?Con qui¨¦n est¨¢ el PSC?
Los socialistas pierden votos en las auton¨®micas desde hace veinte a?os. Y, pese a ello, se empe?an en seguir nadando en la ambig¨¹edad, practican una pol¨ªtica de cortas miras, sin poner los faros largos
Miquel Iceta ha dicho recientemente: ¡°Hay que romper la pol¨ªtica de bloques¡±. De acuerdo, si ello fuera posible. Pero ?a qu¨¦ bloques se refiere Iceta? Solo a dos: separatistas y unionistas. ?Se rompen estos bloques saltando constantemente del uno al otro, sin dejar claro d¨®nde se est¨¢, tal como hace el PSC? ?Se defienden principios o puestos de trabajo? ?Hay mera t¨¢ctica sin estrategia, tal como parece? ?Solo regate corto sin juego en profundidad?
Se han cumplido tres a?os de la famosa manifestaci¨®n unionista del 8 de octubre de 2017: all¨ª no estuvo Iceta. Supongo esperaba a ver cu¨¢ntos eran, si su clientela de votantes la considerar¨ªa cosa de fachas o se echar¨ªan decididos a la calle. Comprob¨® que se echaron a la calle y se dispuso a encabezar la siguiente manifestaci¨®n, la de finales de octubre. Pero ya era tarde, no val¨ªa, eso no lo hace nunca un aut¨¦ntico l¨ªder, es decir, un pol¨ªtico con la autoridad suficiente como para que sus partidarios conf¨ªen en ¨¦l y le sigan, no que sea ¨¦l quien espere sentado para ver qu¨¦ hacen sus partidarios.
Por eso, al cabo de dos meses, tuvo una amarga derrota en las elecciones auton¨®micas de diciembre y Ciudadanos, con In¨¦s Arrimadas al frente, fue el partido m¨¢s votado y con m¨¢s esca?os en el Parlament. Votos y esca?os obtenidos sobre todo, rep¨¢rese en ello, en los feudos habituales del PSC, es decir, en los barrios perif¨¦ricos de las ciudades catalanas, esa m¨¢s de media Catalu?a que ha sido, es y ser¨¢ unionista, que cree que los gobiernos est¨¢n para fomentar la convivencia y no para destruirla, que se desentiende de falsos problemas identitarios y que solo pretende que los pol¨ªticos le ayuden a prosperar, que sus hijos tengan mejores perspectivas que ellos, tal como seguramente ellos tuvieron mejores perspectivas respecto a sus padres.
El PSC tuvo que conformarse entonces con un voto que tambi¨¦n le es habitual, el de esa mesocracia catalana contraria a separarse de Espa?a porque lo consideran una imprudencia que puede costarles muy cara en su vida personal, pero que, en alg¨²n rinc¨®n de su corazoncito, tienen el ¨ªntimo convencimiento de que realmente los catalanes son muy distintos ¡ªy superiores, aunque no se atrevan a confesarlo, ni siquiera a s¨ª mismos¡ª al resto de espa?oles.
En esta posici¨®n se sigue situando hoy el PSC, en buena parte ya fue as¨ª en las primeras d¨¦cadas de la democracia, cuando siempre perd¨ªan frente a Jordi Pujol en las elecciones auton¨®micas, pero Felipe Gonz¨¢lez les sacaba las casta?as del fuego en las generales. Pero sobre todo ha sido as¨ª desde los funestos tiempos del tripartito de Maragall y Montilla, la extra?a pareja, cuando el catalanismo pujolista empez¨® a pasar de la autonom¨ªa a la independencia, en buena parte por culpa de los socialistas, por su errado empe?o en aprobar un nuevo Estatuto, que se ha demostrado in¨²til, para pretender granjearse el favor de los partidos nacionalistas con unas consecuencias que, a la vista est¨¢n, han resultado radicalmente contrarias a este objetivo: desde hace ocho a?os el catalanismo separatista es m¨¢s fuerte que nunca y si en determinados momentos busca el apoyo del PSC es para tomarle el pelo.
Con esta t¨¢ctica sin estrategia, los socialistas van sorteando la situaci¨®n, ocupando cargos en los distintos niveles pol¨ªticos y administrativos para contentar a los miembros de su aparato y de su clientela, pero en las auton¨®micas pierden votos desde hace veinte a?os. Esa es la realidad. Y, a pesar de ello, se empe?an en seguir nadando en la ambig¨¹edad, practican una t¨ªmida pol¨ªtica de cortas miras, sin poner nunca los faros largos. Dan prueba de su visible ineficacia junto a Colau en el Ayuntamiento de Barcelona, se acercan disimuladamente a ERC, que les trata con desde?o, contribuyen a socavar el sistema constitucional ali¨¢ndose, a la vista de todos, con los partidos populistas e independentistas. No le hacen ascos a podemitas ni a independentistas, solo desprecian a los unionistas, ni pensar en colaborar con ellos para formar un frente com¨²n en cuestiones b¨¢sicas.
No es cierto, como dice Iceta, que ellos sean partidarios de ¡°romper con la pol¨ªtica de bloques¡±. Para nada es cierto. ?Con quien est¨¢ el PSC? Con un bloque, el de los separatistas y populistas, son sus colaboradores necesarios, ser¨ªan mucho m¨¢s d¨¦biles sin el apoyo socialista.
Francesc de Carreras es catedr¨¢tico de Derecho constitucional.
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