La hora de la verdad
Desde 2015 hasta hoy puede decirse que no hemos tenido gobiernos coherentes y s¨®lidos para ser eficaces; y aunque hubo posibilidades, se desaprovecharon
La covid-19 ha hecho estragos en Espa?a. Posiblemente alcanzaremos pronto los 30.000 muertos. Pero la situaci¨®n sanitaria, mal o bien orientada por el Gobierno y el resto de las Administraciones, con el admirable esfuerzo de los profesionales de la salud y la conducta responsable de los ciudadanos, parece irse encauzando: los contagios disminuyen, los fallecidos, tambi¨¦n; aprenderemos de esta experiencia y estamos mejor preparados para inevitables rebrotes.
Pero nos quedan, por mucho tiempo, las secuelas econ¨®micas y sociales de las medidas tomadas. En Espa?a no estamos bien preparados para hacerles frente, en especial por la irresponsabilidad y el fr¨ªvolo comportamiento de nuestros pol¨ªticos en los ¨²ltimos a?os. Hemos perdido el tiempo discutiendo nimiedades sin ocuparnos de lo fundamental. La historia viene de lejos, en la resoluci¨®n de las crisis de 2008, que no fue s¨®lo econ¨®mica.
El gobierno de mayor¨ªa absoluta presidido por Mariano Rajoy desde 2011 solo se dedic¨® a resolver la grav¨ªsima crisis econ¨®mica. En el marco de los criterios del Banco Central Europeo, tras el s¨²bito giro que le imprimi¨® Draghi, su pol¨ªtica fue razonablemente positiva: contuvo el gasto p¨²blico (sin desmantelar el estado de bienestar), subi¨® ligeramente los impuestos (no los baj¨® como hab¨ªa prometido) y estimul¨® el consumo interior, uno de los motores b¨¢sicos, junto al turismo y las exportaciones, de nuestro crecimiento econ¨®mico. Todo ello a costa de la devaluaci¨®n de los salarios laborales y de un enorme aumento de la deuda p¨²blica, especialmente exterior. En econom¨ªa nada es gratis, como bien se sabe.
Sin embargo, la cara negativa del gobierno de Rajoy fue que no dio importancia a dos fen¨®menos que germinaban en las aguas profundas de la sociedad espa?ola: una grave crisis pol¨ªtica en Catalu?a y un creciente malestar social que se expres¨® en el movimiento llamado del 15-M ¡ªaparecido en mayo de 2011¡ª y que crear¨ªa el ambiente para que a?os m¨¢s tarde naciera Podemos. Dos piedras en el zapato que explican los malos resultados electorales del PP en 2015, as¨ª como los a¨²n peores del PSOE, adem¨¢s de los excelentes de Podemos y la incipiente aparici¨®n a nivel nacional de un partido centrista como Ciudadanos. As¨ª pues, al tiempo que se iba recuperando la econom¨ªa estaba comenzando una grave crisis pol¨ªtica que se manifest¨® en las dificultades para formar gobiernos coherentes y s¨®lidos.
Desde 2015 hasta hoy puede decirse que no hemos tenido gobiernos con estas imprescindibles cualidades para ser eficaces; y aunque hubo posibilidades, se desaprovecharon. ?Por qu¨¦? Porque los viejos partidos, PSOE y PP, no supieron entender que se hab¨ªa pasado de un sistema bipartidista a uno pluripartidista, lo cual requer¨ªa acuerdos y pactos entre fuerzas pol¨ªticas afines capaces de alcanzar una mayor¨ªa suficiente y as¨ª garantizar la estabilidad gubernamental. A su vez, los nuevos partidos, Podemos y Cs, tampoco buscaron este tipo de alianzas, sino que pretendieron ¡ªPodemos en 2016 y Ciudadanos en 2019¡ª sustituir a los viejos partidos en el liderazgo de los respectivos bloques de izquierda y derecha.
La pol¨ªtica espa?ola hab¨ªa entrado en un tiempo nuevo y los viejos partidos, con cinco elecciones en cuatro a?os, sin enterarse. El gobierno Rajoy apoyado por Ciudadanos fue muy d¨¦bil; la mal planteada moci¨®n de censura que convirti¨® a Pedro S¨¢nchez en Presidente result¨®, como era de prever, una simple p¨¦rdida de tiempo. Las dos elecciones generales de 2019 expresaron, en forma de caricatura, la mala calidad de nuestros l¨ªderes pol¨ªticos. El acuerdo de gobierno de coalici¨®n entre PSOE y Podemos, con el imprescindible apoyo de ERC, es una simple burla a los ciudadanos: con la pandemia, que ha empezado a acelerar sus contradicciones, parece estar ya en fase de descomposici¨®n.
Porque, en realidad, este no fue nunca un gobierno serio. Lo indicaban ya sus 22 ministerios, s¨®lo justificables en virtud de necesidades para colocar al personal, el mismo nombre de estos ministerios, las cuatro vicepresidencias, la concentraci¨®n de poder en el Presidente con un gabinete de asesores gigantesco. Era un gobierno para ir tirando, ocupar el poder y tomar medidas de propaganda que rindieran en la siguiente campa?a electoral.
Pero en esto lleg¨® la covid-19 y todo ha quedado patas arriba. Hasta ahora ha sido el momento de las batas blancas, ahora viene la hora de la verdad: que se entiendan el vicepresidente Pablo Iglesias y la ministra de Econom¨ªa Nadia Calvi?o, con la UE y el BCE como escenario de fondo, y ERC yendo a lo suyo. S¨¢nchez seguro que ya no duerme.
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