Las tensiones por lo de siempre

No s¨¦ si les he contado ya que, en el Parlament de Catalunya, en los momentos m¨¢s complicados siempre est¨¢ Joan Ridao, letrado mayor de la C¨¢mara (y uno de los nombres clave de la ERC preJunqueras). Ridao viene a ser el ¨¢ngel anunciador de un foll¨®n. ?l tiene el reglamento en la cabeza (sus 251 art¨ªculos, m¨¢s las siete disposiciones), y acude en auxilio del presidente del Parlament ante cualquier riesgo de conflicto por las reglas del juego. Por supuesto, se lo comento porque ayer ocurri¨® que el presidente Roger Torrent necesit¨® el ala protectora de su colega de partido y de barba atusada. Todo proven¨ªa de una queja de PP y Ciudadanos porque Quim Torra llevaba una idea fija desde casa y la hab¨ªa soltado a la primera ocasi¨®n. Era una proclama independentista a cuenta de los diversos juicios a pol¨ªticos soberanistas que se celebraban en varios tribunales en ese mismo momento. Pero el detalle es que el president estaba respondiendo a una pregunta sobre la regulaci¨®n del precio de los alquileres. A Torra le pareci¨® un asunto menor, e hizo su denuncia del Estado, mezclando los asuntos del poder judicial con ataques al poder ejecutivo (no se ahorra nunca una andanada contra el Gobierno de PSOE y Podemos, sobre todo desde que ERC mantiene su estrategia de di¨¢logo con Madrid).

Por supuesto, la intervenci¨®n del president fue un ¡°a bodas me convidas¡± para que Carlos Carrizosa (C¡¯s) y Santi Rodr¨ªguez (PP) se subieran por las paredes verbales acusando a Torra de falta de respeto y de saltarse el reglamento. El presidente del Parlament, asesorado por Ridao, rechaz¨® las cr¨ªticas, y ah¨ª qued¨®, moment¨¢neamente, todo.

Pero se volvi¨® a demostrar que, por m¨¢s que hayan pasado tres a?os desde el oto?o turbulento de 2017, las costuras del Parlament siguen sufriendo cada vez que sube la temperatura nacionalista (de todos los nacionalismos). Ni la grav¨ªsima crisis sanitaria y humanitaria que estamos viviendo ha provocado estas situaciones de tensi¨®n en las que se pone a prueba la misma mec¨¢nica parlamentaria. Por supuesto, no digo que sea comparable a lo que vivimos en septiembre u octubre de 2017, faltar¨ªa m¨¢s, pero es evidente que el conflicto territorial sigue encendiendo los ¨¢nimos de sus se?or¨ªas m¨¢s que cualquier otro. Y esa es una consecuencia, aun, de las circunstancias en que este Parlament se eligi¨®, y de las agendas que llevaban los partidos que dominan aun la mayor¨ªa de la C¨¢mara, a uno y otro lado.

Como prueba de todo esto, en esta misma sesi¨®n de control al Govern se han planteado ocho preguntas sobre la covid-19, la mitad del total. A varios consellers y al mismo president. Hubo diputados que acusaron a la consejera de Salud, Alba Verg¨¦s, de no estar capacitada para gestionar la crisis, y le pidieron que dimita. Los consellers, en general, respondieron defendiendo de manera bastante gen¨¦rica su actuaci¨®n, sin dar demasiados detalles, y acusando a algunos ayuntamientos de poca colaboraci¨®n. Torra insinu¨® una t¨ªmida autocr¨ªtica que era sobre todo un desv¨ªo de responsabilidades hacia ERC ¡ªque dirige los departamentos m¨¢s implicados en la crisis¡ª. Pero el president fue bastante menos apasionado y ¨¦pico que en sus comentarios sobre los procesos judiciales en marcha, y por supuesto no hubo necesidad de acudir al letrado mayor para dirimir ning¨²n conflicto.