudar, arremete contra lo que creen que es una sociedad m¨¢s que mejorable.
En esta pandemia y en Espa?a lo corriente es hablar mal de nuestros gobiernos y gobernantes. Estamos en nuestro derecho de hacerlo as¨ª, por supuesto, pero perm¨ªtanme hoy destacar un acierto extremo: hace unos d¨ªas, Margarita Robles, ministra de Defensa, pronunci¨® la mejor y m¨¢s desgarradora oraci¨®n f¨²nebre de lo que llevamos de siglo. Dura 45 segundos y la pueden encontrar en la red. Basta con que escriban: ¡°No han estado solos. No hemos podido salvarles la vida¡± despu¨¦s del nombre de la ministra, quien, en el Palacio de Hielo de Madrid, clausuraba con estas palabras la morgue improvisada en el peor momento de la primera oleada de covid-19. En un instante, esta mujer nos record¨® a todos que los humanos lo somos porque enterramos a nuestros muertos.
a lista sigue, voy a Europa con ella: otra mujer, Angela Merkel, de 66 a?os, y Emmanuel Macron, un hombre de 42, hacen cuanto pueden en estos tiempos de zozobra. Merkel, cancillera de Alemania desde 2005, gana: nunca necesita m¨¢s de diez minutos para explicar a sus conciudadanos que de esta pandemia habr¨¢ que salir paso a paso (¡°Schrittweise¡±), con orden, criterio y autorresponsabilidad. Doctora en F¨ªsica-Qu¨ªmica antes que pol¨ªtica, Merkel habla siempre con esa combinaci¨®n improbable de cautela y resoluci¨®n que nos hace pensar a muchos de nosotros que los pa¨ªses gobernados por mujeres se equivocan menos que la mayor¨ªa de los dem¨¢s. Merkel est¨¢ consiguiendo que Alemania tenga menos muertos de covid-19 por cien mil habitantes que cualquier otro Estado grande de la Uni¨®n Europea. Quiz¨¢s el secreto est¨¢ en su cultura, muy vertebrada y hecha a delegar facultades de decisi¨®n en todos los niveles de cualquier organizaci¨®n p¨²blica o privada: es la difusi¨®n del orden por la confianza en la iniciativa de todos. En esto, ejemplar.
Macron da envidia ajena. Joven, insultantemente educado y dotado con el franc¨¦s perfecto de los presidentes de la Quinta Rep¨²blica, habla con c¨¢lida seriedad, sin declamar, sin dar voces, y sin ¡ªmucho menos¡ª repetir cansinamente las cosas cincuenta veces (vean en la red sus discursos del 13 y 28 de abril). La pandemia se ha cebado con los franceses m¨¢s que con los alemanes, pero el pa¨ªs aguanta la realidad y la superar¨¢. Macron carece del fuste de Merkel, pero le tenemos muy cerca, es muy inteligente y es el gozne entre el Norte y el Sur de Europa. Si Francia vacila o nos deja caer, no iremos bien.
El quinto y ¨²ltimo componente de mi lista es Bill Gates III, un empresario americano de 64 a?os. Gates hizo grande a Microsoft, desde donde les escribo ahora a ustedes, y luego se ha reencarnado como un fil¨¢tropo presciente. La carrera de este hombre demuestra que un pa¨ªs es grande de verdad si permite, primero, que las personas realmente listas tengan cancha para trabajar en aquello que saben hacer y les deja luego gastar sus ganancias en desarrollar un nuevo proyecto. Ahora ha vuelto al primer plano, pues hace cinco a?os, en un video que hoy resulta sobrecogedor, nos advirti¨® a todos: la pr¨®xima tragedia, dijo, no ser¨¢ la guerra nuclear, una contingencia a la cual le hab¨ªamos dado billones de d¨®lares de vueltas y revueltas. No. La pr¨®xima cat¨¢strofe ser¨¢ una pandemia y no estamos preparados para abordarla y resolverla (TED2015: ¡°The next outbreak? We¡¯re not ready¡±). No est¨¢bamos escuchando.
Pablo Salvador Coderch. Catedr¨¢tico de la Universitat Pompeu Fabra
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