Junqueras se encadena a Puigdemont
La pol¨ªtica de alianzas de ERC cierra toda posibilidad de formar una mayor¨ªa de izquierdas en el Parlament tras las pr¨®ximas elecciones y prioriza el acuerdo con Junts per Catalunya
Ni los independentistas, ni los dem¨¢s partidos, ni los sondeos sobre intenci¨®n de voto auguran que vaya a haber un cambio de mayor¨ªas en el Parlament en las pr¨®ximas elecciones auton¨®micas. Esquerra Republicana (ERC) aspira a salir de ellas como el primer partido entre los independentistas, sustituyendo a sus divididos aliados de Junts per Catalunya, que concurrir¨¢n dispersos en dos o tres listas: la del PDeCAT de David Bonveh¨ª, la de Carles Puigdemont y la del Partido Nacionalista de Catalu?a de Marta Pascal. Pero los dos principales dirigentes de ERC, su presidente Oriol Junqueras y la secretaria general, Marta Rovira, ya han adelantado que este eventual cambio de primac¨ªa no va a cambiar nada m¨¢s que el reparto de cuotas y cargos entre independentistas.
Por si hubiera dudas, hay un p¨¢rrafo en el op¨²sculo recientemente publicado por ambos dirigentes con el t¨ªtulo Tornarem a v¨¨ncer donde lo exponen con notable claridad y contundencia: ¡°A ERC se le pretende atribuir, con una finalidad claramente electoralista, la intenci¨®n de hacer, despu¨¦s de las pr¨®ximas elecciones, un tripartito ¡ªcon el PSC¡ª en el Gobierno de Catalu?a. Seremos muy claros: Esto no pasar¨¢¡±.
Aunque la fiabilidad de la palabra de Junqueras no es muy alta entre los pol¨ªticos que lo han tratado directamente, de las consideraciones generales que aparecen en el citado op¨²sculo se concluye que la confrontaci¨®n con el PSC ser¨¢ una de sus orientaciones pol¨ªticas firmes para el escenario catal¨¢n. Junqueras considera que el PSC es el adversario a batir, ya sea en las elecciones municipales, al Parlament o a las Cortes, porque ocupa un espacio pol¨ªtico, singularmente en las zonas m¨¢s urbanas de Catalu?a, que ERC tambi¨¦n ambiciona. Esta es la raz¨®n por la cual, explica, las alianzas que ERC ha tejido en los ¨²ltimos a?os han permitido, all¨ª donde depende de su capacidad de decisi¨®n, desbancar al PSC de los gobiernos municipales, comarcales y provinciales.
Es lo que ERC ha hecho en los ayuntamientos de Lleida, Tarragona y Terrassa: alcald¨ªas de ERC con el concurso de Junts per Catalunya, Comunes y CUP para desbancar al PSC. ¡°Esta es una constante desde que los autores de este libro nos hicimos cargo de la direcci¨®n del partido¡±, recuerdan. Y es justamente lo mismo que los socialistas han hecho, aunque de signo contrario, cuando han podido: alianzas para impedir el acceso de ERC a las dos instituciones pol¨ªticas catalanas m¨¢s importantes despu¨¦s de la Generalitat: el Ayuntamiento y la Diputaci¨®n de Barcelona.
La opci¨®n de la ERC de Junqueras es situar siempre en el centro de la agenda pol¨ªtica el derecho de autodeterminaci¨®n y su ejercicio. Ah¨ª radica su insalvable incompatibilidad con los socialistas catalanes. Junqueras y Rovira trazan del PSC un perfil negativo a m¨¢s no poder para un independentista. Es este: ¡°Ha avalado la represi¨®n y la suspensi¨®n de la autonom¨ªa v¨ªa art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n; ha salido a la calle a manifestarse con el PP, Ciudadanos y Vox; no ha movido ni un dedo para acabar con la c¨¢rcel y el exilio a pesar de formar parte del Gobierno del Estado; se niega a admitir una soluci¨®n democr¨¢tica del conflicto basada en el voto de los catalanes y, junto con el PSOE y otros partidos del r¨¦gimen, ejercen como dique de contenci¨®n de una monarqu¨ªa corrupta y agresiva con Catalu?a¡±.
Una de las consecuencias de esta pol¨ªtica de Junqueras y Rovira es que ERC queda prisionera de la derecha nacionalista. Y, en particular, de su fracci¨®n m¨¢s irredenta, que ahora encabeza Carles Puigdemont. Para este es un buen escenario. Hasta el punto de que es poco relevante cu¨¢l de los dos partidos sea el primero del bloque independentista. La cuesti¨®n es que la derecha ex convergente pueda seguir instalada en las posiciones de poder conquistadas desde 1980.
Para el conjunto de la izquierda, en cambio, es un panorama muy negativo que la aboca a la impotencia. Sin poder sumar a ERC resulta imposible que las otras fuerzas catalanas de izquierda alcancen la mayor¨ªa en el Parlament. Aunque lo cierto es que no se trata de una novedad. Eso fue ya lo que ocurri¨® durante m¨¢s de dos d¨¦cadas largas, a partir de 1980. Lo que ha vuelto con Junqueras es la ERC de Heribert Barrera, la que puso la alfombra y los esca?os para que la Converg¨¨ncia de Jordi Pujol inaugurara sus 23 a?os seguidos al frente de la Generalitat. Y adem¨¢s, con el mismo argumento de fondo, profundamente divisivo: los socialistas son autonomistas y/o espa?oles y/o espa?olistas.
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