La m¨²sica protestar¨¢ en la red por la cat¨¢strofe de las salas
Un concierto en ¡®streaming¡¯ el pr¨®ximo mi¨¦rcoles apelar¨¢ a las administraciones
Artistas como Nick Lowe, New York Dolls, Peter Doherty, Manu Chao, The Wedding Present, Mujeres o Sidonie tocan sobre el escenario de una sala. Tras cada fragmento de actuaci¨®n, apenas una r¨¢faga, aparece personal de la misma, en silencio absoluto, sosteniendo un cartel con su ocupaci¨®n: responsables de barras, personal de contrataci¨®n, seguridad, t¨¦cnicos de sonido, dise?o, disc-jockeys y producci¨®n entre otros. No, la m¨²sica en directo no s¨®lo son artistas, tambi¨¦n personajes an¨®nimos que llevan meses sin ver un duro, algunos de ellos en un ERTE del que todav¨ªa no han cobrado y con la esperanza diluida en un futuro cada vez m¨¢s desdibujado por el color negro.
Con este v¨ªdeo que ya circula por las redes, la sala Sidecar de Barcelona se ha unido a la campa?a ?El ?ltimo Concierto?, una iniciativa de ASSAC (Associaci¨® de Sales de Concerts de Catalunya) a la que se ha sumado su alter ego a escala nacional, ACCES, as¨ª como las asociaciones correspondientes de Euskadi, Arag¨®n y Madrid. El d¨ªa 18 a las 20:00h se realizar¨¢ un concierto en streaming (www.elultimoconcierto.com), en realidad tantos conciertos como salas adheridas a la iniciativa, un total de 108 repartidas por toda Espa?a, para reclamar soluciones a una administraci¨®n que de momento, indican los organizadores, se ha puesto de perfil y desoye el clamor de un colectivo que ha visto cancelados 25.000 conciertos, emplea a unos 5.000 trabajadores directos, se reivindica como cultura y calcula perder¨¢ unos 120 millones de euros a finales de a?o.
Que la m¨²sica est¨¦ esculpida en nuestras neuronas como parte de la vida no ha movido a que la supervivencia de las salas, lugar donde las canciones levantan el vuelo, se haya abordado de manera integral. Es m¨¢s, seg¨²n indican en el manifiesto los organizadores del acto ¡°el grado de incidencia de la pandemia en la actividad de este sector es de los m¨¢s elevados, algo que se contradice con la falta de interlocuci¨®n con las administraciones y con la casi inexistente ayuda que recibe para tratar de paliar estos efectos¡±. En el mismo comunicado se asegura que buena parte de las salas no podr¨¢n sobrevivir m¨¢s all¨¢ de 2020 ¡ªSidecar, siendo una sala peque?a, tiene unos gastos mensuales de unos 23.000 euros¡ª y se solicita de la administraci¨®n ¡°la hibernaci¨®n de los gastos y un sistema de compensaciones econ¨®micas proporcionales al grado de afectaci¨®n¡±. Entre tanto, y mientras llegan las soluciones, se teme en el sector que teatros y cines acaben suplantando el papel de las salas, lo que ya certificar¨ªa su defunci¨®n.
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