Monarqu¨ªa, Converg¨¨ncia y corrupci¨®n
La misma semana en que un pleno extraordinario del Parlament condenaba la salida de Juan Carlos I, la Generalitat no ha visto oportuno actuar como acusaci¨®n particular en el ¡®caso del 3%¡¯
Noches tem¨¢ticas en TV3, plenos monogr¨¢ficos del Parlament¡ La corrupci¨®n en la Espa?a borb¨®nica es motivo de reflexi¨®n, cr¨ªtica y an¨¢lisis all¨ª donde el independentismo es mayoritario. No es para menos. La partida del Rey em¨¦rito, los generosos regalos de la desp¨®tica monarqu¨ªa saud¨ª, las amistades peligrosas o las cuentas en Suiza con destino en para¨ªso fiscal dan para una serie o para un corto, seg¨²n sea el Gobierno catal¨¢n o el central, respectivamente, el que act¨²e como guionista. Para algunos es una prueba m¨¢s del corrupto e irreformable R¨¦gimen del 78, una muestra de que la democracia espa?ola precisa de una enmienda a la totalidad. Desde siempre, sin embargo, sucumbir a la corrupci¨®n es un pecado reservado a aquellos que han gestionado de una u otra forma el poder. La virtud de los sistemas democr¨¢ticos consiste, o deber¨ªa consistir, en ser capaces de llevar ante los tribunales a quienes quiebran las leyes ya sean del Rey o de su porquero.
ERC ha solicitado sin ¨¦xito que el Govern recupere en los tribunales hasta el ¨²ltimo euro de comisiones en obra p¨²blica
El caso es que en esta convulsa semana, deslumbrados por el protagonismo nada menor de Juan Carlos I, Junts per Catalunya ha encontrado oportuno que el Parlament se re¨²na para condenar la Monarqu¨ªa espa?ola, pero no ha visto prudente que la Generalitat se persone en la causa del 3%, que afecta a la corrupci¨®n sist¨¦mica de Converg¨¨ncia. Esquerra Republicana hab¨ªa solicitado sin ¨¦xito que el Govern ¡ªdel que forma parte¡ª tratara de recuperar en los tribunales hasta el ¨²ltimo euro de esas comisiones en obra p¨²blica que supuestamente doparon los mecanismos de CDC y, probablemente, de rebote, beneficiaron a sus herederos. Seg¨²n el juez, hay 227 millones de euros y 31 obras bajo sospecha de adjudicaci¨®n irregular entre 2009 y 2015, con las correspondientes donaciones posteriores de las empresas al partido. Un total de 32 personas se sentar¨¢n en el banquillo de los acusados por delitos de corrupci¨®n: empresarios, cargos p¨²blicos de las administraciones de Artur Mas y cuatro ex responsables de CDC. Las obras salpicadas por la sospecha est¨¢n repartidas por toda Catalu?a: desde la barcelonesa Pla?a de les Gl¨°ries Catalanes ¡ªdurante el mandato de Xavier Trias¡ª a un ambulatorio en Matar¨®, pasando por la estaci¨®n ferroviaria del AVE en Girona¡ Los tesoreros de CDC Daniel Os¨¤car ¡ªcondenado por el caso Palau¡ª y su sucesor, Andreu Viloca, vend¨ªan supuestamente influencias en las adjudicaciones bajo la presunta direcci¨®n y centralizaci¨®n de Germ¨¤ Gord¨®, que sucesivamente fue gerente del partido, secretario del Govern de Artur Mas y consejero de Justicia. Francesc S¨¢nchez, ex jefe jur¨ªdico del CDC y hombre que deb¨ªa dejar impoluto el nombre del PDeCAT tras la turbia herencia de Converg¨¨ncia, tambi¨¦n est¨¢ imputado.
Artur Mas ¡ªha explicado Jes¨²s Garc¨ªa en este diario¡ª se salva de momento del incendio. Las balas silban sobre la cabeza del expresident desde el caso Palau: 6,6 millones en comisiones a CDC. Pero Os¨¤car, el entonces tesorero del partido, no le acus¨®. Sin embargo, cuando la polic¨ªa efectu¨® el registro en el Palau de la M¨²sica, era Mas quien llamaba insistentemente al tel¨¦fono m¨®vil del condenado F¨¨lix Millet. Ahora un testigo protegido del caso 3% se refiere a una presunta reuni¨®n en el despacho de Mas junto a Germ¨¤ Gord¨®. En aquellos tiempos era frecuente que el visitante que abordaba ¡°temas delicados¡± fuera amablemente requerido a dejar el tel¨¦fono m¨®vil a la entrada a las dependencias presidenciales de la Generalitat.
A estas alturas es rid¨ªculo hacer filigranas para encubrir actitudes y evitar llegar al fondo de la corrupci¨®n
Y es que tambi¨¦n al independentismo hiperventilado posconvergente no cesa de perseguirle la sombra de ese R¨¦gimen del 78 con el que trata insistentemente de marcar distancias. CDC desde los a?os ochenta tuvo cierta querencia por decorados m¨¢s bien propios de los pa¨ªses de socialismo real: Pujol era el gran gu¨ªa; su familia y sus negocios eran indiscutibles; y el partido se engrasaba con comisiones procedentes de la obra p¨²blica. Cualquier cr¨ªtica a ese caudillaje se interpretaba como una traici¨®n a la patria. Los a?os se han encargado de carcomer el vetusto decorado, pero a¨²n queda mucho figurante con apego a las viejas formas. Exactamente igual ha sucedido con la Monarqu¨ªa. Callar ante los desvar¨ªos reales era considerado en los a?os ochenta y noventa una obligaci¨®n patri¨®tica para no desestabilizar la democracia espa?ola.
Ahora, con la tramoya a la vista, la prensa internacional ha descrito como nadie ¡ªy sin el papanatismo y prejuicios de la espa?ola¡ª la desnudez del rey y de la Monarqu¨ªa. A estas alturas es rid¨ªculo hacer filigranas para encubrir actitudes y evitar llegar al fondo de la corrupci¨®n y sus beneficiarios. Ventanas, pues, abiertas. Y puestos a republicanos ¡ªcomo aprob¨® el pasado d¨ªa 7 el Parlament¡ª, ¡°nuestros expolios¡± deber¨ªan ser merecedores de al menos una noche tem¨¢tica en TV3.</CW>
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