Pecado de soberbia
Puigdemont est¨¢ de paso, Torra ya ha pasado, Ponsat¨ª puede ir diciendo barbaridades¡ Todos ellos pasar¨¢n. Pero la Iglesia, con cardenales como Omella seguir¨¢, como las dem¨¢s religiones de libro y otras muchas
Y de repente, en este verano tan raro, reaparece con luz propia N¨²ria Gispert. N¨²ria Gispert, no N¨²ria de Gispert. Esta ¨²ltima, que fue militante de UDC, mano derecha de Duran Lleida, ocup¨® todo tipo de cargos hasta que se luci¨® en la peor versi¨®n de s¨ª misma, insultando a varios pol¨ªticos que no le gustaban, insistiendo en mandar (si pudiera) a In¨¦s Arrimadas a¡ ?Andaluc¨ªa!, etc. Al final, hasta el Parlament de Catalu?a que lleg¨® a presidir tuvo que llamarla al orden.
No, aqu¨ª hablamos de N¨²ria Gispert, a la que he conocido bien, dirigente hist¨®rica de C¨¤ritas cuando, bajo el franquismo, C¨¤ritas era una de las instituciones que m¨¢s irritaban a la dictadura. Compa?era de viaje (largo viaje) de comunistas, izquierdistas, socialistas, cristianos de la teolog¨ªa de liberaci¨®n y un largo etc¨¦tera. Con Pep Ribera, de Agermanament (y luego Cidob), Alfonso Com¨ªn y otros como ellos, N¨²ria siempre estaba ah¨ª. El otro d¨ªa reapareci¨® para, como dice un medio de comunicaci¨®n, ¡°darles un tir¨®n de orejas a Puigdemont i a Torra¡±.
Leo asombrado que Torra se afirma partidario de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, dice que tiene curas amigos en la Mina y que est¨¢ a favor de la ¡°iglesia de los pobres¡±, y que Puigdemont da a entender que le colg¨® el tel¨¦fono a monse?or Omella. A Omella no le perdonan (y estos se?ores Puigdemont i Torra tienen muy largo el rencor) que ¡°en todos estos a?os nunca ha hecho nada por los presos pol¨ªticos¡±. Basta de comedia y de trampas de p¨¦simo nivel. A Omella no le perdonan que no sea indepe, que no lo es (como tanta gente en Catalu?a). En realidad, parecen saber, al menos Puigdemont, que desde siempre, en Catalu?a, si tienes la Iglesia contigo, tu fuerza para ir construyendo hegemon¨ªa se centuplica, tu capacidad de influencia alcanza grandes dimensiones. El pujolismo entendi¨® esto muy bien. Entendi¨® tambi¨¦n (Puigdemont y Torra, no) que para que esta simbiosis sea productiva hay que seguir el libreto de la ortodoxia cristiana: dar al C¨¦sar lo que es del C¨¦sar y a Dios lo que es de Dios.
Todo esto pareci¨® entenderlo muy deprisa otro de los presos, el se?or Forn, que public¨® un largo art¨ªculo en La Vanguardia aclarando, como cristiano, que todo era un malentendido, que Puigdemont nunca pretendi¨® atacar al arzobispo Omella, y un largo etc¨¦tera. En realidad lo que Forn, probablemente m¨¢s cristiano que el de Bruselas, sabe, es que contra la Iglesia puedes ir de vez en cuando, puedes intentar marcar territorio en base a la frase citada en el p¨¢rrafo anterior, pero la carrera de fondo siempre la gana la Iglesia. Lleva 2.000 a?os de ventaja en experiencia, en movilizaci¨®n, en ir marcando l¨ªmites al poder pol¨ªtico. No pudo la FAI, de hecho, a medio plazo tampoco pudo el franquismo, ?y Torra cree que amenaza a Omella con un ¡°expediente sancionador¡± por la misa en la Sagrada Fam¨ªlia? Por favor¡
En relaci¨®n a este tema, tomo prestado el concepto al amigo Juliana, que adem¨¢s vivi¨® muchos a?os en Italia como observador de la famosa finezza de la tradici¨®n vaticana: cesarismo en la era digital. Ya no se estudia en Derecho Constitucional el t¨¦rmino cesarismo, que ser¨ªa una forma de liderazgo hiperpersonalizada, con ribetes autoritarios incluso cuando el personaje no ocupe ning¨²n cargo institucional. Se rodea de incondicionales, en su lucha por concentrar poder (en su propio campo) no hace prisioneros, y destila una arrogancia creciente. En lenguaje eclesi¨¢stico lleva escrito en la frente ¡°pecado de soberbia¡±.
Lo cual nos lleva a otro error hist¨®rico de enormes proporciones. Se atribuye a Stalin la arrogante pregunta ¡°?El Vaticano? ?Y cu¨¢ntas divisiones (militares) tiene el Vaticano?¡±. Y claro, qui¨¦n no le re¨ªa la gracia a Stalin¡ Pero visto desde hoy, ?d¨®nde est¨¢ Stalin? ?O Hitler y su Reich, que ten¨ªa que durar mil a?os? ?O Franco, que entraba bajo palio en ciudades conquistadas? Lo que parece no entender Puigdemont (y la gente que lo rodea y aplaude) es que ¨¦l est¨¢ de paso, Torra ya ha pasado, la se?ora Ponsat¨ª puede ir diciendo barbaridades como ¡°de Madrid al cielo¡±¡ Todos ellos pasar¨¢n. Pero la Iglesia, con cardenales como Omella y, mala suerte, otros que nos gustan mucho menos, seguir¨¢, como las dem¨¢s religiones de libro y otras muchas. Por esto, un agn¨®stico como un servidor puede afirmar que, en conciencia, en esta vida ha sido un honor compartir camino con N¨²ria Gispert y con C¨¤ritas. Lo dem¨¢s es an¨¦cdota.
Pere Vilanova es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la Universitat de Barcelona.
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