El islam en los colegios
Las clases de catequesis isl¨¢mica llegan a las escuelas catalanas y, al igual que con el catolicismo, queda en manos de la jerarqu¨ªa la elecci¨®n del profesorado que paga el erario p¨²blico
En plena pandemia ha florecido la libertad de catequesis en las escuelas. Y es que la fe, en una ¨¦poca de turbulencias, se presenta como una roca firme a la que asirse. El caso es que este curso en Catalu?a comenzar¨¢n t¨ªmidamente ¡ªsolo en algunas zonas¡ª las clases de religi¨®n isl¨¢mica. En realidad ser¨¢n de catequesis, pues los profesores ser¨¢n propuestos por el Consejo Isl¨¢mico de Espa?a y pagados por el contribuyente: ya sea cat¨®lico, protestante, jud¨ªo, ateo, agn¨®stico o musulm¨¢n. Igual que los obispos proponen y dan el nihil obstat a los docentes de catolicismo, los imanes har¨¢n lo propio con los de islamismo. No hay pues que sorprenderse. Cuando una religi¨®n de notorio arraigo llega a un acuerdo con el Estado, el gobierno de turno le da un trato similar ¡ªalgo inferior, claro¡ª a la cat¨®lica, que por algo es la verdadera.
En 1992, con mayor¨ªa absoluta del PSOE de Felipe Gonz¨¢lez, el Estado lleg¨® a su primer gran pacto con las entidades musulmanas. Nada que objetar, porque el pluralismo es bueno y sabio y la concurrencia en materia de creencias ¡ªcomo dir¨ªan los buenos liberales¡ª rompe el viejo monopolio del nacional-catolicismo. Lo parad¨®jico es que cierto progresismo intervenga en este mercado de la salvaci¨®n, que lo dope con subvenciones del Estado. Resulta dif¨ªcil entender por qu¨¦ la izquierda realmente existente, cuando llega al poder, exhibe una supina ignorancia sobre c¨®mo abordar el hecho religioso, al que trata con temor reverencial quiz¨¢s por miedo a la condenaci¨®n o a las acusaciones de anatema por parte de sus jerarcas. No sabe o no quiere entrar en c¨®mo abordar en una sociedad democr¨¢tica la ense?anza de la cultura religiosa. Como el monsieur Jourdain de Moli¨¨re imita los modales de la nobleza, en este caso la derecha, acostumbrada al conchabeo con purpurados y mitrados. As¨ª como al personaje de Moli¨¨re no le interesa el arte, a cierta izquierda le sucede lo mismo con el hecho religioso aunque haga como Jourdain y se entregue generosamente a subvencionarla. La derecha espa?ola, de forma natural, sigue cultivando la doctrina de que tener un buen confesor influye en hacer p¨ªo a un gobernante. Seguro que eso es lo que piensa el exministro Jorge Fern¨¢ndez al contar con el cura Silverio Nieto como consejero ¨¢ulico.
La izquierda no sabe o no quiere entrar en abordar, en democracia, la ense?anza de la cultura religiosa
El pecado original de la confusi¨®n mental de cierta izquierda arranca de los acuerdos preconstitucionales entre el Estado espa?ol y la Santa Sede, gracias a los cuales se concedieron una serie de privilegios a la Iglesia Cat¨®lica, cuya jerarqu¨ªa mayoritariamente hab¨ªa vivido durante decenios en un para¨ªso nacional-cat¨®lico con dictadura y pena de muerte. Una religi¨®n, un partido, una naci¨®n. Muchos cristianos y otros tantos ateos de buen coraz¨®n pensaron que, con el advenimiento de la democracia, el poder civil sustituir¨ªa la catequesis por la ense?anza de la cultura religiosa. Nada de esto sucedi¨®. En lugar de erigir una materia que pudiera ser impartida como cualquier otra por un profesor titulado ¡ªindependientemente de su credo musulm¨¢n, cristiano, agn¨®stico, ateo, jud¨ªo o bahai¡ª se opt¨® por dejar en manos del obispo de cada di¨®cesis la elecci¨®n de los docentes, pagados por el erario p¨²blico. En imitaci¨®n de los modos de la derecha, pudo verse a reputados izquierdistas adorando al santo por la peana y pugnando por salir en primera fila en las procesiones. Mientras, buena parte de la jerarqu¨ªa eclesial aseguraba que la izquierda quer¨ªa descristianizar Espa?a con leyes homologables a las de cualquier democracia.
La pol¨¦mica suscitada el pasado mes de julio por la ceremonia civil en memoria de las v¨ªctimas de la covid-19 es ilustrativa de c¨®mo la Espa?a de cerrado y sacrist¨ªa se resiste a perder su mayorazgo.
Ahora las clases de catequesis isl¨¢mica ¡ªya presentes en algunas comunidades aut¨®nomas¡ª llegan a Catalu?a. El problema no es que los minaretes sustituyan a las espada?as como advirti¨® Marta Ferrusola en sus visiones apocal¨ªpticas del fin del mundo. El problema es la ¡°militarizaci¨®n¡± de la asignatura de religi¨®n: que se deje en manos de los jerarcas de cada credo la organizaci¨®n y elecci¨®n del profesorado de una materia que deber¨ªa ayudar a comprender, a valorar y a interpretar culturalmente el legado de las religiones. Por ello urge crear la asignatura.
Este a?o, la Generalitat no ha contratado profesores suficientes para mantener la ratio de 20 alumnos por aula en primaria y de 30 en secundaria, tal como propuso en d¨ªa el conseller de Josep Bargall¨® (ERC). Queda al libre albedr¨ªo erasmista de cada centro ese detalle tan nimio. Pero los imanes est¨¢n de enhorabuena.
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