En la estela del caos
Renovar las instituciones y hacer evolucionar la democracia hacia una mayor capacidad inclusiva, antes que el autoritarismo se imponga sin que nadie sepa c¨®mo, es una obligaci¨®n de todos. Tambi¨¦n de Espa?a
¡°Trump puede sentirse ganador por seguir en pie contra todos¡±, ha dicho Santiago Abascal, con el tono militar que lo caracteriza: firmes frente al enemigo. Se agradece que Vox rompa el pudor que el resto de la derecha y su entorno medi¨¢tico han aplicado a la hora de hablar de Trump, porque sirve para recordarnos que el desvar¨ªo trumpista no nos es ajeno y que, por tanto, es conveniente estar en guardia. Como ha escrito Wendy Brown, ¡°lo m¨¢s inteligente que el partido republicano y sus medios afines han hecho para compensar las exhibiciones de Trump ha sido etiquetar a los dem¨®cratas como socialistas e identificar a Trump con la libertad. La libertad de resistir a los protocolos de covid, de bajar los impuestos de los ricos, de ampliar el poder y los derechos de las empresas, de tratar de destruir lo que queda de un Estado social. Esta versi¨®n de la libertad impregnaba ya toda la cultura antigubernamental y antidemocr¨¢tica neoliberal, todo lo que ten¨ªa que hacer el partido republicano era consolidarla¡±. Y esto es exactamente lo que viene haciendo no solo Vox sino tambi¨¦n el PP frente al gobierno de coalici¨®n de Pedro S¨¢nchez. Y si el partido republicano se ha entregado a Trump a favor de la causa mayor descrita por Brown, ?hay alguna raz¨®n para pensar que el PP no acabe siguiendo el mismo camino?
Si el partido republicano se ha entregado a Trump, ?hay razones para pensar que el PP no siga el mismo camino?
El trumpismo es una forma histri¨®nica de despotismo que se aleja de las pautas del autoritarismo convencional y que funda su poder en la arbitrariedad, en el desprecio por las instituciones y por las convenciones establecidas en la pr¨¢ctica democr¨¢tica y en un ego herido que vive permanentemente en estado de venganza. El trumpismo no sobrevivir¨¢ a Trump porque el personaje es irrepetible: su marca no es transferible. Sin la Casa Blanca ¡ªque tantas veces ha profanado utiliz¨¢ndola en estricto beneficio personal¡ª no le queda mucho m¨¢s que el grito. Y el grito sin peana se lo lleva el viento. Pero el partido republicano seguir¨¢ la batalla que ha librado durante cuatro a?os parapet¨¢ndose detr¨¢s de Trump, explotando el resentimiento de la ciudadan¨ªa.
Trump les ha mostrado el camino: una tarea de colonizaci¨®n de amplios sectores de la sociedad que se sienten abandonados y despreciados por unas ¨¦lites pol¨ªticas lejanas. Trump les ha regalado sus o¨ªdos con promesas por vanas que fueran, les ha dado reconocimiento dirigi¨¦ndose directamente a ellos y los ha movilizado con un lenguaje de confrontaci¨®n arraigado en un pa¨ªs que sigue sin superar sus traumas fundacionales. Con o sin Trump, los que viven con furia la condici¨®n de perdedores de la llamada cuarta revoluci¨®n industrial seguir¨¢n all¨ª, y el partido republicano tratar¨¢ de seguir encuadr¨¢ndolos con la creciente complicidad de sectores econ¨®micos a los que el caos y el desorden trumpiano (en la onda de uno de sus mitos ideol¨®gicos: la desregulaci¨®n, es decir, el s¨¢lvese quien pueda) les va como anillo al dedo para hacer sus faenas mientras la gente expresa su irritaci¨®n.
Desde Am¨¦rica llega un aviso: Trump ha ganado m¨¢s de diez millones de votos despu¨¦s de cuatro a?os de caos
Haciendo de la necesidad virtud algunos celebran la movilizaci¨®n masiva a favor de Joe Biden para salvar el sistema, pero no neguemos la realidad: tambi¨¦n ha sido masiva la movilizaci¨®n a favor de Trump, que despu¨¦s de cuatro a?os de caos ha ganado m¨¢s de diez millones de votos. El aviso que llega de Am¨¦rica se sintetiza en dos preguntas: ?Hay lugar para la democracia liberal en una sociedad fracturada por la cuarta revoluci¨®n industrial? ?La radicalizaci¨®n de una parte de la derecha es la pasarela que conduce al autoritarismo postdemocr¨¢tico?
No podemos despreciar el aviso: atenci¨®n a los que cabalgan sobre la incertidumbre prometiendo caramelos a la ciudadan¨ªa ¡ªsiempre con regusto patri¨®tico y con los aditamentos de la xenofobia, del racismo visceral, del odio a feministas y ecologistas¡ª para encuadrarla sin miramientos, desafiando los usos democr¨¢ticos, en la lucha contra el enemigo. Cuando la sociedad se fractura y los puentes (y los usos no escritos del fair play democr¨¢tico) saltan por los aires es se?al inequ¨ªvoca de que la democracia est¨¢ enferma. Hay una interpretaci¨®n conservadora que hace de las instituciones un tab¨². Pero como se est¨¢ viendo en los Estados Unidos esto tiene un l¨ªmite. Y el modelo electoral americano es ahora mismo puro anacronismo. Renovar las instituciones y hacer evolucionar la democracia hacia una mayor capacidad inclusiva, antes que la v¨ªa del autoritarismo se imponga sin que nadie sepa c¨®mo, ha sido y es una obligaci¨®n que concierne a todos. Tambi¨¦n a Espa?a.
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