Museos, crisis
Los centros de exposiciones son nuestro patrimonio, y no solo son la base del conocimiento de nuestra historia art¨ªstica, sino tambi¨¦n la base del turismo cultural, algo no desde?able
Como esta pandemia se est¨¢ haciendo tan larga ha habido tiempo, para mucha gente, de poner orden en papeles, archivos y bibliotecas privadas. Encontr¨¦ entre mis revistas un ejemplar de Art News de 1990 que efectivamente hab¨ªa conservado por un excelente art¨ªculo de Robin Cembalest sobre el mundo del arte en Espa?a. Est¨¢bamos ¨Cfinales de los ochenta y principios de los noventa¨C en la Espa?a pre-Juegos Ol¨ªmpicos, con una gran vitalidad econ¨®mica, galer¨ªas extranjeras que se instalaban en nuestro pa¨ªs (Brooke Alexander y John Weber), y galer¨ªas nacionales que se instalaban en Nueva York (Joan Prats, Marta Cervera y Fernando Alcolea). ARCO ten¨ªa ya mucho ¨¦xito con 215 galer¨ªas participantes, de las cuales 144 eran extranjeras. La pintura espa?ola se vend¨ªa bien, pues un Sicilia alcanz¨® casi 100.000 d¨®lares en Sotheby¡¯s y un Canogar, 55.000. En ARCO, una escultura de Susana Solano se vendi¨® por 500.000 d¨®lares y un Barcel¨®, por 200.000.
Salvo Pepe Guirao, que solo ha durado dos a?os, recientemente ha habido pocos ministros fuertes y con ideas para el sector
Pero sobre todo, los pilares puestos en la Transici¨®n estaban cristalizando en una serie de museos y centros de arte contempor¨¢neo que empezaban a funcionar muy bien y con excelentes exposiciones. Se acababa de inaugurar el IVAM, un proyecto de Tom¨¢s Llorens, que luego ser¨ªa director del Reina Sof¨ªa y que prioriz¨® en ambos lugares la creaci¨®n de colecciones patrimoniales excelentes: el fondo Julio Gonz¨¢lez para el IVAM de Valencia y picassos, mir¨®s, t¨¤pies, etc. para el Reina Sof¨ªa, que hab¨ªa empezado con tan solo 100 obras en sus dep¨®sitos.
El Macba de Barcelona, en cambio, estaba desdibujado a¨²n, con varios directores indecisos y sin proyecto museogr¨¢fico claro. El Museo Picasso de la ciudad condal, en cambio, nos ense?aba a Klee, las Demoiselles d¡¯Avignon, que viajaron desde el MoMA en 1988, la colecci¨®n Ludwig, el Picasso rosa¡ de la mano de Maite Oca?a. La Fundaci¨®n T¨¤pies mostraba a Motherwell, Louise Bourgeois, Ana Mendieta y Picabia bajo la direcci¨®n de Manolo Borja (1990-1998). La colecci¨®n Thyssen se instal¨® en Madrid, y a pesar de las cr¨ªticas iniciales el resultado fue excelente dada la calidad de la colecci¨®n y de las exposiciones temporales. En el Pa¨ªs Vasco se cre¨® el Museo Guggenheim (las negociaciones empezaron en 1991 y se inaugur¨® en 1997), tambi¨¦n pol¨¦mico por ser una franquicia del de Nueva York, y que sin embargo nos ha ido presentando exposiciones de alt¨ªsimo nivel y que consigui¨® cambiar el rango de la ciudad de Bilbao, ahora una meca cultural. En la Fundaci¨®n La Caixa Mar¨ªa Corral (de 1981 a 1991) program¨® una serie de exposiciones estelares (Morandi, Matta, Oteiza, los j¨®venes americanos). Con Carmen Gim¨¦nez como directora de Bellas Artes se promovi¨® much¨ªsimo el arte espa?ol en el exterior, dando a conocer a artistas entonces j¨®venes, como Susana Solano, Barcel¨®, Broto, Garc¨ªa Sevilla, Campano y tantos otros, mientras que en su breve etapa como directora del Reina Sof¨ªa se pudieron ver grandes colecciones europeas, como la Beyeler o la Panza di Biumo. Tambi¨¦n hay que recordar que en los a?os ochenta y noventa tuvimos excelentes ministros de Cultura, como Javier Solana, Jorge Sempr¨²n, Jordi Sol¨¦ Tura o Carmen Alborch.
Ahora, lo hagan mejor o peor, hay que aportar dinero a los museos, pues la crisis no es solo por la pandemia, sino anterior
Cuarenta a?os despu¨¦s de la recuperaci¨®n democr¨¢tica no estamos mejor, pens¨¦. Salvo Pepe Guirao, que solo ha durado dos a?os, ha habido pocos ministros fuertes y con ideas para el sector. Ahora hay muchos m¨¢s museos en Espa?a pero la ¨¦poca de las grandes exposiciones, grandes por sus nombres o por su interesante l¨ªnea tem¨¢tica (lo que llamamos exposiciones de tesis), parece haber pasado. Hay museos cuya programaci¨®n es muy correcta, como el Picasso de M¨¢laga, el de Arte Contempor¨¢neo de Sevilla, el CGAC de Santiago de Compostela, el Artium de Vitoria, los dos de Bilbao o el IVAM de Valencia. El Reina Sof¨ªa prosigue en su l¨ªnea de mostrar lo pol¨ªticamente correcto con alguna concesi¨®n a feminismos y a la pintura, tras ciertas cr¨ªticas recibidas. ?Y en Barcelona? Salvo el Museo Picasso, que sigue una l¨ªnea historiogr¨¢ficamente impecable, el CCCB se ha decantado por las muestras sociol¨®gicas y el Macba, a pesar de que ha mejorado mucho su programaci¨®n, sigue a¨²n bastante at¨®nico. El MNAC ha pretendido explicar el arte catal¨¢n de la postguerra hasta hoy con muy poco acierto (y, sin embargo, est¨¢ lleno de historiadores que conocen bien el tema), entre alguna muestra de gran inter¨¦s como la de Francesc Torres. La Fundaci¨®n T¨¤pies est¨¢ muy apagada, la Fundaci¨®n Su?ol pr¨¢cticamente cerrada y hoy en d¨ªa lo m¨¢s interesante es La Virreina, con un buen programa contempor¨¢neo. Mientras, la Fundaci¨®n Mir¨®, que hab¨ªa ido languideciendo en su programaci¨®n, todo ello acompa?ado por una deficiente gesti¨®n econ¨®mica, ha lanzado con la llegada del nuevo director un SOS de alarma a las instituciones. Pues de eso se trata. Ahora, lo hagan mejor o peor, hay que aportar dinero a los museos, pues la crisis no es solo por la pandemia, sino anterior. Los museos son nuestro patrimonio, y por lo tanto no solo son la base del conocimiento de nuestra historia art¨ªstica, la base de mucha inspiraci¨®n para los creadores, sino tambi¨¦n la base del turismo cultural, algo no desde?able.
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